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Plaza 9 de Julio, en Arribeños.
ARRIBEÑOS

Plaza 9 de Julio: un lugar con mucha historia

Cuando vemos la Bandera flamear  en el mástil,  pensamos: ¿Por qué ahí? Ondeando  jubilosa en su  armonía con los colores del cielo y un sol que ilumina a nuestra patria. La respuesta llega  de inmediato: porque es la Plaza del pueblo.
Una parcela  de tierra  destinada  por  sus fundadores fue su cuna.  En un comienzo, como todo, solo una parcela de tierra que fue cobrando vida con plantas, luces y bancos. Las palmeras  y las magnolias abatidas, con los años los jazmines que comenzaron  a crecer,  elevándose al cielo.  Hubo  hombres  placeros durante años y años como Camarro, Adolfo Cepeda, Marín Mansilla que cuidaron de ellas con esmero y se esforzaron para que sus bordes de tierra no se  desmoronaran, hasta   lograr  que se hicieran un cordón de  ladrillos alrededor. 
También canteros  y más canteros, con las famosas margaritas, olorosos nardos, perfumadas y coloridas rosas.  Con gramillas  duras  habían  escrito en uno de sus  canteros “Plaza 9 de Julio”. El pueblo  fue  creciendo cada día más y más…. Y ella también  fue  levantando sus bellezas a la  par. 
Así,  sus calles  interiores y sus calles perimetrales, que eran de tierra, fueron embaldosadas en los años  cincuenta, lo que significó un adelanto que motivó a un vecino del pueblo, Ramón  Romero, a donar  el mástil que  se erigió en su centro  y fue inaugurado  en 1950, “Año  del Libertador General don José de San Martín”.  


El mástil fue  construido  por el constructor Mario Curtí e hijos y se le  fueron adosando placas donadas por las instituciones. A partir de esa fecha, la conmemoración de las fiestas patrias  tuvo otro  cariz. Se convirtió  en el lugar  de citas de las escuelas, instituciones  y público para  los festejos del 25 de mayo,  20 de junio,  9 de julio, y 17 de agosto.   Al  amanecer una salva de 21 bombas despertaban  a los habitantes, saludando  a la patria… La música marcial anunciaba  el acto escolar  y los guardapolvos de los alumnos impecables arreglados hacían sentir   y disfrutar la Patria.”  Los abanderados de cada escuela, ordenados por sus maestros, ocupaban  designado y las voces  se elevaban, entonando:
” Alta en el cielo.
Un águila  guerrera
Audaz, se eleva
En un vuelo triunfal…”
Las autoridades izaban la bandera. Con los acordes del Himno Nacional Argentino  se inicia el acto, mientras allá arriba  alto,   muy alto, bandera azul y blanco, flameaba hasta el atardecer.  En el mástil siempre hubo un lugar para el homenaje. 
La Plaza 9 de Julio, en la localidad de Arribeños, está cuidada por el placero  Mario (cholo) Nievas. 

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