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TRASTIENDA POLÍTICA

Los intendentes del PJ y las cuentas para octubre

Una luz de alerta se encendió entre algunos intendentes bonaerenses del justicialismo, en especial del conurbano, después de las Primarias del domingo. El “efecto encuesta” de la elección los puso a hacer cálculos sobre lo que podría arrojar la legislativa del 22 de octubre. Todos se juegan a retener o mejorar su poder territorial con el consiguiente reflejo en la conformación de los concejos deliberantes. Se sabe: las bancas de los legislativos locales, y el respiro que supone contar con números favorables allí, representan la gran obsesión política de los alcaldes.
La mayoría de los peronistas alineados con Cristina Kirchner –que la siguieron a la aventura de dejar el PJ para sumarse a Unidad Ciudadana- lograron imponerse en el capítulo local del comicio y, en ciertos casos, con victorias resonantes. Como en Merlo, La Matanza o Ensenada. Pero en otros casos las ventajas que obtuvieron no serían las esperadas, lo que podría redundar en que en diciembre próximo cuenten con menos concejales propios de lo que habían calculado en el inicio del proceso electoral.

Debaten en mesas de catarsis la incógnita que rodea al mundillo justicialista K: si Cristina logrará en octubre superar el guarismo que obtuvo en la PASO. 

El tema es motivo de conversaciones cruzadas entre intendentes, que hacen la comparación de la diferencia a favor que sacaron frente a Cambiemos hace tres días y la distancia que cosecharon con esa misma fuerza en la elección de 2015. Son varios los que observan, a modo de balance, que esa brecha se ha achicado, mostrando cierto avance del macrismo.
Debaten en mesas de catarsis la incógnita que rodea al mundillo justicialista K: si Cristina logrará en octubre superar el guarismo que obtuvo en la PASO -34,11% según el cuestionado escrutinio provisorio- o si ése será, punto más o menos, su techo. ¿Y si hay otra ola amarilla, imprevista, como la de hace dos años? se pregunta más de uno.
En distritos como Lomas de Zamora, Avellaneda o Berazategui, por nombrar sólo un puñado que cuentan con buena ponderación local de sus gestiones, los alcaldes peronistas comprobaron que aquellas distancias de hace dos años con Cambiemos, de 15, 11 ó más de 20 puntos, se fue achicando. No es una tragedia, es verdad. Pero acaso los lleve a repensar cierta “municipalización” de la próxima etapa de sus campañas.
Cristina deberá trabajar, pues, sobre la fidelización del vínculo con esos hombres, sobre quienes siempre dispensó un dejo de desprecio. Pero que la siguieron, sobre todo, porque en los meses previos a los cierres de listas medía muy bien en las encuestas de intención de voto. Siempre desconfiada de los dirigentes del conurbano, aún cuando por años fueron clave en su sostenimiento político, la ex presidenta estaría dudando del real compromiso que pondrán los alcaldes en esa suerte de “ballotage mentiroso” en que se ha convertido la elección de octubre.
Al menos eso cuentan fuentes que frecuentan a Cristina y que, detallistas, anotaron minuciosamente las ausencias de muchos jefes comunales el domingo a la noche en el estadio de Sarandí, donde Unidad Ciudadana esperó el escrutinio.
En el gobierno de la Provincia intuyen esta situación y, claro, trabajarán para agigantar cualquier resquicio entre la ex presidente y los alcaldes.
Para tantear el terreno sería enviado el ministro de Gobierno, Joaquín de la Torre. Uno de los peronistas del gabinete de María Eugenia Vidal. También Federico Salvai, mandamás de la campaña de Cambiemos en la Provincia. Y más de un intendente oficialista, de buen diálogo con sus colegas justicialistas. “Se procurará trabajar en acuerdos con ellos”, dicen, misteriosas, fuentes de Cambiemos.
Y ni hablar con aquellos grandes heridos del conurbano, como los randazzistas Juan Zabaleta (Hurlingham) y Gabriel Katopodis (San Martín), ambos alcaldes de la Primera Sección Electoral en la que, de acuerdo al escrutinio provisorio, se evidencia un virtual empate entre Cristina y el oficialista Esteban Bullrich en la pelea por el Senado. Para esos intendentes la elección fue directamente un desastre.
En ambos distritos Cambiemos se impuso con lo justo en el capítulo de concejales y los representantes de los intendentes salieron cuartos, muy lejos. En Hurlingham, en tanto, Cristina ganó por dos puntos. Pero cayó por esa misma exigua diferencia en San Martín.
Según trascendió, el mismo día de la elección desde el gobierno de Vidal se comunicaron con estos alcaldes. Quedaron en tomarse un café. Lo mismo habría sucedido en otros distritos donde Cristina se impuso y a la nómina del intendente no le fue tan bien. ¿Acuerdo en puerta propuesto por el vidalismo? Quedan unos 65 días para averiguarlo.

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