El 3 de mayo de 1948 un grupo de Monjes Benedictinos pusieron en marcha un proyecto de fe, cultura, trabajo y educación con formación en la vida de claustro en “La Ciudadela” cerca de El tejar. Así nació el Monasterio.
Sus orígenes remontan a la inquietud de la congregación por establecer un Monasterio en América del Sur y a María Marenco viuda de Cayetano Sánchez Díaz, quien luego de la muerte de su esposo decide fundar en su estancia “La Ciudadela”, un centro apostólico y una escuela rural.
Al complejo existente se le agregaron un conjunto de dependencias, incluyendo una escuela con internado para 30 alumnos. Los sacerdotes salieron a distintos establecimientos educativos con el propósito de aprender el idioma e interiorizarse de la metodología y planes de los colegios católicos.
Durante 20 años funcionó el internado con 30 niños, luego debido a las características evolutivas del medio social, la escuela pasó a ser sin internado y sólo se cumplen tareas referidas al monasterio, con la presencia del noviciado, teolegado y obligatorio.
La misión específica del monasterio es vida de comunidad evangélica dedicada a la proyección religiosa y cultural. Realizan actividades de agricultura, ganadería y apicultura. Se destaca la elaboración de quesos artesanales del tipo sardo, pategras y saborizados. Puede ser visitada la capilla del convento, donde se venera La Virgen Negra, cuyo culto data del siglo XV. Se cuenta que su color original era blanco pero debido al humo de las velas encendidas a su alrededor a lo largo del tiempo se volvió de este color y a partir de allí se la conservó, aún en las réplicas de este modo. El Museo del Indio fue fundado por el Padre Meirado Hux, quien se encargó de estudiar los orígenes del pueblo publicando varios libros, también se puede tomar contacto con el padre Mamerto Menapace, autor de singulares obras literarias, entre ellas cuentos con vivencias de la zona.
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