Miguel: "Scioli tiene que sacar a Peluso y a su séquito"

El diputado provincial por la Coalición Cívica, Abel Miguel, se refirió a la situación de funcionarios del Gobierno bonaerense sospechados de negociados en torno al juego. “En el caso particular de los funcionarios involucrados en los negocios del juego, el Gobernador tiene que hacer una limpieza. Más allá de lo que Scioli pueda responder a los pedidos de informes que nosotros hicimos, ya esto está muy probado”, dijo el legislador.
Miguel, al igual que toda su bancada, apuntó contra el polémico titular del Instituto de Loterías y Casinos Bonaerenses. “Con los antecedentes de personajes como Peluso y su séquito, es indudable que Scioli tiene que sacarlos del gobierno. Los funcionarios deben ser personas con conductas intachables, no pueden seguir en el Gobierno aquellos con causas probadas”.
 “Lo que pasa es que acá se ha hecho un negocio de los amigos del poder, y con el gobierno de Kirchner se ha exacerbado todo esto con la participación de sus socios o amigos en el negocio”, dijo el ex intendente de nuestra ciudad.
En ese sentido, el diputado emparenta el desempeño del gobernador con el del matrimonio presidencial: “Scioli tuvo siempre, desde el inicio de su gestión, la intención de poner más bingos en toda la provincia”.

Sí producción y no juego

 “Nosotros creemos que está bien que el Estado administre pero, nos parece que debe promover otras actividades, que tienen que ver con la producción y no con el juego”.
El diputado provincial por la Coalición Cívica es uno de los legisladores que se ha pronunciado en contra de las casas de juego como una constante en todo el territorio bonaerense. Y como intendente rechazó la llegada de un bingo al distrito.
 “Cuando el Gobierno de Cafiero determinó la cantidad de salas para el interior de la provincia, en Junín teníamos una ordenanza donde se prohibía la instalación del bingo”, contó Miguel, quien recuerda que dicha disputa culminó en una instancia judicial.
El diputado remarcó que en términos generales “es totalmente perjudicial que se instale una casa de juego en un pueblo del interior, donde existe una comunidad de población estable, y todos los días las personas dejan hasta lo que no tienen para intentar salvarse”.