EN LA PROVINCIA

Se asalta a una persona mayor cada 5 horas

Así surge de los datos que maneja la ONG Red Solidaria.

Los datos indignan y alarman. Asustan. Pero no son los únicos: según los números más recientes que maneja la ONG Red Solidaria, en la provincia de Buenos Aires se asalta a una persona mayor de 65 años cada cinco horas.

Y en el país, completa el informe, se asesina a una persona de esa franja etaria cada ocho días. ¿Cuál es la ciudad con más delitos de este tipo?: La Plata, seguida de cerca por Rosario y Capital Federal.

«Esta crueldad inusitada sobre las personas mayores parece inexplicable pero tiene sus razones en esta crisis social y de valores que vive nuestro país», asegura Juan Carr, uno de los encargados de recabar los datos de Red Solidaria y para quien, con una familia cada día más fragmentada y un desprecio por nuestros mayores cada vez más latente, «es imposible que esto se solucione. Al contrario: todo indica que va a seguir empeorando».

Los datos que maneja Carr revelan una situación a la que, por su magnitud, ni las autoridades provinciales ni las nacionales parecen poder hacerle frente con buenos resultados. Para los que estudian el tema, en la reiteración de estos hechos aparecen dos fenómenos bien marcados: por un lado, una delincuencia cada día más violenta.

Por el otro, el creciente número de ancianos que viven solos, un fenómeno mundial que se vincula al retroceso de la familia trigeneracional -aquella en la que los ancianos viven en la casa de sus hijos- y al crecimiento de la expectativa de vida.

En nuestro país, los datos indican que más del 8 por ciento de los ancianos viven solos y casi el 35 por ciento con su cónyuge. Muchos de ellos viven solos por elección. Y, en muchos casos, a disgusto de su propia familia, que quiere buscarle una alternativa para que estén acompañados pero se encuentran con su repetida negativa.

«Hay una tendencia de muchos de no aceptar ser acompañados por alguien que no conocen -explica el geriatra Walter Grasso-. No quieren que los invadan. Y si bien es una postura que puede ser entendible, se debe saber que esta decisión genera muchas veces que sean estudiados y marcados por grupos de delincuentes».

Los escasos estudios que hay en la materia permiten a los gerontólogos sacar algunas conclusiones: una de ellas sostiene que a pesar de no tratarse de un grupo afectado mayoritariamente por delitos violentos en general, son los que más sufren sus consecuencias. «El anciano es una persona fácil de ser engañada, ya sea en su casa o cuando van a cobrar -opina Grasso-. Es un grupo etario totalmente desprotegido. Y, más allá de cualquier crisis familiar, la sociedad en su conjunto no hace nada para mejorarles el nivel de vida».

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