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GENERAL VIAMONTE

La avenida San Martín vibró con un nuevo festejo popular

Miles de personas se dieron cita a las dos primeras de las seis noches previstas en esta nueva edición de “La Capital de la Alegría”. Comparsas, batucadas, murga, carrozas, atracciones mecánicas, cabezudos y todos los personajes de una fiesta sin igual.

“Ha llegado el Carnaval a esta hermosa ciudad, todo se viste de fiesta y de felicidad…” reza la letra de un tema de Banda Sergio.
Y efectivamente es así, porque cuando llega el Carnaval, Los Toldos parece vestirse de fiesta.
Porque cada uno de nosotros y de los que nos visitan, se llegan a la Avenida San Martín predispuestos a pasar dos o tres horas de diversión y sano entretenimiento. En familia, con amigos o solos, cada uno de quienes eligen los corsos toldenses, tiene como expectativa pasarla bien.
Por eso, Los Toldos es la Capital de la Alegría. Habrá otros corsos más famosos en la provincia, llámense Lincoln, llámense 25 de Mayo. Pero acá la gente se divierte distinto. Como si, por estas semanas, todos nos pondríamos de acuerdo para juntarnos, más allá de las atracciones, a hacer juntos una fiesta que se basa en lo estrictamente popular.
Hay que reconocer que nos falta un poco desde lo organizativo, pero también es destacable que una comisión que tuvo un mes y pico de trabajo (la anterior renunció), haya logrado un espectáculo por encima de la media. No quizá como las mejores épocas, pero con muchísimas atracciones y también con muy buena organización. Es que desde la Dirección de Cultura y la flamante Comisión se trabajó “a destajo” para lograr en 40 días lo que debiera planificarse en siete u ocho meses.
En fin, en las dos primeras noches se pudo ver un espectáculo gratuito, al aire libre, en donde el clima acompañó y donde también los participantes, los artesanos que son el alma y el corazón del carnaval, pusieron todo de sí para hacernos divertir y disfrutar.
Así fue que, pasadas las 22 horas del sábado, comenzaron a transitar por nuestra arteria principal las comparsas, con los nervios propios de sus integrantes y flamantes trajes, cosa que rápidamente se esfuma y da paso al show que por meses vienen preparando, para deleite de los presentes. También las carrozas y cabezudos iniciaron su periplo mostrando trabajos de horas y horas de taller, con técnicas artesanales en cartapesta, detalles de pintura, soldaduras, mecanismos de movimiento y mucho de pasión.
Personajes con distintos atuendos, disfraces, caretas y lo que ello aporta a la incertidumbre de los grandes y el temor de los pequeños.
La legendaria “Catinga” en versión 2018, con viejos y nuevos integrantes que despertaron risas, intrigas y momentos desopilantes.
Y también la música, de parte de artistas locales, que aportaron al evento su momento cultural.
El domingo también fue una fiesta. A todo lo mencionado se sumó la murga “Desgarbados de la Garufa”, quienes después de varios años sin participar volvieron a sumarse para coronar una noche increíble, brindando un espectáculo que todos aplaudieron hasta dejar rojas las manos.
Por todo eso y mucho más, no hay otra fiesta que nos iguale, ni acá ni en otro lugar. Nuestro carnaval es único. Y si le sumamos la presencia de nuestra gente aplaudiendo y acompañando a quienes entregan todo, desde la pasista de una comparsa hasta quien maneja los movimientos debajo de una carroza, esta fiesta será más enorme aún. Quedan aun cuatro noches para demostrar que somos “La Capital de la Alegría”. Y si lo somos es principalmente por nosotros mismos, que año tras año y casi como un ritual sagrado, nos congregamos en la “San Martín” predispuestos a pasar dos o tres horas de diversión y sano entretenimiento.

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