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APASIONANTE

La experiencia de un joven toldense que viajó a la Antártida

“Lucho” Perri relata lo que vivió durante tres meses, viajando y conociendo el llamado 'continente blanco’

¿Quién no ha soñado con atravesar las frías aguas del Atlántico y llegar hasta el 'continente blanco'? “Lucho” Perri fue uno de los que cumplió con esa misión. Por su trabajo en la marina, viajó hacia el sur y pudo tomar contacto con la gente que hace patria en las bases que Argentina posee allí.
Al regreso le pedimos que nos cuente sus vivencias y esto relató: “Mi experiencia en el continente blanco pude lograrla gracias a mi trabajo y desempeño en la Fuerza, la cual fue algo impactante tanto para mí como para mi familia, ya que el 22 de diciembre del año pasado embarqué junto a compañeros y biólogos en esta misión que se extendería hasta el 6 de marzo de este año. Como dije anteriormente, a nivel personal fue impactante por el hecho de que era mi primera navegación con mi orientación -que es navegación y la realice en la Escuela Superior, en la ciudad de Olivos-, y no una navegación de instrucción como las que había realizado anteriormente. Zarpamos el 22 de Diciembre del año anterior de Puerto Buenos Aires hacia el Puerto de Ushuaia, al cual arribamos en la tarde del 30 de ese mismo mes y allí permanecimos durante unos días esperando a que las condiciones hidrometeorológicas nos sean favorables para realizar el cruce con la mayor seguridad posible.
Ya para el 14 de Enero arribamos a la Antártida, ese día fue impactante, debido a que nos recibe con una nevada sutil y temperaturas cercanas a los 0° C, con vientos que superan los 50 Nudos (casi 100 km/h) por momentos, debido a que los polos tienen sistemas de altas presiones, pero lo más impresionante de todo es que al estar el sol en el hemisferio sur, durante la época en la que permanecimos allá, no hay casi noche, y por ende casi en todo momento es de día, digo “casi” porque entre las 00 horas y las 02 aproximadamente el cielo se muestra como un atardecer. La vista que se aprecia es fascinante, las aguas son tranquilas, de un color azul intenso y muy frías (-2° C), las cadenas montañosas cubiertas de hielo ofrecen un color blanco intenso y brilloso, y una superficie resquebrajada muy particular propia del deshielo provocado por la estación del año en la que nosotros arribamos, lo cual muchas veces se puede escuchar su rompimiento y su sonido es similar al de un trueno, y posteriormente se observan los hielos desprendidos navegando a la deriva por las aguas los cuales pueden ser de dimensiones pequeñas o muchos más grandes (llegando hasta los 10 km de dimensión aproximadamente). En cuanto a la fauna marina que se encuentra es variada, los que se observan principalmente son ballenas francas australes, delfines australes, pingüinos de diferentes tipos, y lo que hace a la flora, principalmente se conforma de musgo.
Según las charlas y el intercambio de experiencias con personal que permanece durante un año allá en Antártida, la vida se conforma de una variedad muy amplia de estudios acerca de fauna y flora reinante en Antártida. Las bases que tuvimos la oportunidad de conocer fueron Base Primavera, Carlini y Brown, todas ellas Argentinas, y ya hacia los últimos días estuvimos en las Islas Shetland del Sur, además de observar bases de distintos países como España o Chile que se encontraban en cercanías de algunas de estas bases Argentinas.
La experiencia verdaderamente fue muy buena, tanto a nivel profesional como personal por el hecho de haber conocido y permanecido en Antártida y algunas de nuestras bases, lo cual se lo debo principalmente a la Prefectura Naval Argentina, lo que me genera mucho orgullo pertenecer a ella.”

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