Después de 57 años, la sorpresa llegó desde el cielo para Roberto Rémolo

Después de 57 años, la sorpresa llegó desde el cielo para Roberto Rémolo

Como si fuera una película, el pasado jueves se vivió una mañana especial en la zona de quintas de General Pinto, en inmediaciones del campo de deportes del Club Social y Deportivo y del barrio FO.NA.VI..

La historia dice que hace más de sesenta años, el pintense Roberto Rémolo y Mario Eugenio Ricardini compartían aula en la Escuela N° 1 "Julio Argentino Roca" y se habían hecho muy amigos.

Pero el hijo del gerente del Banco de la Provincia (Ricardini) debió emigrar con su familia en 1964, hacia 25 de Mayo (Buenos Aires), y los amiguitos de entonces, perdieron todo contacto, en épocas en la que no existían las redes sociales.

Los años pasaron pero "Remolito" nunca olvidó a Mario (ambos de 69 años) y empezó a buscarlo por las redes, hasta que un amigo de General Pinto se encontró casualmente con Ricardini en Capital Federal y la conversación mantenida, derivó en que Mario también buscaba a su "amiguito" de la década del '60.

El número de celular (de Ricardini) que el vecino pintense (conocido de Mario Eugenio) le trajo a Roberto Rémolo, hizo que el reencuentro comenzara y se dio de una peculiar manera.

Ambos, comenzaron a intercambiar llamadas y whatshapp y a comienzos de la semana pasada, quien está radicado en Caballito y nunca olvido a su amigo y a General Pinto, le dijo:

"Roberto, el jueves (18) estate en tu casa que te mando un regalo con OCA", no te muevas de ahí", pedido que le siguió realizando martes y miércoles.

UNA SORPRESA QUE “CAYÓ” DEL CIELO
Lo repitió el jueves a la mañana, una hora antes de llegar, en Helicóptero, a visitar a Roberto, para sorpresa personal, familiar y de todos los vecinos de la quinta de los Rémolo, donde bajó el aparato, con piloto y copiloto y un único pasajero.

Con la autorización del plan de vuelo otorgado en Ezeiza, la nave descendió sin inconvenientes en la quinta de calles Martiniano Charras y Tierra del Fuego y sin dudas, el alquiler del  helicóptero seguramente le demandó una alta suma a Ricardini, quien reside en Caballito y tiene una sola hija, quien vive en Irlanda y se puso en contacto por video llamada de whatshapp con su padre y el pintense.

Las lágrimas de emoción de ambos, el abrazo apretado de varios minutos, el almuerzo disfrutado y las anécdotas de la niñez (especialmente de aquellos "picados" con una pelota de trapo y los deberes escolares compartidos), valieron la pena en este caso, comentado por buena parte de la comunidad pintense.

Tres horas más tarde, Rémolo llevó hasta el Aero Club local a Ricardini, para que este emprendiera el regreso en el helicóptero que allí había sido llevado y la despedida, tanto o más emotiva que el arribo a Pinto, fue con la promesa de volver a visitarse, los amigos de la infancia y sus familias, en Capital Federal o nuevamente en General Pinto, donde –además de Rémolo-, RicardinI dejó otros amigos desde la época de la niñez.

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