FEMICIDIO Y CONMOCIÓN

“La generación de Úrsula se anima a denunciar y no le tiene temor al uniforme”

La licenciada en Psicología Lilia Salomé Zucaro, miembro del equipo de Atención Primaria de Salud en Rojas, dialogó con Democracia y ofreció su mirada sobre el asesinato que consternó a la sociedad y que generó la pregunta: ¿Quién nos cuida de quienes nos cuidan?

El femicidio de Úrsula Bahillo (18) en la ciudad de Rojas generó conmoción social, no solo por la corta edad de la víctima y su muerte violenta, sino porque ella, con el apoyo de su familia, luego de sufrir violencia de género en reiteradas oportunidades, había utilizado todos los recursos que tenía a disposición para protegerse del agresor: denuncias policiales, causas judiciales, restricciones perimetrales, exposición de su caso en las redes sociales. Pese a los permanentes pedidos de ayuda de Úrsula, su expareja, el efectivo de la Policía Bonaerense Matías Martínez, terminó con su vida con quince puñaladas. A raíz del femicidio, se desató una pueblada en Rojas, con jóvenes enfrentándose con la Policía bajo una pregunta que, además, motivó una masiva marcha en pedido de justica: ¿Quién nos cuida de quienes nos cuidan?


En diálogo con Democracia, la Lic. en Psicología Lilia Salomé Zucaro (MP 10.667) pidió justicia por la muerte de Úrsula y compartió su mirada sobre el caso. Indicó que “el femicidio de Úrsula refleja las fallas en el sistema, es un llamado urgente para que todos los profesionales de la salud repensemos nuestro trabajo, sobre todo debemos acompañar a las víctimas de violencia de género en sus denuncias; cada vez que aparecen casos con indicadores de riesgo, estar atentos para acompañar y exigir que cada parte del sistema se haga cargo de su rol”, y agregó: “Me parece que nuestro trabajo, también, es empezar a hacer más promoción y prevención sobre estos temas, si bien lo hacemos, este año con la pandemia fue distinto. Muchas veces la escuela funciona como lugar de sostén y de alerta sobre estas situaciones y eso no estuvo. Nuestro trabajo también es aumentar la autoestima de la mujer, que son muy vulnerables ante este tipo de situaciones. Si bien se empiezan a ver cambios en la sociedad, todavía hay estructuras con autoestima baja para enfrentar estas situaciones. Cuando empezamos a ver indicadores de riesgo, ahí ya está el problema y significa que algo va a pasar, no hay que esperar a que pase. Ahí es donde hay que fortalecer, hacer la denuncia, acompañar y exigir que cumplan con sus funciones. En Rojas estamos repensando esto y es lo que el pueblo está pidiendo: justicia para que esto no vuelva a pasar”.


“Úrsula utilizó todos los recursos que tenía a su disposición, por eso hay que exigirle al sistema que se haga responsable de su rol y, dentro de nuestro trabajo en Salud, tenemos que acompañar a la víctima a que esto se haga. Este caso sensibilizó mucho porque ella hizo todas las cosas que pudo hacer y del otro lado no hubo respuesta”, puntualizó la Lic. en Psicología Lilia Salomé Zucaro.

“La generación de Úrsula se anima a denunciar”

Consultada por el accionar de Úrsula Bahillo y su familia respecto de hacer las denuncias correspondientes por violencia de género e, incluso, exponerlo en las redes sociales como claro mensaje de pedido de ayuda, Zucaro dijo a este diario que “hoy por hoy, si bien todavía hay estructuras que no se terminan de romper, las personas de la edad de Úrsula ya tienen una mirada distinta, ya se animan; es una generación que no le tiene miedo a los uniformes, en otro momento, hace diez años atrás, o treinta, no existía la idea de hacer la denuncia, en general. Yo tengo 46 años, cuando tenía 20 ni se me ocurría y estas situaciones de violencia existen hace muchísimo tiempo, no tengo estadísticas pero la mayor parte de las mujeres lo vivieron y recién ahora lo están empezando a registrar, mujeres jóvenes de la generación de Úrsula.  Es una generación que empieza a romper con el silencio y hacen la denuncia”. 


Por otro lado, Lilia Zucaro dijo que “hoy las redes sociales son un lugar de denuncia. Cuando vas a una institución y no te escuchan, otra posibilidad es la prensa y, hoy por hoy, la prensa son las redes sociales. Hacen el descargo en las redes, buscando justicia”.

“Este caso va a generar muchas preguntas” 

Teniendo en cuenta que el femicidio de Úrsula puso en evidencia, una vez más, las fallas irreparables y la falta de contención a las víctimas de violencia de género, Lilia Zucaro consideró: “Creo que este caso va a generar muchas preguntas, los profesionales de la salud lo estamos haciendo desde hace un tiempo y esas preguntas se van a empezar a visibilizar, una de ellas es pensar en la Comisaría de la Mujer, que no tendría que existir; entendemos que el sistema buscó un recurso frente a la problemática, y está bien, pero no deberían existir directamente. Hay muchas preguntas en relación con redoblar nuestro trabajo, herramientas como perimetrales y botones antipánico que no están funcionando, hay que pensar otras porque, evidentemente, esas fallan. La implementación de esas herramientas es lo que falla”.

Furia y estallido social 
“En la sociedad apareció esta pregunta de quién nos cuida de los que nos cuidan y yo pienso también en preguntarnos quién cuida a los que nos cuidan, es toda una situación de desprotección que se generó con este acontecimiento y se visibilizó el lunes pasado por la noche, con la gente en la calle”, analizó Lilia y agregó que “la gente reaccionó frente a la injusticia, principalmente los jóvenes. Los adultos acompañaron pero la iniciativa fue de los jóvenes porque se está empezando a cambiar la posición sumisa frente a las autoridades, ahora registran que quienes deberían cuidarnos no lo están haciendo y entonces se pierde el temor al uniforme; así es que vemos a chicos de 20 años enfrentando a la Policía. Justamente porque se dan cuenta de que no nos están cuidando y ese fue el reclamo general de la marcha”.