Su espacio creativo en Chacabuco: mesas largas, amplios ventanales y parque.
Su espacio creativo en Chacabuco: mesas largas, amplios ventanales y parque.
HISTORIAS DE VIDA

Ana Zanlungo: reinventar la pasión por la cocina en plena pandemia

La cocinera y empresaria de Chacabuco, dueña de Ana Zeta Catering&Eventos, se vio fuertemente afectada por el coronavirus y transformó su trabajo para cientos de personas en bodas y cumpleaños en delivery de platos gourmet para aquellas familias que buscan darse un gusto en tiempos de encierro.

Ana Zanlungo es cocinera, empresaria y vecina de la ciudad de Chacabuco. Desde hace más de veinte años se especializa en catering y organización de eventos en el distrito donde vive y en toda la Región. Su rubro se ubica entre los más afectados por la pandemia por el coronavirus: las fiestas con cientos de invitados fueron las primeras en suspenderse y serán las últimas en ser autorizadas otra vez. En este contexto, y tras asumir que no podría llevar adelante su trabajo desde el inicio de esta situación sanitaria y por lo que resta de 2020, Ana Zanlungo decidió reinventarse y apostar a una nueva forma de materializar su inspiración en la cocina. De esta manera, Ana Zeta Catering&Eventos pasó a ser Zeta Cocina andante y hoy reparten alrededor de treinta platos por día a parejas y familias de la ciudad que buscan darse un gusto puertas hacia adentro y elegir algo rico en la carta estilo restó que cambia semana a semana.
“Mi pasión por la cocina comenzó a los 9 años, en la casa de mis abuelos, recuerdo contemplar el sótano que ellos tenían, allí había de todo: los chocolates, las frutas secas, los huevos. Ese lugar me parecía inmenso y no lo era realmente; mis abuelos se iban a dormir la siesta y yo bajaba a revolver todo, era muy chica, con ellos hice mis primeras cremas pasteleras, mis bizcochos, y a los 12 años ya cocinaba para una mesa de trece personas. Me levantaba el domingo bien temprano para vivir eso, lo disfrutaba, era pura tradición familiar, de 18 primos que éramos, soy la única que se dedicó a la gastronomía”, así comenzó el relato de Ana Zanlungo en el seminario magistral que dictó de manera virtual para miembros del Instituto Gato Dumas, presentado y coordinado por el cocinero Guillermo Calabrese. Alrededor de 150 personas participaron en vivo de la conferencia virtual –que tuvo luego más de 900 visitas online-  y fue la primera mujer en exponer su trayectoria, luego de que lo hicieran distintos gastronómicos de renombre de nuestro país y del exterior. 
En el marco del seminario, Zanlungo contó también que “a los 17 años me fui a estudiar a Buenos Aires Ciencias Económicas, me fui sola en el tren San Martín, en ese momento no estaba la posibilidad de irme a estudiar Gastronomía”. En diálogo con Democracia, la cocinera amplió que “soy autodidacta, hoy está muy bien visto que se estudie gastronomía, en nuestra época no era de esa manera, todo esto nació por pasión y por coraje”.

Gastronomía y pandemia 

“Antes de la pandemia daba clases sin haber tomado clases nunca, era algo que me gustaba muchísimo, y no podemos hacerlo ahora. Al principio de la cuarentena grabé clases, para ponerle onda, luego empecé a escribir un libro de cocina y me di cuenta de que no podía parar con lo que hacía, que iba a ser todo un año sin trabajar”, relató Zanlungo a Democracia y agregó que “éramos treinta y pico trabajadores en el catering y ahora somos siete con el delivery. Con la cuarentena nació Zeta Cocina andante, tuvimos que cambiar todo: cambié el Instagram, el Facebook, la vajilla de plata y porcelana por packaging, y tuvimos que ser creativos, empezar a rodar de nuevo, como cuando volví al pueblo hace veintipico de años”. 
Por otro lado, Ana Zanlungo  apuntó: “Nos está yendo bárbaro, hoy nadie se puede dar el gusto de viajar para hacer una linda salidita, entonces nosotros entregamos una carta de restó, renovada semana a semana, le ponemos mucha onda, incluso tuve que tercerizar el delivery porque estamos llegando a barrios más alejados, a zonas de quintas donde viven muchas familias hoy”, y agregó que “los números son mucho más finos que antes, desde ya, pero, a pesar de eso, funciona; esto pasa por la pasión, la pandemia nos ha cambiado totalmente a los gastronómicos, somos los grandes afectados de esta situación, sobre todo los que hacemos catering, es impredecible cuándo vamos a poder volver; 2020 iba a ser un año hermoso, teníamos eventos muy lindos, cuando haya que reprogramar esto va a ser tremendo”.
Consultada respecto de cuánto tiempo le llevó reinventarse, Ana aseguró:  “Tardamos en lograr que nos habiliten el delivery, hubo varias trabas al comienzo, pero a los quince días de estar autorizados, arrancamos; tuvimos que cambiar el ploteado del vidrio, los uniformes, los cajones en los que entregamos la comida, algo que nunca nos había pasado” y añadió: “Me sentía encerrada en una jaula enorme pero pienso que, en este contexto, los muertos estarán muertos y los vivos seremos mejores, si podemos reinventarnos; yo siento que antes de la pandemia era como una maquinita, hasta había dejado de ser creativa –excepto por las clases que preparaba-, y ahora me siento bien, plena, libre, aunque los números y la actividad no sean los mismos”. 
En cuanto a la similitud entre su vuelta al pueblo hace más de veinte años y esta situación sanitaria sin precedentes que la obligó a redireccionar su trabajo, Ana Zanlungo destacó: “Cuando me volví al pueblo fue arrancar de cero completamente, formarme, yo no había estado en un instituto, mucho menos en un catering. Recuerdo que cuando fui a comprar la vajilla por primera vez veía la de Gato Dumas, la de Patagonia  de Francis Mallmann, y cuando –tiempo después- viajé a comprar más y vi el plato con el sello de mi nombre sentí mucha emoción por lo que había logrado. Hoy es volver a empezar pero con un camino ya transitado”. 

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