Con 113 años, “El Porvenir”, es el negocio que continúa abierto más antiguo del pueblo de O´Higgins.
Con 113 años, “El Porvenir”, es el negocio que continúa abierto más antiguo del pueblo de O´Higgins.
“EL PORVENIR”: TRES GENERACIONES DE TRABAJO

La historia del negocio más antiguo que hoy tiene el pueblo de O´Higgins

En el mes de noviembre, la panadería de la familia Sastre, oriunda de la localidad partido de Chacabuco, festejó sus 113 años de existencia. El comercio abrió sus puertas en 1909 y hoy, continúa funcionando con el mismo horno de mampostería a leña.

Gustavo Sastre tiene 67 años y hace desde los 18 que trabaja en su panadería “El Porvenir”, ubicada en O´Higgins, partido de Chacabuco. El comercio fue fundado el 4 de noviembre de 1909 por Juan Goñi, sobre la calle Sarmiento, una de las principales de la localidad y desde esa fecha, funciona en ese lugar y con el mismo horno de mampostería a leña. Su nombre, muy representativo de la época, se debe a la esperanza del augurio y la buena suerte.

“A los pocos años de su apertura, mi abuelo, Bernardo Sastre vino de Junín a trabajar a la panadería como maestro de pala. Ahí conoció a mi abuela y se quedó. Luego, en 1925 nació mi papá, también llamado Bernardo”, relató Gustavo y agregó “cuando mi abuelo trabajaba en la panadería, hubo un momento muy complicado donde no le podían pagar el sueldo, entonces arreglaron dándole las máquinas para que pudiera trabajar y le fue muy bien. Por eso, heredamos la panadería y mi familia se convirtió en la nueva dueña”. 

Así, Sastre relató que obtuvieron la escritura del establecimiento en 1930 y que su abuelo trabajó allí hasta su jubilación. En ese momento, es heredada por su padre quien agrega a otra persona como socia.

“Esa familia tenía otra panadería en el pueblo y no les iba bien, entonces mi viejo se la compró y formaron una especie de sociedad”, contó y agregó que “yo comencé a trabajar a los 18 años, no paré nunca, hace casi 50 años que me dedico a esto. Mi padre se ocupaba más a los números y yo estaba con las máquinas y la producción. Somos tres generaciones en la panadería”. 

Marca registrada

Respecto a sus productos, el lugar siempre se destacó por la elaboración de panes, galletas y facturas. Luego, con el correr de los años y la incorporación de nuevas máquinas, se fueron agregaron productos diferentes, como bizcochos y budines, aunque el horno a leña sigue siendo el mismo que el de 1909. “Al principio sólo se hacía panes, galletas y tortas negras. Después, en los años ´80 se modificó cuando empezaron a entrar máquinas importadas. Allí compramos un par y los mismos fabricantes nos traían recetas nuevas”, contó Sastre y explicó que “a partir de ese momento fuimos armando una panadería más ágil, con los productos de siempre y los nuevos. La gente del pueblo ya los conoce”. 

Culto al trabajo

El día de Gustavo comienza a las 5:15 de la mañana y termina cerca de las 19:00. En el medio, corta unas horas para almorzar y dormir la siesta. Además, sólo cuenta con un franco semanal.

“Es un trabajo complicado, porque uno le dedica casi todo el día, no podés parar, pero estamos acostumbrados, es como el que hace el tambo”, relató y aseguró, “lo hago con mucho gusto, aunque a esta edad el físico va cambiando y tengo varios problemas de salud y casi no tengo tiempo para ocuparme de eso. En un futuro cercano pienso alquilarla o venderla”. 

Así, en casi 50 años de trabajo en “El Porvenir”, las anécdotas sobran, pero Gustavo confesó que lo mejor es “tener la retribución de toda la gente del pueblo que te conoce de toda la vida”. Además, hace pocos días, el comercio recibió el reconocimiento del Honorable Concejo Deliberante de Chacabuco por “la labor realizada en todos estos años”. 

En ese sentido, dijo: “pasamos de todo en la panadería, trabajar en fechas festivas, cortes de luz, pero lo más lindo era cuando hacíamos el reparto en los campos de lunes a sábado. Conocíamos a mucha gente nueva, que hasta el día de hoy sigo encontrando y se acuerda de ese momento donde le llevábamos el pan diariamente”. 

Por otro lado, Sastre también mencionó la época donde los viernes a la madrugada, luego del boliche bailable de la localidad, el lugar se llenaba de adolescentes que iban a comprar las facturas calentitas. “Venía mucha gente de Chacabuco que esperaban hasta que llegara la hora del tren. Esperaban en la panadería y se vivían cosas muy lindas en ese momento, era un clásico”.

COMENTARIOS