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EDUCACIÓN

Preocupante índice de repitencia en la primaria y secundaria provincial

El 14,23% de los alumnos de las estatales cursó más de una vez el mismo año en la escuela media, y el 4,79% deja los estudios. En las escuelas primarias públicas el porcentaje de repetidores se duplicó en los últimos años.

Una tasa de repitencia aceptable en primaria sería de un 3 por ciento. Hoy estamos en niveles altísimos y tenemos que bajarlos”, admite en diálogo con EL DIA Agustina Blanco, directora de evaluación y planeamiento en la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires que días atrás presentó el informe “El estado de la escuela 2019”.

En ese estudio, al que accedió este diario, se ratifica la (casi) universalización de la enseñanza obligatoria. Sin embargo, no todos llegan al final del camino.

Los indicadores provinciales muestran que para el período 2017/2018 más de cinco de cada cien chicos de primarias estatales habían recursado, mientras que en el sistema privado no llegaban a uno de cada cien. Lejos del “aceptable” 3 por ciento, esa brecha, que pegó un salto en 2016, es la peor en casi una década (Ver gráfico).

También, los promovidos en primaria, que entre 2013 y 2014 habían llegado a un pico de 97,86 por ciento, eran menos que hace ocho años, con una mejor proporción en el sector privado (Ver gráfico)

En sentido inverso, el abandono era mayor en las primarias privadas, donde entre 2017 y 2018 se registró una tasa del 2,14 por ciento (el más alto en ocho años), frente a la baja o nula deserción del sector estatal.

¿Y en las secundarias bonaerenses? Aquí, los niveles de desempeño son todavía más bajos que en primaria, con una brecha mayor entre los establecimientos de una y otra gestión: en ocho años, la tasa de repitencia en el sector estatal pasó del 13,32 al 14,23 por ciento, contra el 4,16 por ciento del nivel medio privado. En tanto que en el mismo período los niveles de abandono mostraron mejoras: en las escuelas públicas cayó más de la mitad, al bajar del 10,71 al 4,79 por ciento, mientras que en las privadas varió del 5,06 al 3,41. También, las tasas de promoción en el sector estatal mostraron una sostenida línea ascendente en los últimos ocho años: del 74,14 por ciento pasaron al 79,15, por debajo aún del 91,79 de promovidos que registra la educación media privada.

“Hay datos que duelen -retoma Blanco-, pero por otro lado vemos una reducción del abandono. Es decir, los alumnos repiten pero se quedan en las escuelas, lo que se traduce en menos chicos en las calles”.

Para el director del Departamento de Ciencias de la Educación de la Facultad de Humanidades, Martín Legarralde, esta tendencia de las escuelas estatales a recibir y retener a los alumnos que verían impedida su continuidad en el sector privado debería llevarnos “a volver debatir y recuperar las investigaciones sobre la repitencia: ¿En qué medida para los alumnos que repiten, volver a pasar por las mismas situaciones de aprendizaje le garantizaría una mejor experiencia educativa? ¿En qué medida esta repetición le permitiría, ahora sí, aprender lo que no aprendió en la ocasión anterior?”.

La directora de evaluación y planeamiento educativo de la Provincia aclara: “Estamos en contra de la repitencia, no funciona, los chicos no deben volver a dar todo un año”, aunque explica que “tiene que ver con que se ha puesto la prioridad en mejorar las prácticas del lenguaje”.

Los resultados de las pruebas Aprender 2017 mostraron que dos de cada tres estudiantes del último año de estudio del nivel secundario lograron resultados satisfactorios o avanzados en Lengua, pero solo uno de cada tres alcanzó el mayor desempeño en Matemática. Entre los alumnos del último año de primaria, las evaluaciones Aprender 2018 reflejaron que más de la mitad de los alumnos evaluados obtuvo un desempeño satisfactorio o avanzado en Matemática; en Lengua, tres de cada cuatro estudiantes alcanzaron los mismos niveles de logro. En ambos años, los estudiantes del sector de gestión privada (y más aún, los de nivel socio económico alto) lograron mejores desempeños que los del sector estatal, especialmente en Lengua.

Blanco advierte: “Sin que la repitencia sea deseable ni una decisión consciente, las estrategias pedagógicas apuntan a la alfabetización de los chicos. No da igual que egresen de la primaria con un bajo nivel, ni que pasen a la secundaria para después abandonar en 2º año. No quiere decir que la repitencia ayude, pero quizá se paga ese costo”.

Un costo que también se paga en las escuelas platenses, donde las primarias estatales pasaron de una tasa de repitencia del 4,43 por ciento entre 2010 y 2011 al 4,54 en 2017/2018, según los indicadores interanuales de la DGCyE. En cambio, en el sector privado la variación en ocho años fue de 0,9 a 1,03.

En línea con lo que sucede en territorio provincial, las mayores dificultades para los colegios de la Ciudad se verifican en el nivel medio. Y también aquí es donde se acentúa la brecha entre los sectores de gestión: mientras que en las secundarias privadas la repitencia del período 2017/2018 mostró una tasa del 2,76 por ciento (por debajo del 3,84 de ocho años atrás), en las estatales se observó una proporción de repetidores del 11,35 (levemente inferior al 11,51 de hace ocho años).

En este lapso, menos alumnos de La Plata desertaron de las secundarias públicas (el indicador descendió tres veces, de 13,03 a 4,16) y más promocionaron: el indicador pasó de 74,71 a 82,92 por ciento en ocho años, mientras que en las privadas de 2017 a 2018 habría promovido el 94,4 (frente al 90,67 que lo hacía en 2010/2011). Pero también, más de 4 de cada 10 de alumnos de secundarias estatales de la Ciudad llegarán a 6º año con más edad de la correspondiente: casi 14.000 estudiantes con sobreedad, según se desprende del indicador interanual 2017/2018 (que no muestra datos para el sector privado).

Las cifras, que pueden abrumar, no dicen nada sobre las causas: ¿Por qué abandona la escuela un chico? ¿Por qué repite? ¿Qué siente?

El director de la Escuela Secundaria Nº 59, de Gonnet, Gustavo Jara, observa que “las familias de la periferia no ven en la escuela un vehículo de movilidad social ascendente y los alumnos no le encuentran el sentido, vienen por obligación, entonces se producen los abandonos”. Para él, el establecimiento de la educación secundaria obligatoria no llegó acompañado de una mayor infraestructura: “En general, las secundarias comparten edificio con las primarias; se pretende formar a un bachiller sin laboratorio de ciencias naturales, sin sala de música, a veces sin biblioteca. ¿Cómo podés motivar a un chico si no tenés espacios para enseñarle?”.

La directora de una populosa Primaria de Altos de San Lorenzo se jacta de conocer la historia de cada uno de sus cientos de alumnos por los que, asegura, el equipo docente trabaja diariamente “más allá del horario escolar” para evitar que deserten: “Los niños muchas veces no vienen a la escuela porque tienen que quedarse a cuidar a un hermano más chico, o porque el día anterior han salido a hacer changas con sus familias y a la mañana se duermen, o porque no tiene zapatillas o útiles. Es inevitable que un chico que atraviesa estas dificultades y que, en muchos casos, llega con hambre no se vea afectado en su trayectoria educativa”. Hablar de abandono, repitencia y sobreedad -sostiene la directora- “es también hablar de una persona atravesada por múltiples factores que las políticas públicas deben atender”. El Estado, entiende, puede ser la única vacuna contra “la sobreedad, enfermedad que sólo se contagia en la escuela”.

Para el director de la Secundaria 59, la repitencia, “puede ser útil para reforzar contenidos, pero en exceso es perjudicial porque produce sobreedad. Esto resulta contraproducente, esencialmente en el ciclo básico (1º a 3º año), donde las familias se niegan a que su hijo de 11 comparta espacio con otro de 15 y lo termina pasando a una escuela de gestión privada”.

Precisamente en 2º año la repitencia alcanza su pico: 18 por ciento, casi 2 de cada 10 alumnos. “El gran dilema es qué hacemos frente a esto”, se pregunta Jara.

La directora de evaluación y planeamiento educativo bonaerense apunta a una “evaluación colegiada que siga el aprendizaje de los alumnos, en la que intervengan docentes de diferentes materias, pero que necesitará de un cambio en el diseño curricular”, al mismo tiempo que enfatiza en la necesidad “urgente” de mejorar en Matemáticas y revertir “el dato preocupante de la repitencia”.

Mientras que el director de la Secundaria 59 mira más allá de su escuela y el sistema educativo para detenerse en una “decadencia mayor ¿Qué institución funciona bien para decir que la educación está mal? ¿Cuál podemos tomar como referente para que la escuela se supere? La realidad es que el país está mal. Y nosotros, docentes y alumnos, estamos dentro de él”.

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