LA PROVINCIA

Una crisis que, como el sol, siempre está

El gobierno provincial termina de cerrar por estas horas los acuerdos salariales con todos los sectores de la Administración pública.

Esta negociación múltiple siempre compleja, inevitablemente tensa, esta vez está a punto de concluir sin picos agudos de confrontación, sustancialmente sin medidas de fuerza de por medio.
Era una de las cuestiones urgentes más complicadas -por sus efectos directos sobre el funcionamiento de la Administración- que esperaban a Daniel Scioli cuando éste aún no se había sentado en el sillón del gobernador. Pero la realidad provincial, sus problemas y sus actores institucio-nales y políticos, no suelen conceder tiempo para celebraciones de capítulos cerrados.
En estos días comenzó a tomar forma de ideas y planteos, que posiblemente deriven en duras pulseadas, el problema troncal de la Provincia que, como el sol, siempre está aunque a veces no se lo vea: la estrechez de las finanzas públicas, la insuficiencia de ingresos que afecta tanto al aparato estatal provincial como a las administraciones municipales.

Un problema
estructural cronico

Mucho puede decirse sobre la mentada "calidad" del gasto público y de las "desviaciones" de fondos que, comprobadas algunas y con formato de rumores muchas otras, forman, justa o injustamente, parte de la historia de la política bonaerense. Esas cuestiones jamás deben ser menospreciadas, y también tiene un peso fundamental en el cuadro de situación que en suma presenta hoy la Provincia, la ausencia de planes y políticas serias y eficientes para cada área (seguridad, educación, salud, obras, servicios) y aún de capacidad para ejecutarlas que, durante muchas etapas, han mostrado las administraciones de la Provincia y de los municipios.
Pero, por debajo de esas graves deficiencias históricas, desde hace años y de modo cada vez más agudo se registra un déficit de los ingresos de los Estados provincial y municipales (salvo algunas pocas excepciones en el caso de las comunas) frente al nivel de los gastos esenciales, las prestaciones elementales de obras y servicios que los gobiernos le deben a la ciudadanía. Su índole, su permanencia y su tendencia a profundizarse convierten a esta problemática en una crisis crónica, estructural, que funciona como el fondo del que emergen, bajo otro formato, tantos dramas cotidianos.

"Es la economía..."
diría Clinton

En ese contexto, han sido los intendentes del Co-nurbano -oficialistas todos ellos menos el de Morón, Martín Sabattella- los que pusieron en blanco sobre negro la cuestión. "Discutamos la plata, no las obras", resumieron el jueves, en una reunión que mantuvieron los jefes comunales de la zona norte y oeste del Gran Buenos Aires con cuatro ministros de Daniel Scioli.
Hablaban de la plata que los municipios reciben del gobierno bonaerense por el reparto de los impuestos provinciales y de las obras que la administración provincial hará o no hará en las comunas. Y fue la antesala de un planteo para una distribución diferente de esos ingresos que beneficie a las intendencias, cuyos detalles técnicos se explican en una nota en la Primera Sección de esta edición, pero cuya entretela es útil tener en cuenta.
Con el jefe de Gabinete de Scioli, Alberto Pérez; y los ministros de Obras y Servicios Públicos, Cristina Alvarez Rodríguez; de Desarrollo Social, Daniel Arroyo; y de Educación, Mario Oporto, sentados a la mesa, los intendentes fueron mostrando las cartas de menor a mayor.
Arrancó el intendente de Tres de Febrero, Hugo Curto, pidiendo el dragado de un arroyo que cruza su distrito, o los 300 mil pesos que costaría ese trabajo. Siguió Osvaldo Amieiro, de San Fernando, para impulsar el armado de un plan trienal de obras y servicios en las comunas "y dejar de actuar sólo en la coyuntura". Y avanzó Sergio Massa, de Tigre, pidiendo que "se dé una mayor participación a las comunas en la distribución de los mayores ingresos futuros de la Provincia".
Llegaron así, con el acuerdo de todos, así al planteo de fondo, el de "la plata".
Medio guiño

El planteo se da, por lo pronto, en la época en que, más allá de los presupuestos formales del 2008, aprobados por los Concejos en diciembre pasado, los municipios terminan de definir sus esquemas reales de recursos y gastos para el año, la insuficiencia "genética" de ingresos vuelve a quedar crudamente expuesta y algunos apelan al mecanismo que, invariablemente, les genera duras reacciones de rechazo de los vecinos -el aumento de las tasas municipales- y otros se resisten a hacerlo aunque las cuentas no les cierren.
Contra lo que podría suponerse, la apertura de la discusión por el reparto de fondos entre la Provincia y las comunas no cayó como un misil en el gobierno bonaerense, aunque no se desconoce que significa abrir un tiempo de ríspidos tironeos en el que no faltarán las pulseadas políticas. El planteo contaría, inclusive, con "medio guiño" del gobernador, que consideraría que "todas las políticas tributarias, incluidas las de los municipios, deben revisarse".

Ventanillas
siempre abiertas

De alguna manera, y más allá de las tensiones que puedan generarse, esta discusión dinamizaría la interacción entre el gobierno provincial y los intendentes y le otorgaría protagonismo a la relación entre ambas partes; relación que, para algunos observadores, aparece cubierta por algunos nubarrones y afectada por ciertas interferencias.
Algunos jefes comunales del oficialismo vienen dejando oír quejas que aseguran que "no son consultados para nada", esto es, para las decisiones que se toman en el gobierno provincial, y profundizando la práctica de recurrir a las ventanillas siempre atentas de la Casa Rosada cuando necesitan fondos u obras; un planteo si se quiere paradójico en su primera parte -está claro que si por algo no se caracteriza la gestión nacional desde el 2003 es por plebiscitar entre la dirigencia institu-cional sus decisiones- pero que les da buenos resultados a la hora de los pedidos.
No es por cierto nueva la estrategia del gobierno nacional de "saltearse" al gobierno provincial, para asistir de manera directa a los intendentes con fondos, por la vía de los ATN del ministerio del Interior, con obras a través de la cartera de Julio De Vido, y aún con la asistencia que provee el ministerio de Desarrollo Social que conduce Alicia Kirchner.
Pero el recambio institu-cional en la Provincia -reconocimiento del terreno y acomodamiento en cada ministerio mediante-, la falta de relación previa entre los jefes comunales con algunos funcionarios de Scioli, y la dinámica que le imprimió Florencio Randazzo al ministerio del Interior en el contacto con los caciques bonaerenses, profundizaron en estos primeros meses del año la tendencia de no pocos intendentes a tocar timbre directamente en el gobierno nacional.

Implicancias políticas

La jugada no pasa exclusivamente, desde ya, por una cuestión de pedidos y respuestas ni sólo por un asunto tan sensible como los recursos. Tiene un trasfondo político, en el que se entremezclan reconocimientos de liderazgos, la selección de con quién se asumen "deudas" y compromisos y reciprocidades. Por eso, sectores del oficialismo vienen observando este movimiento, y estiman que, de profundizarse, podría terminar "vaciando de contenido a la Gobernación", fundamentalmente político.
En este contexto, la discusión sobre la distribución de los fondos provinciales, aunque discusión al fin, podría darle profundidad y significancia a la relación entre la Gobernación y los municipios.
En estas horas en que este factor revulsivo ha aparecido en escena, con todo, un detalle llama la atención. Mientras replantean un reparto distinto de los ingresos que proveen los contribuyentes entre la Provincia y las comunas, los intendentes nada dicen, al menos por ahora, sobre una eventual revisión del esquema de distribución de los ingresos -que también proveen los contribuyentes, incluidos, claro, los bonaerenses- entre la Nación y la Provincia.

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