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TRASTIENDA POLÍTICA

La Tercera, una sección maldita para Cambiemos

“Es un problema grande para nosotros”, admite la fuente del comando electoral de Cambiemos. Se refiere a la populosa Tercera Sección Electoral del Conurbano bonaerense, la tierra donde la postulación a senadora nacional de Cristina Kirchner encuentra su mayor fortaleza, ese punto desequilibrante que la ubica como potencial ganadora de las Primarias de agosto, según varias encuestas que andan revoloteando.
Es una forma de decir: lo correcto sería hablar de “la candidatura más votada” porque no habrá competencia real entre las diferentes fuerzas políticas que se presenten el 13 del próximo mes. La contienda “por los porotos” será en octubre.
En Cambiemos han aceptado hace rato que ganar “la Tercera”, sur del Gran Buenos Aires, es imposible. Es una zona que integra un cordón industrial que, en mayor o menor medida, ha sufrido las consecuencias de las medidas económicas iniciales del gobierno de Mauricio Macri. Es, prácticamente, una cuna del peronismo duro. “Vamos a perder allí; lo ideal sería que no sea por escándalo”, admiten en el oficialismo.
La aspiración de máxima en Cambiemos, para algunos observadores acaso muy optimista, parece ser la de repetir los resultados de la elección de 2015. Que fue derrota pero, dependiendo del cristal con que se mire, puede leerse como una caída digna o una por afano.
Breve reseña: en octubre de aquel año, a nivel de cargos provinciales (se eligieron 9 senadores por la Tercera Sección) el Frente para la Victoria obtuvo 42,25% de los votos y Cambiemos sacó 30,73 %.

La aspiración de máxima en Cambiemos, para algunos observadores acaso muy optimista, parece ser la de repetir los resultados de la elección de 2015.

Los guarismos de la elección presidencial, sin embargo, registraron un 43,3 % para Daniel Scioli y un 27,5 % para Macri. Pero el dato a valorar hoy en Cambiemos es el del capítulo “Gobernación”: el FPV, con Aníbal Fernández como postulante, obtuvo hace dos años el 41 % mientras que María Eugenia Vidal sacó el 33,5%.
Ese sería, pues, el escenario ideal que perseguiría el gobierno en el proceso electoral de este año en “La Tercera”, a esta altura considerada una sección maldita.
Está integrada por 19 distritos, la mayoría muy poblados, donde sobresalen La Matanza, Lomas de Zamora y Almirante Brown, que para Cambiemos resultan prácticamente inexpugnables. En la sección conviven 4.406.275 electores habilitados. De ese número, 1.038.753 son matanceros.
Ese distrito se ha convertido en una suerte de conato de resistencia kirchnerista con dos caras visibles: la intendenta Verónica Magario y el jefe del peronismo provincial, Fernando Espinoza. Que, paradójicamente, fue uno de los principales operadores de la idea de sacar al PJ de la alianza Unidad Ciudadana, que es el sello con el que se postulan todos ellos. Espinoza integra la lista de candidatos a diputados nacionales del cristinismo.
Según las fuentes del oficialismo, hay real esperanza de que las seguras derrotas ante Cristina en Lomas, Matanza y Brown, sean compensadas en parte por buenos desempeños en otros dos partidos de la Tercera Sección manejados por Cambiemos, que también son muy poblados: Lanús (394.102 electores) y Quilmes (467.623 votantes), donde parecen haber subido las acciones en materia de gestión del intendente Martiniano Molina. Al menos eso dicen supuestas encuestas que manejan en la gobernación provincial.
La verdad es que, salvo esas dos ciudades mencionadas, en el resto de la Sección Cambiemos tiene un armado territorial bastante débil en comparación con el PJ, que tributa casi íntegramente a Cristina.
En el resto de la Provincia, Cambiemos mantiene serias expectativas de:
-Lograr una avalancha de votos en el interior provincial, en especial en las zonas rurales que aún mantienen enemistad con el kirchnerismo. Resta saber en ese vasto territorio, muy extenso pero mucho menos poblado que el conurbano, hasta dónde influirá electoralmente el drama de las devastadoras inundaciones que viven miles de productores.
-Imponerse, aunque sea con justeza, en La Plata (más de 550 mil electores), Bahía Blanca (245 mil electores) y Mar del Plata (en rigor, General Pueyrredón, 556 mil electores), centros urbanos grandes donde gobierna el oficialismo. Sobre la “Ciudad Feliz”, tal vez la más complicada de todas, la estrategia decidida es clara: “provincializar” allí la campaña, sacar el foco de la gestión local y llevarlo a la tarea de gobierno de Vidal, que conserva respetables niveles de respaldo. Un trabajo que probablemente deba hacer la mandataria en persona.<

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