Como todas las terceras semanas del mes de mayo, se celebró la Semana Mundial del Parto Respetado que este año se desarrolla en una situación diferente dado la situación epidemiológica a nivel global por COVID-19.
“Momento mágico”
Desde la ciudad de Lincoln, la licenciada Laura Rodríguez, licenciada en Obstetricia, brindó una charla sobre parto respectado, organizado por el municipio con motivo de esta semana mundial que obliga a la reflexión sobre dicho tema.
La licenciada Rodríguez, a quien le gusta llamarse partera, hace 34 años que atiende partos en Lincoln. Manifestó que respetado es una forma de reconocer, valorar y apreciar. “Es importante que la mujer sea siempre valorada, apreciada y reconocida”, dijo.
Consideró un privilegio acompañar y ser partícipe de un momento maravilloso, mágico, íntimo como es traer a un ser al mundo.
Al hablar de parto respetado, opinó que para ella el respeto es una consideración que en estos casos se inicia desde el momento mismo cuando la mamá ingresa al control prenatal. “Los controles prenatales son fundamentales para que ella pueda llevar a cabo un embarazo con el menor de los riesgos y pueda disfrutar el nacimiento de ese bebé. Pero también sirve para conocer: nosotros a ella y ella a nosotros. No es lo mismo trabajar con alguien que ya conozco y que ella me conozca a mí, cuando se está en el mismo trabajo de parto”, dijo.
Sobre los controles prenatales que se hacen también en barrio Fonavi y San José, y de las reuniones antes del parto, la licenciada Rodríguez señaló lo importante que es que la mujer tenga un espacio donde poder evacuar todas sus dudas y sus miedos, poder preguntar y ser escuchada. “Es posible que en la casa escucha siempre la misma duda y aquí puede venir y evacuar esa duda, que quizá no la dejó dormir en toda la noche”, acotó.
“Hay muchos mitos respecto al parto, aún en estos tiempos actuales. Los mitos traspasan la historia y la mujer embarazada a lo mejor cree en esas situaciones que no son tan favorables y hace que pase muy asustada el embarazo y el parto”, dijo.
Cursos de preparto
“Nosotros después de los controles prenatales nos seguimos viendo en los cursos de preparto, que antes se decían que eran cursos para ‘parto sin dolor’, pero en este punto nosotros disentimos porque en realidad las contracciones duelen. Estos cursos sirven, en principio, porque se encuentran con mujeres que están en la misma situación que ellas. Y sirven mucho para tener toda la información que necesitan. Hablamos de los cambios físicos y psíquicos que hay en el embarazo, de los signos de alerta, para que ellas sepan lo que les va a pasar, qué son las famosas y temidas contracciones, que producen dolor. Y con respecto a la palabra dolor, en este caso es un dolor sano, que no va a pasar nada malo sino el parir, nada más y nada menos”, explicó la obstetra.
El por qué
“Si nosotros no sabemos por qué nos duele y para qué, obviamente nos va a dar mucho susto, y a veces ese miedo paraliza y no nos deja disfrutar de esas contracciones. Yo hablo de dolor sano, y es porque estamos tan sanas que somos capaces de dar vida a otra persona y eso es maravilloso, nuestro cuerpo está armado así. Y a veces hay que dejar que ese cuerpo trabaje solo, acompañado por las herramientas que nosotros le damos a la paciente en los cursos: la información”, dijo.
La especialista manifestó que algunas de esas herramientas eran las técnicas respiratorias, que ayudaban mucho en el momento de la contracción. “En dichos cursos se les enseña a ponerse de diferentes posiciones para pasar la contracción mejor, con pelotas grandes (elemento que se usa en gimnasia) que ayuda a que el piso pelviano se acomode mejor, que la contracción se sienta menos, ayuda a hacerse masajes y, por sobre todas las cosas, a sentirse seguras y a tener confianza en ellas mismas”, explicó la licenciada Rodríguez en esta interesante charla.
“No es que si hacés el curso vas a tener la garantía de tener un parto normal, de que no te va a doler la contracción, de ninguna manera. La paciente debe saber que la contracción tiene intensidad, pero que no va a pasar más que parir”, apuntó.
Cuando llega el momento
Laura Rodríguez es trabajadora en el Hospital de Lincoln, junto con sus colegas y equipos de salud, encargados de recibir a las mujeres a punto de parir.
“Cuando llegan a internación, son recibidas también por las obstétricas. Son revisadas por nosotros para comprobar que estén en trabajo de parto. Si es así, ingresan en la internación y allí nadie les va a decir ‘acostate’. Tienen que tener movimientos libres, es decir, pueden caminar, sentarse, pueden usar la pelota, estar en cuclillas. Todo lo que se aprendió en el curso de preparto lo vamos a utilizar porque nos va a servir y eso es maravilloso, porque una madre también entiende los tiempos obstétricos, los tiempos de parir, que no son los mismos que otros. El tiempo obstétrico no tiene un reloj, tiene una evolución, que tiene que ver cómo va avanzando la dilatación del cuello del útero y cómo el bebé se va acomodando a esa pelvis y, después, cómo va descendiendo por el canal de parto”, manifestó la profesional, al referirse al momento más emotivo por el que atraviesa una mujer.
“Todo esto se logra con la mamá como protagonista. Nuestra mejor conducta a veces es la paciencia, estar con la paciente, acompañarla y utilizar las intervenciones médicas necesarias para cuidar la salud de la mamá y del bebé”, dijo.
“Cuando llegamos al famoso parto, en el período expulsivo, la mamá va a hacer sus pujos y el bebé va a ser. Cuando el bebé nace, se coloca sobre el pecho materno. ¿Por qué? Porque nosotros somos un nexo para agarrar al bebé y ponerlo en el pecho de la mamá, pero la que tiene que recibir al bebé es la mamá, es ella la que lo tuvo nueve meses en la panza y luego el bebé va a conocerla por fuera. Y ese bebé, cuando conoce a su mamá, a pesar de que sale mojado, morado y no sale muy bonito, es el bebé más lindo del mundo para esa mamá”, destacó la licenciada Rodríguez.
La profesional destacó el primer contacto entre el bebé y la mamá, apenas nacido.
“Y es tan importante ese contacto precoz que tiene la mamá con el bebé, piel a piel, lleno de líquido amniótico, mientras el médico clampea (corta) el cordón umbilical, que se espera un minuto para que el bebé quede cubierto y no tenga anemia, tenga una buena transfusión. Una vez que se clampea el cordón, si se puede se lo deja un ratito en el pecho de la mamá y si no, el pediatra se lo lleva para revisarlo”, señaló.
“Es tan importante ese contacto precoz porque eso después va a favorecer la lactancia materna en la primera hora de vida del bebé. Es muy importante que la mamá, en esa primera hora, ponga el bebé al pecho, y no importa si el bebé succiona o no, sino que conozca, a través del tacto. Marca el primer vínculo madre e hijo”, afirmó.
COVID-19
Con la llegada del COVID-19, todos tuvimos que aprender a manejarnos en las distintas circunstancias sociales.
En este caso, la licenciada Rodríquez manifestó: “Tenemos que desaprender algunas cosas y aprender otras. Trabajar diferente, adecuarnos a esto que nos marca la pandemia. Hemos cambiado en los lugares donde hacemos los controles prenatales, en las salas de parto, en el uso de barbijo constantemente, que sabemos que no es cómodo ni para la mamá ni para nosotros. Es menos cómodo que el distanciamiento social. Es muy difícil estar con una mamá que está con trabajo de parto y mantener el distanciamiento social”.
También se refirió al acompañamiento, que antes hacían los familiares y hoy está limitado. Puede haber un acompañante por madre.
“Aprendimos algo importante, que la comunicación no es solo cara a cara, sino también a distancia, en forma virtual. Fue algo que tuvimos que aprender, al menos yo que no soy de la época de la tecnología. Aprendimos a comunicarnos con las madres en forma virtual y ellas a mostrar sus hijos a los abuelos, tíos y demás también de esa manera”, concluyó la profesional linqueña que fue muy escuchada por las vecinas presentes en la charla.
Semana Mundial del Parto Respetado
“En este contexto de la pandemia, el parto respetado sigue siendo un derecho con algunas adecuaciones por el momento en el que estamos viviendo”, afirmó la coordinadora del área de Obstetricia y Ginecología de la dirección de Salud Perinatal y Niñez del ministerio de Salud de la Nación, María Julia Cuetos.
Entre esos cambios, indicó que al llegar a un establecimiento sanitario, tanto la persona gestante como el acompañante, pasarán por un triage en donde les tomarán la temperatura, les van a hacer algunas preguntas para saber si pueden ser casos sospechosos de COVID-19 y a partir de ahí, derivarlos al sector correspondiente.
“El acompañante no debe ser mayor de 60 años ni ser un niño ni tener alguna enfermedad preexistente”, aclaró Cuetos. “Estará registrado como acompañante -agregó- para poder permanecer siempre con la persona gestante y también podrá estar con ella en el momento del nacimiento”.
Desde el año 2004 rige en el país la Ley nacional 25.929 de Parto Humanizado que es de aplicación obligatoria en todo el sistema de salud. Según Cuetos: “El parto respetado es importante porque se transita un modelo diferente de atención en el que el equipo de salud no es el protagonista, sino que sos vos y tu embarazo, vos y tu recién nacido”.
Dentro de este marco, rigen varios derechos para la embarazada, como elegir a alguien de su confianza para que esté a su lado, a que la llamen por su nombre, a que respeten su privacidad, al acceso a la información para poder elegir y a tener un contacto precoz con el recién nacido.
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