La inseguridad, que existe en casi todo el país, golpeó en el Conurbano.
La inseguridad, que existe en casi todo el país, golpeó en el Conurbano.
LA PROVINCIA

Otro cimbronazo con el delito, en días donde Kicillof avanzó con su autonomía

La maldita inseguridad, ese flagelo siempre presente en la vida cotidiana, volvió a mostrar su peor cara. En Moreno, en uno de los distritos del Conurbano más postergados, el asesinato de un delivery a manos de un delincuente que había sido detenido dos veces en los últimos dos años y cuyo último paso por un penal duró apenas 60 días, volvió a poner en evidencia que sólo con la policía no alcanza. Hay falencias en el funcionamiento de la Justicia que también hace lo suyo para que estos hechos de sangre se repitan de la mano de victimarios que, casi siempre, acumulan frondosos prontuarios.

Obviamente que el accionar policial siempre está bajo la lupa. Las quejas de los vecinos son recurrentes respecto de patrullajes esporádicos o, en ciertas horas, inexistentes. Pero la Justicia…

Conviven, además, cuestiones estructurales que conspiran contra el accionar de la propia fuerza. Prácticamente no existe en el mundo que casi 100 mil hombres funcionen bajo un esquema centralizado en un territorio tan vasto como la Provincia. En muchos países se ha optado por el control local sobre la policía, una manera de avanzar con una descentralización que siempre terminó dando pasos en falso en el caso de Buenos Aires.

En medio de la sucesión de hechos luctuosos, la gestión del ministro de Seguridad, Javier Alonso, quedó bajo la lupa. El sucesor de Sergio Berni cultiva, en contraposición con el médico y militar, un marcado bajo perfil. “Javier está más firme que nunca”, aseguran en el Ejecutivo, donde le suelen dar cierta entidad a hechos que parecen casuales. 

Los nombres de los posibles reemplazantes de Alonso son alcaldes que se mantienen fieles al liderazgo de Cristina Kirchner. Ninguna sospecha puede tapar la serie de delitos violentos. Tampoco el hecho de que en la Provincia aseguren que los índices delictivos que se registraron en enero no marcaron que se hubieran disparado en relación al mismo mes del año pasado.

En el gobierno de Kicillof se quejan de los “caranchos” políticos que salieron a criticar al Gobernador por este resonante hecho que coronó un enero complejo en materia de seguridad. La mira está posada sobre varios dirigentes de la oposición, pero principalmente sobre el presidente Javier Milei que anticipó que daría una distinción post mortem al repartidor asesinado por haber perdido la vida en defensa de un vendedor ambulante víctima de un robo. “El propio vendedor dijo que no lo quisieron robar. Ni siquiera se informan”, retrucan.

El gobierno libertario no dejó pasar el caso para cargar contra Kicillof y el “garantismo” kirchnerista. Dirigentes de La Libertad Avanza y de distintos sectores de la oposición salieron a cuestionar al Gobernador y a su política de seguridad.

Los temores de Cristina Kirchner parecen encontrar algún sustento. La ex presidenta argumenta que desdoblar las elecciones bonaerenses como quiere el núcleo político de Kicillof pondrá como aspecto central de debate el delito y la inseguridad. Pretende que los comicios sean simultáneos para que la discusión sea sobre el impacto de la política económica de Milei. También, porque su figura retomaría una enorme centralidad si además termina por ser candidata a diputada nacional.

El Gobernador, pese a todo, activó un gesto de independencia política fuerte cuando reunió hace algunos días en Villa Gesell a 35 intendentes con los que se debatió la cuestión electoral. Casi todos ellos están enfrentados con La Cámpora. El desdoblamiento les permitiría contar con más poder de fuego para meter candidatos en las listas. Y si finalmente hay Primarias en la Provincia, ser actores centrales de un eventual armado de Kicillof para darle batalla a Máximo Kirchner.

Algunos funcionarios bonaerenses prefieren ir con pie de plomo. Señalan que, en principio, se está conformando un sector político capaz de sentarse a la mesa de definición de candidaturas con Cristina y Sergio Massa. Pero en el fondo, sobrevuela la idea de ir a fondo en la pulseada contra el kirchnerismo.

El mejor escenario que imaginan algunos intendentes que reportan a Kicillof es que se mantengan las Primarias. Esa herramienta les permitiría ir a la pelea sin romper políticamente con Cristina aun cuando la relación entre ambos sigue estando en tono gélido.

“Para Axel sería un gran negocio. Si gana la Primaria se la gana a Máximo y se convierte automáticamente en jefe del peronismo bonaerense”, analiza un dirigente cercano al mandatario. El escenario ideal para completar la jugada sería el desdoblamiento. En eso anda Kicillof por estas horas.

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