TRASTIENDA POLÍTICA

Un escenario de tensiones con proyección hacia 2015

La tensión actual entre Daniel Scioli y Sergio Massa -o, si se quiere, entre el oficialista Frente para la Victoria y el opositor Frente Renovador- está llamada a signar la vida política de la provincia de Buenos Aires por los próximos dos años.
La discusión de estos días en torno al Presupuesto provincial 2014 y la ley impositiva ilustran el inicio de una relación difícil: el massismo, con números decisivos en la Legislatura, se opone a avalar el endeudamiento por unos 15 mil millones de pesos que pidió el Poder Ejecutivo provincial y la creación de una tasa especial destinada a seguridad basada en un ajuste del impuesto inmobiliario.
La quita de apoyo legislativo trasciende lo coyuntural. Ilustra, en verdad, la decisión estratégica de Massa de edificar un perfil marcadamente opositor, sin margen para negociaciones complacientes que lo muestren cercano al sciolismo. Esa orden, la de erigirse como la principal fuerza opositora en la Provincia desde los hechos, fue bajada por el intendente de Tigre a sus principales referentes y se repite en cada plenario que realiza el Frente Renovador en las diferentes ciudades bonaerenses.

Desde diciembre

Es probable, incluso, que la postura cuestionadora, casi intransigente, del massismo se profundice con la llegada de los legisladores propios que asumirán en diciembre, hambrientos de protagonismo y sabedores de la necesidades políticas de un Scioli que, como el tigrense, buscará la presidencia de la Nación.
Massa se ha propuesto ser una suerte de fiscal de Scioli hasta el 2015. El estará formalmente en el Congreso de la Nación donde, dicen, no conducirá la bancada del FR porque no quiere perder el perfil de gestor eficiente que le dio la intendencia de Tigre. Es más: se comenta que ya se está armando una oficina privada en su distrito, relativamente cerca de la intendencia, donde atenderá las cuestiones de la política.
Desde allí, además, será una suerte de digitador de lo que haga su tropa en la Legislatura bonaerense. Es que allí, en definitiva, está la representación política de la liga de intendentes que supo formar y que se ha dado cuenta que, si actúa en bloque en defensa de sus intereses insatisfechos por el gobierno provincial y también por el nacional, cobran mayor fuerza y pueden obtener los beneficios que no consiguen si están separados.
Lo interesante de lo que pergeña Massa es que, en su esquema, no es necesaria la pertenencia partidaria al estilo tradicional. Es por eso que es probable que se repitan las fotos de intendentes que pertenecían al peronismo o al radicalismo saltando al FR.
En esa lógica, actúa como un elemento seductor para consolidar la idea del pluripartidismo la negativa del massismo a disputar la elección interna por la conducción del PJ bonaerense, que ayer, sobre el vencimiento del plazo para presentar las listas, fue ratificada en un comunicado oficial del Frente Renovador.
En ese breve texto se aclaró que no participa ni apoya a ningún candidato.
Un mecanismo preventivo ante la posibilidad de que algún llanero solitario como Mario Ishii sea aplastado en el comicio por el kirchnerismo y esa derrota se la endosen luego al FR en su conjunto.
La del PJ provincial será una elección para afiliados, con padrones de dudosa procedencia y con una junta electoral controlada por el oficialismo partidario. El massismo asegura que ir a una pelea en esas condiciones es todo pérdida aún antes de saber el resultado.
Ayer, con la posibilidad cierta de que el intendente de La Matanza, Fernando Espinosa, fuera ungido candidato a presidente del partido por una lista de unidad kirchnerista- sciolista, las fuentes del Frente Renovador hacían hincapié en un dato: algunas irregularidades que se detectaron en varias mesas matanceras durante el escrutinio definitivo que llevó adelante la justicia electoral luego de las recientes elecciones legislativas como presagio de lo que podría pasar en el comicio interno del 15 de diciembre. “Si hubo truchadas en una elección así, qué garantías hay en una interna”, decían las fuentes cercanas a Massa.
El dato, de notable gravedad, no ha trascendido mucho pero parece que al menos 12 mesas de La Matanza, en efecto, fueron anuladas durante el escrutinio realizado en La Plata debido a “rarezas” que se encontraron en boletas del FpV cuando se procedió a la apertura física de algunas las urnas, por pedido del FR.
Esas mesas, según fuentes judiciales, serían: la 129, 140, 674, 969, 973, 974, 976, 977, 978, 1000, 1019 y 2569.
Lo que se habría constatado allí es que había boletas perfectamente planchadas, sin los dobleces que siempre quedan marcados cuando las papeletas se meten en los sobres.
Como si hubieran sido introducidas a la urna después del cierre de la votación y del conteo que se hace en las escuelas. El incidente, según la ley vigente, puede dar lugar a denuncias penales contra los presidentes de esas mesas cuestionadas.

COMENTARIOS