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Descubrimiento de la placa recordatoria por parte de familiares del religioso que impulsó la obra.
GENERAL PINTO

En la localidad cabecera fue bendecido el salón parroquial “Padre Rufino Celis”

Durante la visita a General Pinto del obispo diocesano Ariel Torrado Mosconi, el monseñor realizó la bendición del salón parroquial “Padre Rufino Celis”, ubicado detrás de la Iglesia “San José” de la ciudad cabecera, sobre la calle Juan A. Iacianci al 500, y que lleva el nombre del mentor del emprendimiento.
En la ocasión, se produjo además el descubriendo de una placa recordatoria con el nombre de padre Rufino Celis, acto que contó con el acompañamiento de la familia del querido religioso, fallecido en Mayo de 2016, a los 75 años, cuando estaba a cargo de la Iglesia pintense.
Del emotivo acto participaron, además de los familiares de Rufino, numerosos fieles y en la placa descubierta, además del nombre del recordado religioso que la da nombre al salón parroquial, se lee la frase que expresa: “Las obras hechas por amor a Cristo y al prójimo perduran por siempre”.

“EDUQEN A SUS HIJOS PARA QUE SEAN FELICES”
El obispo diocesano, monseñor Ariel Torrado Mosconi, convocó a los padres a no delegar la educación de sus hijos en el estado y a educarlos para el amor. 
“Exhorto a las familias a educar a sus hijos no para que sean ricos, ni poderosos ni famosos, ni siquiera exitosos. Eduquen a sus hijos para que sean felices, esto es para que aprendan a dar y recibir amor”.
El prelado hizo una directa alusión sobre la postura que tiene la Iglesia Católica en torno a la educación sexual integral, expresando al respecto: 
“En estos tiempos en que tanto se habla de la educación sexual integral, con una mirada sesgada por las ideologías, esperemos que la familia, como principal responsable de la educación de los hijos, la escuela y la iglesia eduquen para el amor. Esto significa enseñar a ser generosos, entregados, sacrificados”.
Monseñor Torrado Mosconi destacó que “Estamos en medio de un mundo que no le encuentra gusto a la vida y mendiga placeres superficiales que llenen ese vacío interior: el sexo, el alcohol y las drogas. Sin embargo, son sólo placeres efímeros, porque sólo el Espíritu Santo nos colma del verdadero sabor de la vida que está en el amor”.
Por último, el Obispo Diocesano manifestó que “Debemos educar para comprender que la vida vale la pena sólo cuando aprendemos a vivir para los demás y a entregarla por amor. En esta verdad evangélica está el fundamento más profundo de la educación sexual”, completó Torrado Mosconi.

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