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La elaboración de pastas se lleva a cabo en la Casa de la Mujer.
LUCHA CONTRA LA OPRESIÓN

Mujeres víctimas de violencia trabajan en fábrica de pastas “Un sabor diferente”

El emprendimiento funciona por iniciativa de la Casa de la Mujer, de órbita municipal, desde septiembre último. El local está ubicado en Alvear 532.

En septiembre de este año se lanzó una fábrica de pastas por iniciativa de la Casa de la Mujer. Se trata de un emprendimiento que reúne a veinte mujeres que se encuentran en la instancia de capacitación, para luego producir en cantidad y abrir las puertas a los clientes. El lugar, ubicado en Alvear 532, funcionará como un local comercial más de la ciudad, donde se ofrecerán tallarines, ñoquis, ravioles, canelones y sorrentinos a los vecinos que deseen comprar. El proyecto acaba de comenzar y apunta alto: se busca que las protagonistas se apropien de las herramientas necesarias para tomar el control de sus vidas, alcancen la autonomía y tengan poder para asumir sus decisiones.

Actividades

La Casa de la Mujer de Lincoln contiene a mujeres vulneradas y víctimas de violencia de género. Allí se desarrollan distintas actividades cada año como artesanías, talleres de tejido y elaboración de dulces artesanales. “Son mujeres que han sido muy sometidas, les han hecho creer que no sirven para nada – dijo a Democracia, Valeria Menna, secretaria de Acción Social del Municipio de Lincoln-, La Casa de la Mujer es una comunidad donde cada una tiene asignada una tarea y ellas tienen un buen sentido de pertenencia, no ven despectivamente formar parte de este espacio, al contrario, es algo útil y propio lo que ellas hacen”.

“El emprendimiento se enmarca en las políticas de género que tenemos dentro de la Secretaría, la intención final es que las chicas, que llegan con alguna vulneración y que tienen una problemática social importante, puedan desempeñarse solas, no tener techo, que puedan ellas mismas generarse sus fuentes de empleo y, en ese sentido, valorizarlas y que tengan una autoestima mayor”, agregó Menna.

La jornada

Actualmente, en la Casa de la Mujer hay unas 22 mujeres de entre 18 y 50 años. Llegan a la mañana temprano, cuando dejan a sus hijos en la escuela o guardería, y se quedan hasta pasado el mediodía. Allí, luego de realizar actividades en la mañana, van a buscar a los chicos, almuerzan junto a ellos en la Casa de la Mujer y vuelven a sus hogares. En los casos de emergencia, el lugar cuenta con un hospedaje donde pueden quedarse durante 72 horas, hasta que Acción Social encuentre un espacio para reubicarlas.

“Ellas sienten muy propio este espacio, muchas no se quieren ir porque acá están protegidas, se respetan mucho entre sí y la idea es que se incorpore el hábito de trabajo y responsabilidades a cumplir, porque la fábrica de pastas va a ser un trabajo como cualquier otro”, contó Susana González, directora de Niñez y Adolescencia y agregó “Es interesante ver cómo se van produciendo cambios, hay chicas que llegaron sin siquiera hablar, no se animaban a estar cara a cara con la gente y ahora salen a vender sus productos”.

“Un sabor diferente”

La iniciativa de la fábrica de pastas surgió a partir de un programa del gobierno provincial que entregaba una línea de créditos para microemprendimientos y otra para instituciones. Con ese dinero se adquirieron las máquinas y se puso en marcha la capacitación que se realiza en articulación con el Centro de Formación Profesional Nº 402. “Un sabor diferente” es el nombre elegido para el comercio que, en poco tiempo más, elaborará una importante cantidad de pastas frescas para vender. La fábrica ya está equipada totalmente, se realizaron los cursos de manipulación de alimentos, cuentan con la libreta sanitaria y se trabaja en la huerta propia para cosechar las hierbas que luego utilizarán en el relleno de ravioles y sorrentinos.

“Las chicas que vienen a la Casa de la Mujer llegan golpeadas por la vida y buscando un sustento económico porque muchas dependían económicamente de su pareja y después pasan a depender del Estado, entonces lo que se busca en este lugar es que ya no dependan de nadie, que dependan de sí mismas y que puedan tener su propio ingreso”, aseguró Valeria Menna y agregó “queremos que vivan con libertad, sin presiones, sin hacer cosas que no les gustan, y que ellas tengan sus propias iniciativas”. En otro orden, Menna destacó que “hay muchas mujeres que ni siquiera tienen decisión de su propia vida, de su propio tiempo, buscamos que sean independientes: algunas trabajarán en relación de dependencia y otras serán emprendedoras pero ya no van a depender del Estado ni de una persona que las vulnera”. 

Con el paso del tiempo comienzan a notarse los cambios. “En principio notamos la habitualidad, que ellas pueden ordenarse el día, que tienen un objetivo para levantarse, porque hay mujeres que se levantan y no saben qué van a hacer durante el día, entonces con ocupaciones ellas encuentran el interés”, resaltó Valeria Menna y agregó “notamos cambios en su cuidado personal, en el cuidado de sus hijos, el cuidado del lugar donde viven, su hogar, de a poco se van dando herramientas y notamos cómo se desenvuelven en lo verbal, había mujeres que casi no hablaban y de repente hacen planteos mucho más seguras de sí mismas”.

En pocos días más, la fábrica de pastas estará abierta al público. Allí no solo se pondrán en venta productos de elaboración artesanal sino también se abrirán nuevas oportunidades para tomar las herramientas propias y volver a empezar.

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