En medio de la campaña electoral, el gobernador Daniel Scioli decidió llevarse otro diputado del bloque oficialista para ocupar un cargo en el Ejecutivo. La decisión no sorprende en función de que, en casi un año y medio de gobierno, el mandatario hizo emigrar a cinco legisladores para integrarlos a su administración. Pero la movida que acaba de concretarse en la última sesión está rodeada de un gran interrogante: si quien ingresará a la bancada del Frente para la Victoria se integrará a ese espacio o si, por el contrario, engrosará el número de integrantes de la Coalición Cívica.
Con la intención de que ocupe un lugar en el ministerio de Producción que lidera otro diputado con licencia, Martín Ferré, el Ejecutivo decidió ofrecerle un espacio al quilmeño Daniel Gurzi, un dirigente que supo integrar el círculo de confianza del ministro de Justicia de la Nación, Aníbal Fernández.
Y en la última sesión, efectivamente, se aprobó la licencia de Gurzi para que pueda acompañar en la gestión a Ferré. Hasta aquí, nada inusual. Pero las dudas comienzan a surgir en torno del nombre de la reemplazante de Gurzi: la dirigente de Esteban Echeverría, Ana María Ressia.
Ressia es la esposa del ex intendente de ese distrito, Alberto Groppi, quien fue derrotado en las elecciones de 2007 por el actual jefe comunal, Fernando Gray. Pero ocurre que el "groppismo" ha dejado de abrevar en las aguas del justicialismo-kirchnerismo y aún peor, acaba de cerrar un acuerdo político local con el Acuerdo Cívico y Social.
Ese nuevo alineamiento se verifica, por ejemplo, en que la hija de Groppi, Silvia, es promovida por el partido GEN que lidera Margarita Stolbizer como tercera candidata a concejal.
Incertidumbre
Esta situación hace dudar de la actitud que adoptará Ressia cuando a partir de la próxima sesión se integre a la Cámara baja provincial. Es decir, si se sumará al Frente para la Victoria (lista por la que fue electa), o responderá al nuevo alineamiento de su sector y se irá a la Coalición Cívica.
Si bien se trata de una banca, el problema cobra dimensión para el oficialismo. Producto del desgajamiento que sufrió con la partida de los felipistas, el Frente para la Victoria cuenta con 47 legisladores, es decir, el número mínimo para formar quórum.
Si Ressia no acompañara al oficialismo, el gobernador Scioli perdería una herramienta crucial para llevar adelante las sesiones. Y para impulsar sus proyectos, quienes son sus laderos en la Cámara baja deberán encarar trabajosas negociaciones para conseguir quórum y mayoría.
Pese a esta situación, en el oficialismo se afirma que la nueva diputada que asumirá en la sesión de la semana que viene, se sumará al oficialismo o, al menos, acompañará sus iniciativas. "Ese compromiso ya está; fue además una de las condiciones para que se concretara la salida de Gurzi", dicen quienes están al tanto de la movida.
La mirada está posada ahora en la actitud que adoptará Ressia. Aunque algunos conocedores de las movidas internas en la Cámara de Diputados aconsejan esperar a que pasen las elecciones para conocer con certeza dónde se ubicará la nueva legisladora.
UN DILEMA PARA SCIOLI
Interrogantes por una banca en la Cámara Baja
En la próxima sesión asumirá una diputada suplente. No se sabe si se sumará al oficialismo o a la oposición.
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