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María Eugenia Vidal y Mauricio Macri hablaron por primera vez del tema de adelantar las elecciones bonaerenses, pero la cuestión quedó en plano de indefiniciones.
PANORAMA PROVINCIAL

Las señales de la Rosada que parecen desinflar el proyecto para adelantar las elecciones

No habría que sacar conclusiones tajantes de la reunión que Mauricio Macri y María Eugenia Vidal mantuvieron en la tarde del viernes en la que por primera vez hablaron mano a mano de la posibilidad de adelantar las elecciones bonaerenses. No existieron definiciones contundentes ni en privado ni en público, y la incógnita, por lo menos en lo formal, no se despejará al menos hasta mediados de febrero.
Pero la política suele nutrirse de señales que en ocasiones dicen más que los propios protagonistas en declaraciones públicas. Por eso, si hubiera que guiarse por el puñado de indicios que surgieron tras aquél cónclave celebrado en Olivos, podría comenzar a concluirse que la Casa Rosada parece cada vez más abroquelada en su rechazo a que Vidal juegue su suerte en junio, desvinculada del proyecto de reelección del Presidente.

Vidal consiguió el compromiso de Macri para que le giren $ 19 mil millones. Huele a moneda de cambio por la unificación electoral.

También se ratificaría otra cuestión: que aun cuando esté convencida de que lo mejor para el proyecto de continuidad que empuja Cambiemos sería ofrendar un triunfo anticipado en la Provincia a su jefe político como forma de potenciar la reelección del Presidente, Vidal no enfrentará la opinión del gobierno nacional.
Tras aquella reunión, en la Provincia comienzan a ver, no sin cierta desazón, cómo se va alejando en el horizonte el proyecto de adelantamiento. Cuentan que cuando Vidal planteó el tema, Macri le habría respondido que hará “lo que ustedes me digan”. Pero esa definición dio rápido paso a otra: “Háblenlo con Marcos”. Marcos es Peña, el influyente jefe de Gabinete y dueño, junto al consultor Jaime Durán Barba, del diseño de la estrategia electoral de Cambiemos.
Peña es, justamente, quien rechaza el desdoblamiento por el que pujan Vidal y la mayoría de los intendentes del oficialismo porque considera que le restará potencia electoral al Presidente. Al remitir la definición de la cuestión al jefe de Gabinete, Macri está sentando una clara posición respecto de un debate que mantiene en vilo a la política.
En la Gobernación no dan nada por cerrado, pero comienzan a admitir que “nos piden un sacrificio grande”. Y añaden: “Otro más”, en clara referencia a que el mayor peso del ajuste producto del acuerdo con el FMI se cargó en la mochila de Buenos Aires.

Vidal quiere, pero…
Vidal parece convencida del adelantamiento por varias razones. Cree que no sólo se generaría un escenario favorable para su propia reelección porque el peronismo-kirchnerismo sigue sin instalar un candidato para competirle, sino porque además desinflaría a Cristina Kirchner, que se quedaría sin la tracción de los intendentes propios que habrán jugado su suerte meses antes.
  La Gobernadora se imagina, con un triunfo bajo el brazo, empujando a Macri, que hoy mide entre 7 y 10 puntos menos que ella en la Provincia.La elección unificada podría colocar a Vidal frente a un escenario en el que, quizás, su alta ponderación pública quede en un segundo plano. De cara a correr el riesgo de que no se plebiscite su gestión sino la del gobierno nacional. Es el otro fantasma que acecha la Gobernación.
Pero, como se dijo, Vidal no resistirá la unificación aun cuando la considere perjudicial. En cambio, parece encaminado su reclamo para conseguir los 19 mil millones de pesos por la actualización del Fondo del Conurbano. “Si obligar a unificar, esos fondos son vitales”, reconocen cerca de la Gobernadora.
Macri ya ha dado el OK para que esos recursos estén disponibles. Y si bien resta conocer en qué forma llegarán, es la otra señal política que parece indicar que Vidal terminará atando su suerte a la del Presidente.En el peronismo parecen haber tomado nota de que las definiciones electorales se estirarían hasta el 22 de junio, fecha en que tendrán que anotarse los candidatos. No parece casual la arremetida del PJ ensayada ayer a orillas del mar de la que surgieron dos cuestiones centrales en torno de las candidaturas. La primera, que siguió cosechando apoyos el plan de varios intendentes de peso de catapultar como candidato a la Gobernación a Martín Insaurralde. El alcalde de Lomas de Zamora no quería competir mano a mano con Vidal en una elección adelantada. La nueva realidad lo habría dotado de renovados bríos.
La segunda, la sonora ausencia de Axel Kicillof en la tienda veraniega pejotista. El ex ministro de Economía es el candidato de Cristina Kirchner, pero resistido por el peronismo clásico que pretende hacer valer su peso territorial en la Provincia.

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