Eduardo “Bayto” Rozza sueña con abrir su propio museo.
Eduardo “Bayto” Rozza sueña con abrir su propio museo.
HISTORIA DE VIDA

Hace 38 años dejó de fumar y destinó el dinero de los cigarrillos en armar un museo histórico

Eduardo “Bayto” Rozza es dueño de un kiosco emblemático de Chacabuco que funciona desde 1950. Además, en el lugar, empezó a exponer piezas antiguas a modo de hobby y hoy sueña con fundar su propia exposición.

La historia del “Kiosco Rozza” comenzó hace 73 años. El 25 de mayo de 1950 abrió sus puertas en un local de la antigua terminal de ómnibus de Chacabuco. Y desde ese día, no cerró jamás. Abierto de lunes a lunes, su dueño Eduardo Héctor Rozza decidió continuar con el legado de su padre luego de que su hermano partiera a la colimba. “Comencé cuando tenía 16 años, después fui al servicio militar y luego seguí hasta el día de hoy”, relató Bayto, como todos lo conocen en la ciudad.

Así, a principios de 1980, su hermano falleció en un accidente y luego, en el mes de mayo, el intendente de ese momento les avisó que la terminal se iba a demoler e iba a ser construida en otro lugar de la ciudad. “Se la peleamos un poco y logramos estirar el tiempo hasta fin de año”, recordó Rozza y contó que el 31 de diciembre de 1980 cerró su viejo kiosco en la antigua terminal y el 1 de enero de 1981 abrió sus puertas, a solo una cuadra, en un local nuevo que había adquirido en la esquina de Primera Junta y Alberdi. De esa forma, se aseguraba la clientela de la zona. “En realidad no sabía cómo me iba a ir en esta nueva etapa, pero como yo arreglaba encendedores, esos clientes me ayudaron mucho y comenzaron a venir”, expresó Eduardo y agregó entre risas: “hoy en día siguen viniendo y ya atiendo hasta a bisnietos de algunos de ellos”. 

Un polirubro muy completo

El Kiosco Rozza, además de ser tradicional, se caracteriza por “tener de todo”. Aún conserva la heladera de 1950 y una antigua caja registradora que era propiedad del local “La Perla”. Así, las personas que concurren saben que van a encontrar aquello que desean. No es un simple lugar de golosinas, cigarrillos y bebidas, sino que en su interior se puede hallar cosas impensadas. 

Bayto contó que ya conoce los gustos de las personas. “A penas los veo entrar ya sé lo que me van a pedir”, afirmó y reconoció: “mi padre murió en 1969, no llegó a ver todo este progreso, pero siento que él me dejó esto que tanto me gusta. Vengo todos los días, lo hago con ganas, no siento que vengo a trabajar. Hoy me sacás de acá y me matás”. 

En cuanto a sus hijos, Mauro y Laura, contó que hoy tienen sus propios proyectos, pero que en un futuro no descarta que sean ellos los que continúen con el negocio familiar. 

La idea del museo

Cuando Eduardo cumplió 40 años decidió dejar de fumar. En ese momento, consumía tres atados de cigarrillos por día. Entonces, se le ocurrió la idea de destinar el dinero que gastaba en su vicio en la compra de artículos antiguos. “Hoy llevo 38 años sin fumar y todo el dinero lo fui invirtiendo en esto que tanto me gusta”, expresó y agregó: “hoy, por ejemplo, tres atados por día, son 50 mil pesos por mes. Entonces, puedo llegar a gastarme eso en la compra de algún artículo histórico”. 

“Empezó como un hobby y hoy tengo más de 2000 artículos”.

De esa manera, Bayto destinó una parte de su kiosco para exhibir sus piezas. “Empezó como un hobby y hoy tengo más de 2000 artículos. Son muchos años que llevo guardando.

Además, muchas cosas me las regalaron”, sostuvo y añadió que su sueño es transformarlo en un museo.

Así, contó que ya compró un terreno en la calle San Martín donde está construyendo un galpón que servirá para exponer todas las cosas que tiene. “Mi idea es hacer un museo abierto y que la gente que tenga ganas pueda visitarlo. Me va a llevar tiempo porque es grande la inversión, pero no quiero la ayuda del municipio para no mezclar la política”, confesó. 

En ese sentido, explicó que el lugar ya fue declarado de interés municipal y educativo y además recibió el reconocimiento a nivel provincial. “Tengo un libro con fotos y toda la historia del lugar, todo registrado para que no se pierda nada”, afirmó y agregó, “lo que comenzó como un hobby hoy se transformó en algo enorme. Se fueron sumando muchas cosas y hoy, una parte de la historia de Chacabuco está acá”. 

Por último, Bayto agradeció el apoyo constante de su familia y de todas las personas que le acercan artículos o se interesan en conocer el lugar. “Quiero que lo visite gente de Chacabuco, la Región o quien tenga ganas. Va a ser abierto a todo público”, concluyó.

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