Luciana Gallardo tiene 22 años y siempre quiso ser bombera.
IGUALDAD DE GÉNERO

La historia de las tres primeras mujeres en Bomberos Voluntarios de Lincoln

Luego de 61 años, Agustina Piorno, Luciana Gallardo y Carla Campos lograron ingresar a la Central 92. De esta manera, se convirtieron en las primeras que dieron inicio a la incorporación del género femenino en el cuerpo activo.

Por primera vez, los Bomberos Voluntarios de Lincoln incorporaron mujeres en su cuartel. Se trata de Agustina Piorno, Luciana Gallardo y Carla Campos quienes, luego de estar en una lista de espera, realizaron el curso de ingreso y lograron convertirse en las tres bomberas que marcarán la historia.

Al respecto, Daniel Arce, presidente de la Asociación de Bomberos Voluntarios de Lincoln desde hace cuatro años, explicó que “siempre estuvo pensado el tema de tener mujeres en la institución, pero por un motivo u otro no podíamos llevarlo a cabo. El principal inconveniente era la infraestructura, porque queríamos contar con dos vestuarios”, y agregó “luego de la insistencia de dos chicas, se trató en Comisión y logramos llevarlo a cabo”.

En ese sentido, expresó: “La verdad es que estamos contentos y agradecidos porque trabajan a la par de los chicos y son espectaculares. Siempre existió mucho compañerismo en el grupo, por eso se adaptaron sin problemas. Son un bombero más, así, sin género”, y sostuvo que “es un orgullo muy grande que la Federación de Bomberos Voluntarios de Argentina nos haya reconocido y que otros cuarteles tomen como referencia esta iniciativa”. 

La pandemia, un hito en su vida

Agustina Piorno tiene 27 años, trabaja en una tienda de ropa y, a su vez, estudia a distancia la carrera de Paramédico en Córdoba. En diálogo con Democracia contó que “antes vivía cerca del cuartel, escuchaba la sirena y siempre me llamaba la atención, los veía que llegaban corriendo y que se iban rápido, pero no sabía mucho de qué se trataba”, y agregó que “después de la parte más dura de la pandemia dije ´voy a hacer todo lo que me gusta y una de ellas era ser bombera. Así que, averigüé y me dijeron que vaya a buscar la planilla porque justo iban a ingresar mujeres al cuartel. Luego me llamaron para una reunión informativa y después hicimos el curso de ingreso”.

En el camino para convertirse en bombera, Agustina descubrió que tuvo un tío y una prima que compartían su misma vocación. “Fue muy lindo enterarme que había alguien de mi familia que sentía lo mismo que yo. La verdad que al principio fue pura intriga y luego, cuando entré, fue más lindo de lo que esperaba”. 

Respecto a su incorporación a un cuerpo activo integrado por varones, Piorno manifestó: “Somos una más. El miedo a que no nos integren estaba siempre y la verdad que es espectacular el trato que tenemos, es muy buena la relación entre todos, te sentís cómoda en la institución y eso es fundamental, te dan ganas de estar y eso es lo más lindo del cuartel, acá somos una familia”, y confesó “yo estaba estudiando Artes Visuales en Junín, por el tema de la pandemia me vine a Lincoln y el cuartel me llevó a que me gusten otras cosas que no sabía que me gustaban. El rescate me fascinó; entonces se me ocurrió estudiar paramédico y, como no me quería ir de Lincoln decidí estudiar a distancia". 

Vocación de servicio

Con 22 años, Luciana Gallardo aún tiene grabado a fuego la primera vez que visitó, junto al jardín de infantes, el cuartel de bomberos de Lincoln: “yo tenía 5 años y fuimos de visita, es un recuerdo que lo tengo completo, y a los 6 le dije a mi mamá que quería ser bombera”, relató y aseguró que “mi mamá también siempre quiso ser bombera, ella vivía frente a la casa de un antiguo jefe y le avisaba cada vez que sonaba la sirena, se crió viendo eso y me lo inculcó a mí desde muy chica”.

Con el correr de los años, la emoción de Luciana fue aumentando y a los 15 años envió una carta al cuartel pidiendo el ingreso. En ese momento, le explicaron que no había infraestructura suficiente y le dijeron que, por el momento no iban a incorporar mujeres, pero que lo iban a tener en cuenta a futuro. “Lo había dado por perdido, hasta que un día me tocaron el timbre y el bombero que vivía frente a la casa de mi mamá y me preguntó si todavía quería ser bombera.

Le dije que sí y me dio el número del jefe porque iban a entrar muy poquitas”, explicó y agregó: “me quedé sentada con el número en la mano y dije ‘ahora qué hago’, yo ya había empezado a estudiar en Junín y era toda una decisión que me cambiaba la vida. La llamé a mi mamá y le dije que no sabía qué hacer y ella me respondió: ´¿Esperaste tanto tiempo para rendirte ahora?’ y me convenció. A los diez días tuve la primera reunión y acá estoy”. 

En ese sentido, Gallardo dijo: “Se tienen que anotar y no dudar. Es lindo y de última, si a alguna mujer no le gusta, no pasa nada. Es cuestión de probar. Yo tampoco tenía idea antes de ingresar y me encantó. Se trata de eso, de intentarlo”.

Acompañamiento constante

Carla Campos tiene 31 años y es oriunda de Berazategui, pero por cuestiones laborales trabaja en Lincoln como policía en el Comando de Prevención Rural (CPR). Como en muchos hechos se cruzó con bomberos, le gustó la manera en que se manejaban y la organización que tenía. “Me llamó la atención la prolijidad con la que trabajan y su rapidez. Y yo lo tenía como una incógnita. Hasta que un día me animé y llamé al cuartel. Me dijeron que había un proyecto para incorporar mujeres y que si me interesaba me ponían en una lista de espera. En menos de un mes, me llamaron y ahí empezamos”, mencionó.

Luego, relató que hizo el curso con el resto de las chicas y con otros compañeros. “Fue muy completo en todos los aspectos y el acompañamiento fue constante, no sólo de los instructores; sino del resto del cuerpo activo. La verdad que fue hermoso”, expresó y dijo: “hay mucha predisposición de todos, te cuidan y protegen. Y si necesitás algo o estás por cometer un error, están muy pendientes”.

Por último, resaltó que se siente muy contenida y que sabe que cuenta con el apoyo de todos sus jefes y compañeros. “Nos incluyeron sin problemas y nos adaptamos todas muy bien. Sin machismo y sin diferencias. Acá, soy una más”, concluyó.