Nicolás Nogueira fue reconocido por el Municipio de Chacabuco.
Nicolás Nogueira fue reconocido por el Municipio de Chacabuco.
VOCACIÓN PURA

La historia del cadete de bomberos que salvó la vida a un chico de dos años

Nicolás Nogueira tiene 16 años. Una tarde de enero estaba en su casa, cuando una vecina, con su hijo en brazos con una obstrucción en las vías respiratorias, golpeó su puerta desesperada en busca de ayuda.

Hay hechos en la vida de una persona que lo pueden dejar marcado para el resto del camino. El destino no pregunta si estás preparado o no. Actúa y ejecuta. Esta historia es un claro ejemplo de ello.
Nicolás Nogueira, un joven de tan solo 16 años, miembro de la Escuela de Cadetes de los Bomberos Voluntarios de Chacabuco, sabe bien que su vida quedó marcada a fuego por una experiencia que le tocó vivir. Salvarle la vida a un nene de dos años no ocurre todos los días.
El joven cadete vive con sus padres, su hermana y hermano. Estudia en el Colegio Nacional y su sueño es convertirse en Bombero y jugar en Los Pumas. Ama por igual ese deporte como el mundo de los bomberos. Siguiendo sus sueños, o mejor dicho apuntalándolos para que se cumplan, Nicolás continúa los pasos de su padre, Cristian, que ya forma parte del Cuerpo Activo desde hace 15 años. Además, practica rugby en el Club Social, con la intención de convertirse en un jugador profesional para jugar en Los Pumas.
Pero hay una historia conmovedora detrás del personaje detallado en el párrafo anterior, porque el 12 de enero a las 14.30 horas todo iba a cambiar. Sentado en un sillón de su casa en una típica tarde calurosa de inicio de año, la puerta principal de su hogar sonó varias veces. Esa vez los ruidos que se desprendían de esa puerta eran distintos, diferentes, como más agudos. Había algo más detrás de esos golpes. Cuando Nicolás abrió la puerta vio a su vecina desesperada, con su hijo de dos años en brazos con un color en su rostro violeta. Algo pasaba. Algo no andaba bien.
La señora quería explicar de la forma que podía lo que pasaba. Difícil de entender y rodeada de gestos, intentó explicar con velocidad que buscaba a Cristian, el papá de Nicolás. La situación era tensa y desesperante. Para colmo de males, Cristian no estaba. Había salido a cubrir una emergencia: un incendio de pasto que suelen darse en los campos ante la falta de agua.
Automáticamente, Nicolás comenzó a cumplir el rol de líder. Le pidió a su mamá que llame a emergencias y mientras tanto él, tomaba contacto visual con el niño que cada vez estaba más morado. Al entender que el pequeño se estaba ahogando, Nicolás, sin perder tiempo, empezó a realizar lo que se denomina la maniobra Heimlich.
El joven adolescente había aprendido esa maniobra en la Escuela de Cadetes en una capacitación de RCP. Instantáneamente supo qué hacer. “Comencé a aplicar las maniobras de Heimlich y al cabo de 15 segundos observé que no estaban funcionando. Entonces tomé al chiquito, lo puse entre mis piernas y comencé a darle palmadas en la espalda en forma de cucharita. A los segundos el niño escupió una bolita”, contó el cadete.
El barrio, la ciudad y la Región se enteró de lo sucedido. Ese día su teléfono no paró de sonar. Inmerso en una adrenalina difícil de explicar, Nicolás intentó dormir un poco por la noche, pero no lo logró. “Hoy no tomo dimensión de lo que hice. Pero si me pongo a pensar, le salvé la vida a un nene de dos años. Es difícil de expresar con palabras lo que siento. Esto significa mucho para mí”, reveló.
Tras el episodio, el niño fue sometidos a estudios que por suerte salieron bien. Con el tiempo el barrio volvió a la normalidad. Pero cuando Nicolás cruza miradas con su vecinito, al cual le salvó la vida, hay una conexión nueva, diferente, especial. “La mamá no paraba de agradecerme lo que hice. Cuando pasan en auto por afuera de casa el nene no para de saludarme”, reflejó.
La vida continúa para Nicolás. Ahora, tras volver a la calma de sus días, piensa en seguir adelante con sus proyectos y actividades. A lo lejos se ve en el horizonte algunos de sus sueños que empiezan a asomarse. En un par de años será bombero, de eso no hay dudas, y quién dice que, en algún momento, viendo un partido de Los Pumas por televisión, lo veamos llevando la pelota ovalada hacia el frente intentando meter un try más. Eso, al menos, suena muy bien.

El orgullo del papá

Cristian también es bombero desde hace 15 años. A la hora de hablar de su hijo se le hace difícil porque lo invade la emoción. “A través de Bomberos Voluntarios logré aprender valores y la importancia de la responsabilidad. Eso me dio la posibilidad de inculcarle valores a mis hijos y buenos ejemplos”, destacó el papá. “Estoy muy orgulloso de mi hijo y gracias a Dios esta historia tuvo un final feliz”, destacó.

Reconocimiento del Municipio de Chacabuco

El Gobierno Municipal de Chacabuco, a través del programa municipal “Personalidades Jóvenes Destacadas”, de la Dirección de Juventud, reconoció el accionar del joven cadete y le hizo entrega de un reconocimiento. “Gracias Nicolás por tu compromiso”, destacaron en un posteo en las redes oficiales del Municipio, donde se lo veía al cadete recibiendo dicha distinción.

Bomberos también felicitó a Nicolás

Desde el cuartel, felicitaron públicamente al cadete con un sentido mensaje. "Los escenarios que vivimos no pueden elegirse, pasan, se presentan, son espontáneos. Lo que marca diferencia es la preparación, ese momento de decidir donde lo único que importa es la vida del otro, del más vulnerable, el que sufre. Nos llena de satisfacción y orgullo saber que estamos preparados para situaciones difíciles dónde lo único que importa es dar la vida por el prójimo. Felicitaciones Nicolás, gracias por tu compromiso, dedicación y vocación de servicio, acciones como esta engrandecen nuestra institución y marcan el camino correcto”.

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