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Rodríguez Larreta impulsa a Diego Santilli en territorio bonaerense, dentro de las duras disputas internas que afloran en Juntos por el Cambio.
PANORAMA PROVINCIAL

Las disputas opositoras que se esconden detrás de la reaparición de Mauricio Macri

Quienes frecuentan a Mauricio Macri o están al corriente de sus movimientos, no se muestran sorprendidos por su reaparición pública. Conocían que estaba preparando una serie de entrevistas para volver al ruedo en coincidencia con la etapa más compleja del corto trayecto presidencial de Alberto Fernández, edulcorada con la ferviente muestra de fe peronista de ayer.
El reingreso a la escena pública del expresidente con declaraciones a repetición generó revuelo. Hay quienes dicen, no obstante, que estuvo más moderado de lo que se esperaba. Pero algunas de las cuestiones que tenía atragantadas las despidió y armó un batifondo en Juntos por el Cambio.
Por caso, obligó a quien se perfila como candidato presidencial del principal espacio opositor, Horacio Rodríguez Larreta, a descartar una posible ruptura de la excoalición gobernante. Larreta salió en persona a colocarse como escudo protector ante eventuales fisuras. Pero también comenzó a anticipar algunas decisiones que tienen que ver con lo que imagina para el armado electoral en la Provincia. No resultó casual que fuera su vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, quien saliera a contener a los sectores del peronismo que, con el nombre de Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, fueron ninguneados por Macri en sus declaraciones.
Santilli parece ser la pieza central que Rodríguez Larreta quiere hacer jugar en la Provincia. En voz baja, el propio dirigente admite que le gustaría encabezar la fórmula para la Gobernación en 2023. No se trata de una novedad. Lo es, en cambio, la posibilidad de que ese desembarco se acelere.
En sectores de Juntos por el Cambio comenzó a hablarse en los últimos días de que Santilli podría ser quien lidere la lista de diputados nacionales en lugar de María Eugenia Vidal. Ese eventual cambio de planes comenzó a tomar cierto anclaje con la intensificación de las incursiones bonaerenses del “Colorado”. Días atrás estuvo en La Matanza y quien lo recibió fue el exministro de Educación de Vidal, Alejandro Finocchiaro; hace apenas unas horas anduvo por Lanús con el intendente Néstor Grindetti como anfitrión.
Algunos núcleos bonaerenses del PRO ya encolumnados con Rodríguez Larreta parecen convencidos de que la aventura bonaerense de la exgobernadora tuvo fecha de vencimiento en las elecciones de 2019. “María Eugenia mide mejor a nivel nacional que en la Provincia, donde parece tener un techo del 38-39 por ciento que no alcanza para ganarle al peronismo unido”, analizan.
La jugada de correr de la escena provincial a Vidal es riesgosa, aunque en rigor parecería no incomodar a la exmandataria, cada vez más convencida de que su futuro político está del otro lado de la General Paz. Es casi un secreto a voces que Vidal podría ser candidata el año próximo en la Provincia pero que al mismo tiempo no desearía liderar la fórmula bonaerense en 2023. “María Eugenia va a hacer lo que Horacio le pida”, repiten en influyentes sectores del PRO. Pero ese posible acatamiento no despeja las tensiones.
Del otro lado del mostrador, de los que resisten el desembarco de Santilli, afirman que Vidal “es la única que puede aglutinar”. Y anotan que hay varios grupos y sectores que resisten que un “foráneo” sea quien ostente el estandarte de la principal representación electoral bonaerense.
El prurito de procedencia quizás no alcance para frenar los deseos de Larreta. La Provincia, en todo caso, anota sobrados ejemplos de dirigentes porteños o con actividad política en Capital Federal que terminaron sentados en el sillón de Dardo Rocha. Carlos Ruckauf, Daniel Scioli, la propia Vidal y ahora Axel Kicillof se han deslizado por ese trampolín en función de las necesidades de sus fuerzas políticas.
A Santilli lo esperan focos de resistencia diversos con intereses, incluso, antagónicos. Los intendentes del denominado Grupo Dorrego pretenden transformarse en la primera línea de resistencia, una suerte de infantería territorial en el PRO. “Vamos a buscar y a definir un candidato para la Provincia, no se va a aceptar ningún nombre impuesto desde la centralidad del partido”, dicen en el entorno del grupo que conforman Jorge Macri, Julio Garro y Diego Valenzuela, entre otros alcaldes.
No son los únicos, pero sí los que más ruido hacen en la pelea partidaria. Algunos fantasean con llevar incluso esa pulseada a una improbable interna en Juntos por el Cambio. Cerca de Vidal avisan, por lo pronto, que no será ella la que enfrente a Santilli. “Es imposible”, sentencian.

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