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Analía Guilera trabajando en uno de los viajes al Chaco Salteño.
TRABAJO VOLUNTARIO

Analía Guilera: “Hay que estar en el monte con los Wichis para que haya cambios”

La pediatra rojense realiza viajes a Salta para atender a la población de riesgo de la comunidad que vive en zonas aisladas. Ofreció su lectura tras el impacto que causó la muerte de siete chicos por desnutrición.

Desde hace tres años, cada dos meses, un grupo de profesionales de la salud de Rojas viaja al Chaco Salteño para atender a las familias de la comunidad Wichi que viven en los montes, alejados de las ciudades, y sin recursos básicos como el agua y la luz. Junto con la Fundación Adesar, pediatras, bioquímicos, ginecólogos, obstetras y especialistas en diagnósticos por imágenes trabajan en dos proyectos que se llevan a cabo en el pequeño pueblo salteño de Alto La Sierra -una localidad que queda aislada en época de lluvias por la crecida del Río Pilcomayo- y en Santa Victoria Este; en el primer lugar, realizan seguimientos de embarazos, asisten a niños con desnutrición, entre otros pacientes de riesgo; mientras que en el segundo lugar, trabajan con mujeres embarazadas únicamente. 
Luego de conocerse la información de los siete chicos Wichis muertos por desnutrición en Salta y treinta y dos internados en estado crítico, la médica pediatra rojense Analía Guilera –que integra el grupo que viaja cada sesenta días al Chaco Salteño-  detalló la labor voluntaria que realizan en el lugar y, a raíz de la experiencia, ofreció su lectura de la problemática a Democracia:  "nosotros fuimos notando muchas diferencias desde que arrancamos hasta la actualidad, en Alto La Sierra hoy hay menos chicos con bajo peso que hace tres años y eso tiene que ver con la constancia”. Por otro lado, Guilera destacó el trabajo de los agentes sanitarios, quienes son responsables de continuar con la atención durante los dos meses que pasan entre un viaje y otro que hacen los médicos.


"En Santa Victoria Este no hacemos trabajo con niños sino con embarazadas y debo decir que el compromiso de los agentes sanitarios no es el mismo que el de los de Alto La Sierra, se nota la diferencia en el trabajo y eso es clave”, dijo la médica pediatra y agregó que “hay misiones que se llevan a cabo en el pueblo o lugares que están más cerca de hospitales y centros de salud, pero también están las que se hacen en el medio del monte y los Wichis son nómades, se van moviendo, entonces hay que llevar el recurso de salud al lugar. Quiero decir, no alcanza con llevarles el agua o la luz, hay que salir del hospital y movilizarse a cada lugar para que cuenten con el recurso sanitario”. En este sentido, Guilera  remarcó que la problemática debe abordarse teniendo en cuenta el contexto cultural y cómo atraviesan sus días los Wichis. Por otro lado y en relación a las prácticas culturales de los Wichis, Analía Guilera dijo que "los Wichis, de por sí, no asisten a una consulta, mucho menos los niños de la comunidad, entonces cuando llegamos al lugar nos encontramos con condiciones realmente graves, de mucho riesgo” y agregó que “nos ha pasado de llegar y ver un caso de extrema gravedad, para derivar inmediatamente y, muchas veces, ellos no quieren ser derivados; cuesta mucho sacarlos del monte que habitan pero, pese a esta resistencia, les salvamos la vida".
Consultada respecto de las posibles soluciones a esta problemática, la médica rojense detalló que "nosotros siempre hablamos con las autoridades del Ministerio de Salud de Salta, ya que la intención de la Fundación es mostrarle al Ministerio que armando un grupo -con gente de Salta, no con profesionales que tenemos que viajar desde Buenos Aires- con pediatras, ginecólogos, obstetras, especialistas en imágenes y bioquímicos, que vayan cada dos meses al lugar y trabajen allí cinco días, pueden tener embarazos y bebés controlados; después, el seguimiento de niño sano puede hacerlo un agente sanitario en la zona porque el pediatra, cuando va, atiende a los casos de riesgo: embarazadas y niños desnutridos" y agregó que "cada gobierno, cada gestión, tiene que decidir a dónde derivar los recursos, la Fundación demuestra que esto se puede hacer y que, de esta manera, vemos que hay buenos resultados”.
“En el primer viaje a Alto La Sierra vimos un total de 65 chicos, de los cuales, el 40% de ellos tenía bajo peso, y ahora hay alrededor de cinco chicos con bajo peso pero controlados y en seguimiento, cuando llegamos al lugar les hacemos el screening completo” contó la pediatra y señaló que “cuando hay continuidad, hay compromiso por parte de la gente, ellos nos ven volver, llevar los resultados de los análisis, nos esperan, se genera un vínculo. Hoy las madres nos reciben cuando antes ni siquiera nos dejaban verlas, entonces, donde hay compromiso y continuidad, se hace más accesible". 
Por último, Analía Guilera consideró que "esta situación se puede revertir estando en el lugar, y no permanentemente, con ir cada dos meses y trabajar cinco días en el lugar, se puede hacer el control con los pacientes de riesgo, aquellos que tienen probabilidad de morir" y agregó que "lo ideal sería que nuestro trabajo se replique en otras regiones, estamos convencidos de que funciona, pero eso depende de las gestiones: quien tiene el poder y el recurso es quien decide".

El abandono
Las comunidades Wichis viven al margen del sistema, sin fuentes de alimento como consecuencia del desmonte, sin acceso al agua ni luz eléctrica. Las familias son víctimas de la desnutrición y viven en casas precarias, en chozas armadas con postes y plásticos. Santa Victoria Este es el epicentro de la crisis y, en lo que va de 2020, siete chicos murieron por estar mal alimentados y 32 permanecen internados. 
Por estos días, voluntarios de la Cruz Roja realizan mediciones para evaluar la calidad del agua que extraen de pozos y acopian en envases que contenían productos químicos. Además, relevan la situación de las personas afectadas por la emergencia sociosanitaria. La organización integra una mesa multisectorial con organismos oficiales para coordinar estrategias integrales de abordaje.

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