FALLO RECORD DE LA JUSTICIA BONAERENSE

Prisión perpetua para los asesinos de Garrido

Ernesto David Luque y Débora Acuña fueron considerados hoy coautores de homicidio doblemente calificado por criminis causa.

El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 5 de San Isidro condenó ayer a prisión perpetua a la pareja que asesinó de cuatro balazos al policía Aldo Garrido durante un asalto en un comercio del centro de San Isidro el 17 de febrero pasado, en un fallo dictado por unanimidad y en tiempo récord, ya que recién hoy se cumplen cuatro meses del crimen.
Los jueces Mario Kohan, Raúl Neu y Ariel Introzzi Truglia consideraron a Ernesto David Luque (29) y Débora Acuña (30) coauto-res de un "homicidio doblemente calificado por criminis causa (matar para ocultar otro delito y lograr la impunidad) y por tratarse la víctima de un miembro de una fuerza de seguridad, en concurso real con robo calificado por el uso de armas y tenencia ilegal de armas de guerra y de uso civil".
Además, Luque, quien al momento de asesinar a Garrido estaba desde hacía 15 días en libertad condicional por otra condena, fue declarado reincidente.
Tras conocerse la pena, Marta Barberis, la viuda del policía, aseguró a la prensa que estaba conforme porque "la prisión perpetua era la pena que se merecían".
Tanto Luque como Acuña confesaron haber asesinado a Garrido a balazos, pero los dos dijeron que no fue su intención matarlo.
Luque dijo que se le "escaparon" dos tiros de su revólver cuando forcejeaba con Garrido, y Acuña que cuando disparó con la pistola del policía, lo hizo hacia el piso.
Ambas versiones quedaron desacreditadas con los testimonios del jefe de la Policía Científica de San Isidro, inspector Marcelino Cottier, y la médica forense de la policía Gloria Pellegrini, quienes explicaron a partir del análisis de la escena del crimen, las trayectorias balísticas y el funcionamiento de las armas, que era imposible que se hayan "escapado" los disparos.
El hecho ocurrió alrededor de las 10 del 17 de febrero cuando la pareja hoy condenada ingresó al local de ropa "Kevingston" de la calle Chacabuco 361 de San Isidro para concretar un robo que resultó frustrado por el accionar de Garrido.
Garrido (61), que tenía el grado de teniente y fue ascendido a capitán post mortem, era un policía muy querido por los 30 años que llevaba custodiando la zona y su muerte causó consternación en los vecinos y comerciantes del centro de San Isidro que le rindieron varios homenajes y juntan llaves para realizar un busto de bronce para recordarlo.

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