TRASTIENDA POLÍTICA

Una rebelión subterránea entre intendentes del PJ

Por supuesto nunca lo dirá pero Sergio Massa espera, secretamente, que la presidenta Cristina Kirchner repita en la elección del año que viene la lógica de auspiciar en los distritos de la Provincia la aparición de las llamadas listas colectoras a las del peronismo oficial que integra el Frente para la Victoria. Es que el tigrense habla con muchos intendentes del oficialismo y se ha llevado la impresión de que más de uno pegaría el salto a su espacio si llega a repetirse lo que, para ellos, resultó una pesadilla política en los comicios del 2011 y del 2013.
Como ya informó este diario en su edición de ayer, existe una suerte de rebelión subterránea de los intendentes peronistas del Conurbano que apunta a bloquear la posibilidad del resurgimiento de las colectoras porque consideran que las experiencias anteriores los han perjudicado. Especialmente la del año pasado, cuando se renovaron los cuerpos legislativos.
Esto se debe a que, en efecto, muchos de estos jefes comunales vieron reducida su representación en los concejos deliberantes o directamente perdieron la elección porque el voto oficialista se dividió, posibilitando el triunfo de los candidatos del massismo y poblando los deliberativos locales de dirigentes que revisten en la oposición.
En distritos importantes como Florencio Varela, Ituzaingó o La Plata -en verdad, son muchos más- los intendentes que fueron con la boleta oficial del FpV debieron tragarse el sapo de tener que competir con una papeleta que llevaba los mismos candidatos nacionales y provinciales que tenían ellos pero que, en el nivel de las candidaturas locales, presentaban una oferta con integrantes enfrentados a ellos en el distrito.
El caso más claro fue lo que pasó con el partido Nuevo Encuentro, del titular del AFSCA, Martín Sabbatella, que en la Provincia tiene un enfrentamiento histórico con el PJ oficial.
Intendentes kirchneristas de peso como Julio Pereyra, de Florencio Varela, o Alberto Descalzo, de Ituzaingó,  conviven con sus referentes porque son la oposición a nivel local. Sin embargo, la Casa Rosada le posibilitó a esta expresión no peronista del oficialismo evitar la Primaria Abierta y les facilitó una lista colectora que llevó a los candidatos nacionales del FpV, una nómina que el año pasado la encabezó el diputado Martín Insaurralde.
Se mencionan estos casos porque es vox populi en el PJ bonaerense que esos dos intendentes quedaron heridos políticamente y enojados con Balcarce 50 aunque, claro, nunca será confesado en público.

¿Lógica repetida?


Lo que ahora están viendo ahora los jefes comunales del peronismo, y ha sido tema de charla en más de una reunión, es que en el afán de conservar cuotas de poder en los distintos estamentos del Estado luego de la retirada del año que viene, la Presidenta estaría pensando en incorporar dirigentes propios en las listas de legisladores nacionales y provinciales y en repetir la lógica de las colectoras a nivel distrital. Y esto último aún a riesgo de poner en peligro muchas intendencias por aquella cuestión de la división del voto oficialista. Se calcula que este es un escenario posible en unos 50 municipios.
Cuando se habla de dirigentes “propios” de Cristina, se alude a los enrolados en el Movimiento Evita, La Cámpora, Nuevo Encuentro y demás expresiones que han sabido renegar del tradicional PJ bonaerense pero reportan con fanatismo al liderazgo de la Presidenta.
Es verdad que la gestión de Fernando Espinoza al frente del partido ha tratado de incluir en la conducción a camporistas y evitistas. Pero no es menos cierto que persiste la sensación entre los intendentes de que si la Rosada ordena armar colectoras esos mismos actores no dudarán en presentarse.
Es por esto último que hay una suerte de lobby interno en el PJ para intentar un pronunciamiento orgánico del partido contra la modalidad de las colectoras. Creen que actuará como una suerte de freno a la compulsión cristinista por el dedazo. También es seguro que no pondrá de muy buen humor a la Presidenta y habrá que ver qué pesa más a la hora de las definiciones.

En espera


Lo dicho: Massa tiene la impresión de que más de un intendente está esperando a ver qué definiciones se dan en este aspecto como para tomar la decisión crucial de seguir en el Frente para la Victoria o mudarse al Frente Renovador.
El de Tigre, cuya jugada más fuerte ha sido dividirle la Provincia al oficialismo, está dispuesto a recibir para consolidar su peso territorial en el principal distrito del país. Pero no se lo verá hablando de esto. Los últimos focus groups que encargó el asesor de campaña peruano Sergio Bendixen arrojaron que la gente rechaza un poco la imagen de un Massa muy metido en la rosca política. Es por eso que ha virado su discurso a las propuestas no coyunturales y le viene escapando a las definiciones fuertes con respecto a las diferencias que se dan en la Legislatura por la creación de las Policías Comunales.
La otra certeza que tiene Massa, y en verdad es un dato objetivo hasta el momento, es que una de las debilidades del gobernador Daniel Scioli -su rival directo en el universo peronista- es que no puede garantizarle a ningún intendente del Frente para la Victoria la eliminación de las colectoras.
Simplemente porque, hasta ahora, la ingeniería electoral del justicialismo provincial no está en sus manos sino en la lapicera de Carlos Zanini, el hombre más poderoso del Gobierno nacional, y en algunos apoderados que responden directamente a la Rosada. En este sentido, no es un dato menor que en el último cambio de autoridades partidarias se haya anotado como uno de esos apoderados al camporista Eduardo “Wado” de Pedro, el dirigente “juvenil” favorito de Cristina. 

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