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TRASTIENDA POLÍTICA

Un experimento que se daba por muerto desde el almuerzo entre Macri y Vidal

En el oficialismo bonaerense daban por muerta la idea de despegar los comicios provinciales de los nacionales, para realizar antes de octubre la elección a gobernador, desde aquel almuerzo en Olivos entre Mauricio Macri y María Eugenia Vidal hace algunos días.
Si antes de aquella comida se mantenía la expectativa de alcanzar el objetivo impulsado por la primera plana del vidalismo, después del encuentro para referirse al tema se escuchaban frases del tipo: “Está con respirador artificial a punto de morir” o “Se encuentra en terapia intensiva con pronóstico de muerte”. Más allá de la vocación por las metáforas médicas, se percibía la sensación de derrota en la pulseada electoral con la Nación.
Por supuesto que no será el discurso oficial, que versará sobre el concepto de que Cambiemos -nacional y bonaerense- es un sólo equipo y que se hará lo que se considere mejor para la victoria del espacio en su conjunto.
Pero no es lo que, en verdad, pensaban en la gobernación, convencidos de que la imagen alicaída del Presidente en el Conurbano bonaerense podría tener el efecto de un ancla que tire hacia abajo la candidatura de Vidal por la reelección. La gobernadora, en cualquier encuesta que se mire, tiene unos diez puntos más de popularidad que Macri.
Los voceros oficiales y oficiosos del vidalismo saldrán ahora a refutar toda esa tesis que ellos mismos se encargaron de instalar para reforzar la presión en favor de desenganchar los comicios. Es probable que el discurso sea que la gobernadora es una candidata tan potente que ganará en cualquier escenario, en cualquier fecha, en cualquier esquema. Que, otra vez, será la carta fuerte de Cambiemos para intentar la victoria en octubre.

La gobernadora, en cualquier encuesta que se mire, tiene unos diez puntos más de popularidad que Macri.

También, que trastocar fechas sería un costo económico alto para el Estado en tiempos de ajustes y que no conviene obligar a los bonaerenses a concurrir a las urnas en al menos cinco ocasiones durante este año. Curioso: en Cambiemos también se estaban fabricando argumentos para desinflar estas últimas observaciones, que seguramente hubieran sido las armas verbales de la oposición para atacar al oficialismo si efectivamente se producía el desdoblamiento.
La concreto es que la idea no pasó el filtro de Marcos Peña, el jefe de Gabinete y estratega de la campaña nacional de Cambiemos. Siempre fue el principal detractor, convencido que perjudicaría a Macri. Fuentes vidalistas aseguran que Vidal inició un proceso de convencimiento sobre el asesor estrella Jaime Durán Barba, otro objetor. Y que habría logrado conseguir que pasara del rechazo a la promesa de estudiar a fondo el tema. Una suerte de “Ni”. No alcanzó.
Entre los más defraudados con la decisión de no adelantar el capítulo bonaerense de la elección se cuentan los intendentes de Cambiemos. Porque fueron ellos, en realidad un grupo que gobierna en el Gran Buenos Aires, los que empezaron a barruntar el tema y se lo llevaron a Vidal para que ésta lo suba a la Casa Rosada.
Los jefes comunales piensan, aunque no lo dirían ni bajo tortura, que sin Macri en la boleta les será más fácil conseguir sus respectivas reelecciones. Muchos creen, en base a encuestas, que la gente de sus ciudades tiene buena ponderación de sus gestiones locales pero pésima opinión del Presidente. Básicamente, por el gran paráte económico, sobre todo en el cordón industrial del Conurbano, y por el aumento de tarifas de los servicios públicos, que fueron abultados y muy mal explicados.
Luego del encuentro Macri-Vidal, ese grupo de intendentes esperaba noticias al respecto justamente para esta semana a más tardar. Ayer las tuvieron, emanadas desde la gobernación: se vota el 11 de agosto en las Primarias Abiertas y el 27 de octubre en las generales. Todos tendrán al Presidente en sus boletas. Lo que dificultará cualquier estrategia de municipalización de sus campañas.
Buenos Aires, en rigor, aparece como una de las pocas provincias que votará en forma unificada. Para Vidal, es otro factor más de presión: convertirse, una vez más, en la carta decisiva para asegurar un triunfo de Macri. Hace cuatro años puso fin a una hegemonía de casi tres décadas del peronismo en el distrito, pero era otro contexto. La presión sobre ella se había iniciado cuando el gobierno nacional decidió volcar sobre su Provincia el mayor peso del ajuste global pautado con el FMI, obligándola a absorber subsidios nacionales y recortando ciertas partidas. Por eso en el vidalismo hablan del “doble sacrificio” que pide la Rosada: absorber los recortes y, encima, ganar la elección para ayudar al presidente.
Es en ese marco que cobraba fuerza ayer la versión de que Vidal logró la promesa de Macri de enviar a la Provincia los famosos 19 mil millones de pesos que ella reclamaba como compensación por la licuación que sufrió el Fondo del Conurbano en el marco del ajuste: fondos que habían sido pensados para obras importantes terminaron tapando otros agujeros.
Se supone, porque nada fue confirmado en forma oficial, que Vidal tendrá ahora ese dinero y que podrá volcarlo a la zona más problemática para Cambiemos, electoralmente hablando. Se verá de qué manera bajan esos fondos a la Provincia. Suena a figurita de cambio por renunciar a una idea de desdoblamiento que la gobernadora tenía bastante negociada con un sector de la oposición.

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