COMIDA NATURISTA

Cada vez son más los juninenses que eligen una alimentación saludable

Almacenes de productos orgánicos, viandas saludables y restaurantes con opciones vegetarianas son cada vez más comunes en nuestra ciudad. La opción de comer sano para mejorar la salud y consumir productos que no dañen el medioambiente.

Al momento de elegir qué comer diariamente, son varios los juninenses que comenzaron a priorizar su salud por recomendación médica, o simplemente por incorporar un estilo de vida en donde la alimentación se convierte en uno de los ejes principales para lograr un bienestar a largo plazo.
Están quienes eligen ser vegetarianos o veganos como un estilo de vida, y quienes deciden incorporar alimentos naturales que suplanten a los procesados producidos industrialmente.
Los comercios que ofrecen comida saludable, vegetariana y orgánica han proliferado en los últimos años junto con la demanda de las personas de alimentos que mejoren la calidad de vida.
En diálogo con Democracia, Mariano Gentilussi, de “Cultivarte” Almacén Orgánico y Agustina Suárez, que realiza viandas saludables, cuentan cómo ha crecido la demanda de productos sanos y orgánicos. Destacan que se está incrementando la conciencia de las personas sobre su alimentación, pero que aún hace falta mucha información y difusión para lograr cambios a favor de la salud.
Mariano Gentilussi, de “Cultivarte”, licenciado en Economía y Administración Agropecuaria por la Universidad de Buenos Aires (UBA), relata que en su formación universitaria le enseñaron a producir alimentos de forma industrial -con el uso de agroquímicos y pesticidas- “como si fuera la única manera de hacer las cosas, lo orgánico, casi ni existía”.
Después de trabajar durante años en pools de siembra, comenzó a cuestionarse y a plantearse la posibilidad de realizar un emprendimiento productivo que sea amigable con el medioambiente. “Pensé en hacer un emprendimiento vinculado a la producción, y comencé con la producción de gírgolas, hicimos un análisis de estos hongos comestibles y vimos que funcionaba muy bien como sustituto de la carne, ya que aporta muchas proteínas, no tiene ningún residual tóxico, no contamina, y sobre todo tiene un impacto muy positivo en la salud”, explica Mariano.
Hace tres años comenzó vendiendo por Facebook las gírgolas, frutas y verduras orgánicas y en base a la demanda de la gente decidió abrir “Cultivarte”, un almacén que ofrece desde frutas, verduras, aceites, galletitas, budines, hamburguesas vegetarianas, alfajores, condimentos, yerba, entre muchos otros productos, todos de origen orgánico.
“El perfil de nuestros clientes son mujeres, un 80% mujeres y un 20% hombres. Nuestros clientes son familias, y las mujeres deciden y planifican qué es lo que van a comer. Hay muchísima gente que ha tomado conciencia de lo que significa una alimentación saludable. Hay otras que se acercan por curiosidad y que después se terminan enganchando y también otras que están afrontando alguna enfermedad y buscan respuestas mediante la alimentación como una solución a largo plazo que mejore su calidad de vida. Tenemos muchísimos clientes que son vegetarianos o veganos y otros que están buscando de a poco dejar de consumir alimentos procesados y reemplazarlos por otros naturales”, detalla Mariano en relación a las diferentes motivaciones que están surgiendo entre los juninenses para cambiar su alimentación.

¿Qué comemos cuando comemos?
Actualmente el acceso a la información disponible en medios de comunicación, redes sociales, entre otros, ha posibilitado que las personas se cuestionen qué contienen los alimentos que consumen y cómo fueron fabricados.
Así como hace algunos años las tabacaleras tuvieron que poner por ley que “fumar es perjudicial para la salud”, está surgiendo una tendencia para exigirles a las industrias alimenticias que sean más claros en cuanto a los componentes de sus productos, si bien en las etiquetas está todo detallado, muy pocos la pueden descifrar y otra cantidad ínfima entiende lo que lee.
“Lo que estamos viendo ahora es que están surgiendo muchas enfermedades nuevas, como la celiaquía, si te ponés a pensar la gente antes no tenía esos problemas. Entonces es válido preguntarse qué estamos comiendo cuando compramos alimentos procesados, son cosas que en el día a día no se ven pero repercuten en la salud de manera considerable. El problema, creo yo, está en el sistema productivo, hoy en día, por ejemplo, en la cría de gallinas si se enferma una le dan antibiótico a todas, antes las gallinas comían pasto y bichitos, y ahora le dan maíz y a su vez, aditivos para que la yema de huevo sea más amarilla. Si la gente supiera cómo se producen ciertos alimentos dejaría de comerlos. La gente se ha alejado mucho de la idea de producir sus propios alimentos, hay una barrera de comunicación”, afirma Mariano Gentilussi.
Asimismo, Mariano destaca que la información y la educación son la vía indicada para lograr los cambios en los consumidores, “Hacemos charlas y siempre traemos personas que enseñen a cocinar para que le den algunos tips, la idea es lograr un consumidor que sepa lo que come y por qué lo elige. Buscamos calidad de vida. Es una cuestión de educación, creo que el resultado de esto lo veremos dentro de 15 ó 20 años, pero queremos aportar nuestro conocimiento. Por eso cada vez que vendemos un producto tratamos de brindar información, es nuestra manera de aportar a que algo cambie”.

Salud y medio ambiente
“En Junín ya conocíamos a mucha gente que consumía productos orgánicos, pero no había un proyecto que tenga un enfoque de este tipo de alimentos para que la gente pueda acercarse, conocer y consumirlos”, explica Mariano.
Sin embargo, cuenta que aún es complicado producir en Junín debido a que es una zona en donde se cultiva principalmente soja y maíz mediante el uso de agroquímicos que dificultan la certificación orgánica. “En Junín es muy difícil producir orgánico porque es complicada la certificación, puede haber contaminación cruzada, hay todo un marco legal que es muy estricto. De todas maneras nosotros tratamos de incentivar la producción local y hay varias personas que cultivan de manera orgánica aunque no puedan obtener la certificación”.
En general, se asocia a los alimentos orgánicos con la cualidad de ser buenos para la salud, pero detrás de su producción, se ignora el impacto “personal y social” que trae aparejado.  “Detrás de lo orgánico existe una visión holística, beneficia tanto a quienes lo consumen como al medioambiente. La producción orgánica, además de ser saludable, tiene un beneficio ambiental que muchas veces pasa desapercibido. Un producto orgánico significa que no se contaminó, que se cuidaron los recursos, que no hubo agroquímicos, lo que hace que no tenga impacto residual en quienes lo consumen, entre muchos otros beneficios”, señala Gentilussi.

Cocina saludable

“La cocina la tomo a conciencia, gracias a mi formación, aprendí mucho de planificación, de nutrición, pienso mucho en pos de la persona que va a consumir mis productos”, explica Agustina Suárez, quien realiza viandas saludables a pedido.
Agustina estudió cocina en Buenos Aires en la Escuela Superior de Hotelería y a lo largo de su trayectoria incorporó los preceptos y métodos básicos de la cocina sana. Trabajó en un hotel de la cadena Marrito, en Estados Unidos, en el Four Seasons de Buenos Aires y en otros locales gastronómicos de El Chaltén y Villa Gesell.
Hace unos años regresó a Junín y se dedica a preparar viandas saludables y dar clases de cocina saludable en la Escuela de Cocina Edeca.
“Trato de planear día a día en base a los productos que voy consiguiendo, me gusta trabajar con productos de calidad, de estación y frescos. No hago un millón de viandas, para mí es más importante la calidad que la cantidad, más allá de que esto es un trabajo, a mí me da satisfacción que el cliente quede satisfecho y ofrecerle un producto acorde a sus necesidades nutricionales”, explica Agustina.
“La mayoría de mis clientes son mujeres que quieren por diversos motivos elegir una vida más sana, mientras los hombres se acercan porque tienen algún problema de salud específico como hipertensión, diabetes, etc. Trato de adaptarme siempre a las necesidades de mis clientes, de manera personalizada en cuanto a qué les gusta y también en base a las necesidades que tenga cada uno”, indica.

Saludable no significa “light”
“Hay que fomentar mucho que la gente tome conciencia de lo que consume. Siempre cuando doy clases, o también dando consejos en Facebook, busco que la gente se informe para lograr cambiar los hábitos de alimentación”, cuenta.
“La gente asocia lo “verde” con lo light, es una cuestión de marketing, pero no se percata que quizás esa comida tiene un millón de conservantes y muchísimas calorías. Por ejemplo, los panes de salvado que comprás en el supermercado duran 30 días, ¿alguien se pone a pensar qué contienen?”, se cuestiona Agustina en relación a la necesidad de la concientización y la información a la que deberían acceder las personas.
“La primera clase del curso que doy consiste en hacer una hamburguesa con papa, un pan sin gluten y una mayonesa de zanahoria. Transformo una comida “chatarra” en algo saludable y riquísimo. La mayoría de las personas quieren comer saludable y se encierran en una ensalada, lo que yo quiero mostrar es que existen muchísimas alternativas sin que deje de ser una comida rica, hace falta muchísima información y educación”, sostiene Suárez.