REFORMA POLITICA

El debate sobre internas abiertas retorna al territorio bonaerense

El sistema de elecciones internas abiertas, simultáneas y obligatorias para la definición de los candidatos de todos los partidos también comenzará a debatirse en breve en la Provincia, donde podría reinsta-larse, por lo tanto, un mecanismo que fue aplicado apenas una vez y en forma parcial. El debate será, por lo pronto, impulsado por el gobierno de Daniel Scioli, según indicaron fuentes del Ejecutivo, en consonancia con la propuesta lanzada a nivel nacional por la presidenta Cristina Kirchner, aunque también fuerzas opositoras bonaerenses impulsarían la discusión.
El sistema de elecciones internas abiertas, simultáneas y obligatorias fue creado en la Provincia en el 2003, mediante una ley que estableció su utilización para la designación de los candidatos a todos los cargos electivos provinciales (gobernador, intendentes, legisladores provinciales, concejales), dejando en manos de cada fuerza el método a utilizar para elegir autoridades partidarias.
Con un antecedente en 1990, cuando el entonces diputado Marcelo Elías (UCR) presentó una iniciativa en ese sentido, el sistema fue creado recién 13 años después, con la sanción de un proyecto de ley que firmado nuevamente por Elías en forma conjunta con el entonces presidente de la Cámara de Diputados, el peronista Osvaldo Mércuri.
El sistema nació, así, en medio de los ecos todavía fuertes del "que se vayan todos", el reclamo contra "los políticos" que, entre cacerolazos, había levantado la ciudadanía en los días de la crisis de fines del 2001 y buena parte del 2002. Y estableció que todos los partidos debían celebrar sus comicios internos en una misma jornada, y que podrían votar todos los ciudadanos -los afiliados y los independientes- habilitados para sufragar en las elecciones generales. Se disponía también que esos comicios eran de realización obligatoria para todos los partidos y de participación voluntaria, en cambio, para los ciudadanos.

Problemas y final

Pero la reglamentación de la ley introdujo un cambio sustancial. El Ejecutivo cedió a los planteos de "fuerzas chicas" que argumentaron que, sin tener "internas reales", se veían obligadas a realizar comicios que les generarían gastos que no estaban en condiciones de afrontar. Y limitó la "obligatoriedad" estableciendo que los partidos con listas únicas no tenían que hacer los comicios.
La primera vez que se utilizó el sistema fue en el mismo 2003. El único partido que tuvo una interna "real" -con sectores fuertes en pugna- fue la UCR. El PJ presentó listas únicas para los cargos principales y en los municipios tuvo contiendas que no eran tales (entre una lista de un sector poderoso y una nómina sin representatividad real).
Así, en medio de una participación ciudadana que en la práctica se limitó a afiliados y militantes, el debut -y despedida- mostró el punto débil del sistema: partidos que no necesitaban votos podían mandar a votar a su "tropa" a la interna de otra fuerza por -obviamente- el peor candidato de ésta, y hasta podían determinar el resultado de la compulsa ajena. Ese "problema" fue el argumento central del Ejecutivo para impulsar en 2005 una suspensión del sistema que fue aprobada por la Legislatura con el acuerdo o el silencio de todas las fuerzas políticas y que se mantiene hasta hoy.

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