El viernes 15 de enero del año 2000, el rojense Pablo Molina aterrizó en Malvinas luego de viajar con una empresa chilena de transporte aéreo y compartir vuelo con el excombatiente Miguel Savage. Pablo y sus compañeros de travesía, los vecinos de Pergamino Fernando Nus (fallecido en 2006) y Hugo Apesteguía, estuvieron una semana completa –el tiempo permitido– y, de esta manera, se convirtieron en el segundo grupo de argentinos en llegar a las Islas, dieciocho años después de la guerra. Originalmente, el viaje tenía un fin netamente deportivo, el desafío era recorrer el lugar en bicicleta; sin embargo, la experiencia traspasó ese plano y se convirtió en la aventura más conmovedora y emotiva de sus vidas.
Corría el mes de julio del año 1999 cuando Pablo Molina miraba televisión en su casa y vio que una placa roja de Crónica TV anunciaba que los argentinos podrían viajar a las Islas Malvinas. “La decisión la tomé en un segundo, recuerdo que mi mamá estaba planchando y le dije ‘Mamá, me voy a Malvinas en bicicleta’”, contó Pablo a Democracia. En ese entonces, Pablo tenía 27 años y había entregado una seña para comprar un terreno. Sin embargo, supo que, en ese contexto, el viaje a Malvinas era su objetivo principal y que, trabajando, años después podría adquirir el lugar para construir su propia casa. Así le dijo al dueño del lote que se quedara con el dinero entregado y empezó a realizar los trámites para emprender el viaje. Además, juntó doscientas cartas de chicos de escuelas de Rojas que serían entregadas a “amigos imaginarios” de las Islas.
“Han pasado veinte años desde que hicimos esa aventura que nos marcó tanto en nuestras vidas, parece que fue ayer, fue una experiencia inolvidable para quienes amamos el ciclismo de aventura, en la montaña, en contacto con la naturaleza”, contó Pablo Molina a Clyfer TV y detalló que, en los últimos días recibieron un reconocimiento de una asociación española, presidida por el hermano de Fernando Nus, uno de los integrantes de la travesía. Cada año, para las fechas del 2 de abril o el 10 de junio, Pablo es citado por distintos espacios académicos para relatar la travesía y contar cómo encontraron a Malvinas después de la guerra.
Otra de las particularidades de la aventura es que los ciclistas llevaron una cámara filmadora y registraron distintos momentos. Dado que compartieron el viaje con un excombatiente, pudieron grabar el emotivo momento en el que el hombre vuelve a la trinchera y encuentra que todo estaba tal como lo habían dejado dieciocho años atrás. Ese material valioso fue editado y subido a Youtube, donde puede encontrarse bajo el nombre Pedaleando por las Islas Malvinas -inédito - reedición 2003.
“Tenía todo armado para ir solo, hice los trámites y saqué el pasaje. Se había firmado el tratado y los argentinos podíamos viajar a Malvinas pero ese documento no tenía contenido, así que tuve muchas charlas con cancillería argentina para ver cómo armarlo, era toda una locura para esa época; después se sumaron Hugo y Fernando”, contó Pablo Molina a Clyfer TV y añadió “formamos parte del segundo viaje que se hizo a Malvinas después de la guerra, el primero lo hicieron periodistas y autoridades, que no fueron bien recibidos, los rechazaron y los insultó un grupo de fanáticos en las Islas, pero nosotros fuimos con un fin netamente deportivo: queríamos recorrer Malvinas en bicicleta”.
Pablo Molina recordó también que “en ese momento, Malvinas no estaba explotado para el turismo, era una comunidad de isleños, no llegaban los cruceros que llegan actualmente, parecía el medio de la Patagonia, con un pequeño poblado, donde la gente vivía totalmente aislada y no querían recibir a nadie; así era Malvinas cuando nosotros fuimos, no querían saber nada con los argentinos, aunque ya habían pasado dieciocho años” y agregó que “en ese contexto, logramos concretar una de las aventuras más lindas de nuestras vidas; con Hugo y Fernando armamos un grupo espectacular, nos complementamos como si nos conociéramos de toda la vida, logramos traer ese material, que es inédito, fuimos los primeros en llegar a una trinchera después de la guerra y registrarlo, tuvimos en nuestras manos pertrechos militares, pedazos de bombas, cartas de soldados, hubo muchas cuestiones que hicieron que el viaje pasara del plano deportivo al emocional”.
Por otro lado, Pablo Molina contó a Democracia: “ya venía haciendo travesías en bicicleta, recorrí toda la Argentina, hice los países limítrofes, también España y Cuba pero, sin dudas, Malvinas fue el viaje más significativo para mí, jamás lo olvidaré”.
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