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TRASTIENDA POLÍTICA

El PJ evalúa cómo salir del affaire Scioli-Berger

Hace varios días que el kirchnerismo bonaerense y la dirigencia de La Cámpora debaten intramuros si el ex gobernador Daniel Scioli está en condiciones de tener un puesto privilegiado en las listas legislativas del PJ de cara a octubre próximo.
Es una discusión en mesas reducidas, en llamadas telefónicas, en cenas prolongadas. El hecho que puso en una suerte de “stand by” una postulación que se daba como segura –a senador o a diputado- fue el cimbronazo a su imagen que supuso el reciente escándalo con su pareja.
Puntualmente, el hecho de que esta introdujera en la agenda pública el concepto de interrupción de su embarazo que habría sugerido el derrotado ex candidato presidencial del Frente para la Victoria.
En fuentes del peronismo, y en especial en el círculo más cercano a Scioli, se coincide en un punto: “Hay que arreglar el asunto de alguna manera”, se escucha. Se está trabajando sobre eso, admiten en Villa La Ñata. Un pequeño equipo “de crisis” está enfocado en el tema.
Podría haber, por ejemplo, una aparición televisiva con perfil de “mea culpa” del ex gobernador en la que, más allá del tono que le imprima, jamás se avalará la idea del supuesto pedido de aborto.
Y muy probablemente se trate de explotar como argumento a su favor –y refutador de la sospecha que lanzó su ex pareja- el dato objetivo de que, durante la gestión sciolista, el gobierno provincial promovió la ley de fertilización asistida para hacer los tratamientos más accesibles. Un paso que Scioli dio aún en contra de la postura de la Casa Rosada, comandada en ese entonces por Cristina Kirchner. Su eventual compañera de fórmula en las próximas elecciones.
Es una incógnita cómo reaccionó CFK, que venía llevándose bastante bien con Scioli cuando estalló el affaire. Hasta ayer no se había referido al tema, aunque en el kirchnerismo admiten que su hijo y principal operador político, Máximo, “estaba en llamas”. Seguramente será tema para el próximo asado en el quincho de Juan Cabandié.
El golpe “extra político” encontró a Scioli en un momento de relativa reconstrucción de su vínculo con el peronismo orgánico. En especial, el de Buenos Aires. Es que los primeros meses luego de la caída en el ballotage contra Mauricio Macri, en noviembre de 2015, el hombre sintió el alejamiento en masa de esos que lo adulaban cuando era gobernador.
“No llamaba nadie. En algunos distritos los referentes partidarios nos cerraban la puerta. Pero desde que empezó a aparecer en las encuestas otra vez la cosa cambió mucho”, confiesa hoy una fuente calificada del sector.
El sciolismo evalúa, pues, que es prematuro que saquen a su referente máximo de la cancha, como sí piensan otras voces del justicialismo que ven lo que pasó como un daño difícil de reparar. También admiten que su problema amoroso-personal condicionó notablemente un trabajo que venía haciendo Scioli, junto al titular del PJ bonaerense Fernando Espinoza, en el sentido de buscar una unidad partidaria para enfrentar al oficialismo en las urnas.
Una encuesta encargada desde las oficinas sciolistas, que quedan justo al lado de la sede porteña del Banco Provincia en la que atendió por ocho años y en la que hoy manda María Eugenia Vidal, entusiasma a su tropa y es mostrada en las reuniones que por estas horas mantienen los justicialistas de la Provincia (ayer hubo dos importantes).
El trabajo de intención de voto fue realizado por Dicen Consultora, a cargo de Hilario Moreno. Las preguntas se hicieron el 26 y 27 de abril y el 13 y 14 de mayo.
Según esos números, la fórmula Cristina-Scioli obtiene 38 % de las voluntades en el Gran Buenos Aires y un 33% en el interior.
En tanto, los candidatos potenciales de Cambiemos, Esteban Bullrich y Gladys González, sacan apenas un 19% en el GBA y un 31 en el interior.
No estuvo incluido en la medición Florencio Randazzo, quien asegura que dará pelea en las Primarias Abiertas del PJ contra quien sea.
Sobre Randazzo: se sabe que un poco festejó el mal momento de Scioli aunque sus colaboradores aseguran que le encantaría dirimir en una PASO aquel duelo que no fue por la postulación presidencial de hace dos años, cuando el ex ministro de Transporte rechazó la presión de Cristina para bajarse de la carrera por la Casa Rosada y ser candidato a gobernador provincial.

Es una incógnita cómo reaccionó CFK, que venía llevándose bastante bien con Scioli cuando estalló el affaire Berger. En el kirchnerismo admiten que Máximo estaba 'en llamas' por la cuestión.

El sciolismo evalúa que es prematuro sacar a su referente máximo a la cancha. También admiten que un problema amoroso condicionó el trabajo que venía haciendo el ex gobernador.

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