peronismo bonaerense
Máximo participó como uno de los protagonistas de la movida que se ideó para mostrar unida a la coalición de gobierno.
PANORAMA PROVINCIAL

Máximo, con el respaldo de Axel Kicillof, avanza sobre el peronismo bonaerense

El Frente de Todos, además de procurar exhibir a un año de gobierno una foto de unidad en medio de las versiones cada vez más extendidas de cortocircuitos internos, estrenó en el acto que se celebró en el Estadio Único de La Plata una nueva forma de denominar a uno de sus principales dirigentes bonaerenses.
Se trata si se quiere de una anécdota, pero acaso esté preanunciando un poco más que eso. El hipocorístico “Maxi” se escuchó en los discursos de Alberto Fernández y Sergio Ma-ssa. Ambos se referían con ese tono entre coloquial y afectivo a Máximo Kirchner, el diputado nacional e hijo de la vicepresidenta Cristina Kirchner.
Como su madre, Máximo participó como uno de los protagonistas de la movida que se ideó desde el gobierno de Axel Kicillof con la premisa de mostrar que el oficialismo, pese a las turbulencias y distintas miradas, se visualiza a sí mismo como una coalición que no piensa en desgajarse. 
“Maxi” es, por estas semanas, objeto de múltiples miradas. Quizás tengan que ver con el acelerado proceso que encabeza para ganar influencia y poder de decisión en el peronismo de la Provincia. “Es un bonaerense más”, lanzó por caso la vicegobernadora Verónica Magario cuando se refirió al diputado nacional en la apertura del encuentro del Frente de Todos. Sin decirlo, recordó que Máximo ya fue candidato por el principal distrito del país y que, además, nació justamente en La Plata.
Cerca del jefe de La Cámpora dicen que esa agrupación no está detrás de la embestida que se registra por estas horas para encumbrarlo en la jefatura del PJ bonaerense. “Se lo vinieron a ofrecer”, señalan con una lectura con tono de inocencia. Le apuntan a algunos intendentes del Conurbano que, por diversas razones que tienen que ver con rencillas entre los propios alcaldes o porque se están convenciendo de que a “Maxi” le está calzando el traje de sucesor presidencial, lo empujan a quedarse con el partido. 
Claro que la resistencia de otro grupo de jefes territoriales determinó que el debate se congelara hasta marzo. Los más refractarios señalan en voz baja que se le está abriendo una puerta gigante a La Cámpora para avanzar sobre el poder del peronismo provincial. 
El gobernador Kicillof observa esos movimientos. Sin inmiscuirse directamente, sus decisiones, por acción u omisión, estarán en sintonía con “Maxi”. 
Dos temas que rondan el escenario político marcan aquel alineamiento. Uno de ellos tiene que ver con la reelección de los intendentes, vedada a partir de 2023 para quienes están cumpliendo el segundo período consecutivo de gobierno. Cerca del mandatario aseguran que Kicillof no hará nada para promover alguna enmienda legislativa que permita reabrir la puerta para los alcaldes que de otra forma tendrían que elegir otro destino. “Los únicos que no votamos ese engendro fuimos nosotros”, en referencia al kirchnerismo. “Que se arreglen los que apoyaron a Vidal en esa locura”, disparan como un tiro por elevación a Sergio Massa y un grupo de alcaldes dialoguistas del peronismo liderado entonces, entre otros, por Martín Insaurralde y Mariano Cascallares.
El otro asunto espinoso tiene que ver con las Primarias y la posibilidad de suspenderlas el año que viene. Más allá de la imposibilidad fáctica de avanzar por carecer de mayoría en el Senado, el gobernador considera que ese tema no está en agenda. Casualmente, algunos de los interesados en saltearse esa cita previa a octubre son los intendentes. No resulta tan casual que sea Máximo Kirchner y La Cámpora los que rechazan suspender las Primarias, que estiman una herramienta central para dar batalla en los distritos frente a los jefes comunales.
Kicillof tampoco en ese tema está dispuesto a mover un dedo. Alineado en la estrategia de avanzar sobre el poder territorial del histórico PJ bonaerense.

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