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TRASTIENDA POLÍTICA

Las futuras batallas políticas de Cristina

Salvo que medie un cimbronazo impensado, Cristina Kirchner ya es senadora nacional en representación de la provincia de Buenos Aires. Salga primera o segunda, la banca la tiene asegurada. En todo caso, lo que está en juego es el tercer senador del distrito que, se verá, terminaría siendo de Cambiemos o de Unidad Ciudadana. Pero para la ex presidente, salir primera es un dato crucial para su futuro político. Una necesidad. Lo admiten fuentes de su entorno, que trabajan en la campaña con la inocultable presión de remontar las encuestas que empiezan a conocerse.
Dos batallas esperan a Cristina después de la elección del 22 de octubre. La primera se dará en el Senado, donde la recibirá un peronismo lleno de rencores por actitudes pasadas. Por definición, la Cámara Alta es el lugar donde más peso tienen los gobernadores.
Los justicialistas ya avisaron por varias vías que no se perciben alineados detrás del liderazgo de Cristina quien, por cierto, viene ensayando una suerte de “peronización” de su figura y su campaña. 
El senador por Río Negro Miguel Ángel Pichetto, una suerte de gerente legislativo de los intereses de los mandatarios del PJ, ya le avisó a Cristina que deberá armar su propio bloque de Unidad Ciudadana porque en la bancada justicialista –antes llamada Frente para la Victoria- difícilmente tenga lugar. Salvo que quiera, claro, supeditarse a la autoridad de otro. Una utopía: no está en los genes de la ex presidenta tener por jefe a los que antes consideraba empleados.
En el reciente reportaje brindado a un medio “no amigo”, Cristina ofreció dar un paso al costado en 2019 si eso servía para la unidad del peronismo. Hablaba de una candidatura presidencial propia, un escenario impensado para los gobernadores que intentarán, aún negando su propia historia reciente, re-fundar un peronismo sin vestigios de kirchnerismo explícito.

El PJ provincial
La segunda pelea a futuro de Cristina será con el PJ de la Provincia de Buenos Aires. Allí necesita ganar por un margen claro en octubre para que no le discutan el liderazgo los que hoy aparecen como aliados. Esto es: los intendentes justicialistas que la siguieron en la aventura de dejar el partido para conformar la Unidad Ciudadana.
Como ya se dijo desde este espacio, desde la semana posterior a las Primarias se insinúa en esa tropa, que tiene presencia fuerte en el Conurbano, cierto ánimo levantisco, quejoso, contra la ex presidenta. Es una queja que no se publica. El motivo: en muchos distritos, los intendentes obtuvieron números menores a los que habían calculado antes de las PASO. Aún aquellos que ganaron en agosto. Se sabe que para ellos es prioridad conservar la tranquilidad en los respectivos Concejos Deliberantes

Dos batallas esperan a Cristina después de la elección del 22 de octubre.

Esos mismos jefes comunales están diciendo ahora, en reuniones de rosca y catarsis, que luego de octubre la prioridad es renovar el peronismo provincial con protagonistas nuevos. Y Cristina, aún cuando ha despreciado siempre la cuestión partidaria, pretendería influir en ese futuro para apuntalar su supervivencia política.
En diciembre vence el mandato del matancero Fernando Espinoza como presidente partidario. Hoy se encuentra en uso de licencia por una cuestión de modales: es candidato a diputado nacional en la lista de Unidad Ciudadana. O sea, por un partido diferente al que preside. Espinoza debería convocar a elecciones internas para principios de 2018. De diálogo muy fluido con la ex presidente, tendría pretensiones de renovar.
Los cristinistas puros, léase La Cámpora –con “Wado” de Pedro a la cabeza- y un puñado de intendentes hiperfieles, también pretenden dar pelea en el marco de esa lógica de resguardar la fortaleza política de Cristina. Y los grupos de alcaldes que hasta hace algunos meses prometían un hambre de poder que al final no tuvieron, como los extintos Fénix y Esmeralda, también se ven a sí mismos con posibilidades, retomando el discurso renovador que abandonaron cuando siguieron a la ex presidente porque “medía bien en las encuestas”.

Una silla
Por este camino, el de los intendentes, tal vez encuentre una silla para sentarse en la mesa de negociación del futuro del PJ bonaerense el ex ministro Florencio Randazzo. Y si hablamos de candidatos de octubre, Sergio Massa ya se está vendiendo como la punta de lanza en la Provincia del grupo de gobernadores que prefiere tener a Cristina lo más lejos posible. Por algo se empieza: ya dijo que no descarta volver al peronismo, de dónde se fue para formar su propio espacio hace cuatro años.
Lo más probable es que el primer foco de tensión entre Cristina y los intendentes se produzca cuando haya que designar autoridades en los bloques legislativos provinciales. Previo al acto de UC en Florencio Varela, el domingo pasado, se realizó un almuerzo entre los alcaldes peronistas. Estuvo Jorge Taiana, compañero de fórmula de CFK.
Dicen que de allí salió un relativo consenso para que el intendente en uso de licencia de ese distrito, Julio Pereyra, sea el próximo jefe de bloque de los diputados provinciales de un peronismo “unificado”. Pereyra integra la boleta de UC de la Tercera Sección Electoral. Por diferencias históricas, es el último nombre que quiere Cristina para ese cargo. El resultado de octubre dirá si conserva espalda política para vetarlo.

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