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UN FLAGELO SOCIAL

Crece el consumo de drogas sintéticas y alertan por variedades más peligrosas

Según datos de Sedronar, en Argentina aumentó un 200% entre 2010 y 2017. Fuentes de ONGs europeas dedicadas a la reducción de daños advirtieron, tras la muerte de una argentina, sobre versiones de alto poder.

Fueron, en total, tres días de agonía. Milagros Alanis Moyano, una marplatense de 19 años que desde hacía tres meses vivía en Palma de Mallorca había asistido el domingo 14 a una fiesta electrónica, el Origen Festival. 
Pero en un momento se sintió mal, sufrió un shock y debió ser asistida y trasladada  al Hospital Universitario Son Espases. Días más tarde el cuadro que presentaba se tornó crítico, se la trasladó a un hospital de Barcelona y allí murió. 
La autopsia preliminar confirmó la presencia de éxtasis y que Milagros sufrió un fallo multiorgánico e hipertermia (llegó a tener 43 grados de fiebre). Meses después de dejar Mar del Plata para instalarse en España junto a su hermana melliza, los sueños de Milagros de viajar por el mundo quedaban definitivamente truncados.
La de Milagros Moyano no es la única muerte con estas características; la crónica policial de los últimos años suma, sólo en nuestro país, varios casos fatales que fueron vinculados al consumo de éxtasis y otras drogas de diseño: en enero de 2017 moría Giuiliana M en una fiesta electrónica en Arroyo Seco. 
Oriunda de Rosario, la mujer, de 20 años sufrió hemorragias internas que los médicos que la atendieron asociaron con el consumo de drogas de diseño. En diciembre de 2017 murió en Córdoba Pablo Rielo, de 35 años, que se convirtió en el tercer fallecido como consecuencia de las drogas de diseño en esa provincia. Pero el antecedente que quedó grabado a fuego en la sociedad fue el de la fiesta electrónica Time Warp, que dejó el saldo de cinco adolescentes muertos tras consumir drogas de diseño en Costa Salguero. Fue en abril del 2016.
A esta sucesión de muertes se suman otros datos que devuelven la preocupación por las drogas sintéticas al centro del debate.
Uno de ellos surge de un informe de la Sedronar difundido a principios de este año, que indica que entre 2010 y 2018 el consumo de éxtasis entre chicos de entre 12 y 17 años creció un 200%. Y no sólo eso. En el mismo lapso, la edad de inicio en esta droga, según el mismo informe, bajó de los 16 a los 14 años y medio.
El otro dato que preocupa tiene que ver con la investigación de la muerte de Alanis. Una de las primeras hipótesis que se manejaron en este caso apunta a la presunta adulteración de la pastilla que la chica había consumido, según se presume, con veneno para ratas. 


Sin embargo, otra hipótesis tiene que ver con una situación que se denuncia desde ONGs europeas dedicadas a la reducción de daños desde 2016: la presencica de pastillas de mayor poder en el mercado internacional, con una concentración de MDMA (el principio activo del éxtasis, una metanfetamina) más de dos veces mayores que la dosis recreativa promedio.
Mariana Remes Lenicov, que es jefa a cargo de la guardia del Centro Provincial de Toxicología que funciona en el Hospital de Toxicología y Salud Mental de La Plata afirma que "cuando se trata de drogas de diseño la única medida de prevención eficaz es que no se consuman.  Porque se trata de sustancias elaboradas en laboratorios clandestinos sobre las que no existe ningún tipo de control, cuya fórmula siempre es un misterio para quien la consume".
Remes Lenicov dice que en nuestra Región las drogas de diseño sólo motivan algunas emergencias aisladas y que siguen muy atrás de otras sustancias en la lista de los consumos más comunes como el alcohol, la cocaína o la marihuana.
Con todo, aparecen en el testimonio de quienes llegan para tratarse de sus adicciones, quienes en un alto porcentaje aluden a que las consumen.
Por su costo, las drogas de diseño, entre las que está  el éxtasis es una de las más populares, son consumidas solo por sectores sociales medios y altos y están asociadas a situaciones específicas, como determinados tipos de fiesta.
“No es el tipo de drogas que una persona va a consumir sola en su casa”, indica Remes Lenicov. Pero tampoco se trata de las “drogas seguras” a las que aluden muchos de quienes las consumen.
"De ninguna manera son seguras", dice Remes Lenicov, "y una de las razones es que constantemente están cambiando las fórmulas, por lo cual el consumidor nunca sabe qué esta tomando".
Uno de esos cambios que preocupa especialmente es la aparición en el mercado internacional de versiones mucho más poderosas de éxtasis.
Sobre eso advirtió recientemente la organización española de reducción de riesgo Energy Control que alertó sobre la presencia de pastillas que pueden contener entre 200 y 300 miligramos de MDMA, el principio activo del éxtasis. Una dosis de marcada peligrosidad y muy superior a los 80 miligramos de MDMA promedio del éxtasis para uso recreativo.
Según explica Remes Lenicov, el efecto que produce el consumo de éxtasis es una estimulación del sistema nervioso central que potencia la percepción (de los colores, de la música) y genera una sensación de empatía.
Pero obtener esos efectos depende de muchas variables: el estado de hidratación de la persona y la inexistencia de una patología cardiológica previa, entre otras. Si alguna de estas cosas sucede, la búsqueda del placer a través de las pastillas se puede transformar en emergencia hospitalaria o aún en el peligro de un desenlace fatal.
"Cuando recibimos una emergencia de este tipo, como no existe un antídoto específico, lo que hacemos es acompañar. Se mantiene a la persona internada, se la hidrata y se le hace un acompañamiento renal y cardiológico durante entre 8 y 12 horas, que es el tiempo promedio que dura el efecto más fuerte", dice la especialista.

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