PANORAMA POLÍTICO DE LA SEMANA

El oficialismo ensaya una jugada de riesgo

El oficialismo prepara sus pertrechos para emprender una aventura política de final incierto. Se encamina a ensayar un acuerdo de gobernabilidad con el peronismo, esperanzado en las gestiones que le prometen varios intendentes.
Los jefes territoriales que le quedan al PJ se han transformado en una representación anárquica, pero representación al fin, de la explosión que sufrió el justicialismo tras la derrota electoral. Hoy no hay líder que encolumne ni conduzca.
El PJ sufre una mutación poco usual para sus usos y costumbres: el verticalismo que respondía a la presencia de un referente indiscutido y todopoderoso, hace algunos meses dio paso a una composición heterogénea de voluntades que pugnan por encolumnar sectores con éxito relativo.
Esa transfiguración coloca a los alcaldes peronistas con una dosis de poder que se pondrá a prueba en las próximas semanas. Ellos son los actores clave de una movida que se empuja desde los gobiernos nacional y bonaerense.
En Cambiemos se esperanzan con correr de la escena al Frente Renovador, socio y sostén desde la Legislatura de las principales medidas adoptadas por María Eugenia Vidal hasta el momento. Juzgan que llegó el tiempo de comenzar a aplicar la estrategia política urdida para el año que viene y que apunta a quitarle juego a Sergio Massa en la contienda bonaerense.
Para los cerebros del PRO, en 2017 la ciudadanía, más allá de juzgar las gestiones de gobierno, evaluará si sigue apostando al cambio o quiere volver al pasado. Prefieren confrontar con el recuerdo del kirchnerismo que con Massa. La fórmula de correr al líder del Frente Renovador de la escena arrancaría, según esa lógica, con quitarle los espacios de poder que maneja en la Cámara de Diputados donde ejerce la presidencia a través de Jorge Sarghini.

Riesgos

La jugada es arriesgada porque anota un antecedente tan reciente como frustrante para el oficialismo.
Hace algunas semanas cuando los diputados de Cambiemos quisieron votar la adhesión al blanqueo de capitales dispuesto por el gobierno nacional y el massismo pedía a cambio la ley de paridad de género, el PRO fue a buscar número en el peronismo.
El sondeo llegó hasta las costas de La Cámpora. Los macristas creían tener el acuerdo para votar esa norma que reclamaba Mauricio Macri y de paso desairar a Massa, pero una orden extra palacio boicoteó el cierre.
Ahora el nuevo intento por acordar con las distintas vertientes del peronismo-kirchnerismo necesariamente debe incluir a los jóvenes K.
Sin ellos, no habrá dos tercios para votar el endeudamiento incluido en el proyecto de Presupuesto para el año que viene.
Esa es la gran incógnita que rodea la gestión de unidad que se disponen a ensayar los intendentes peronistas, empujados por los cantos de sirenas que les llegan desde la Casa Rosada y la Gobernación. Anudar tres bloques en los que conviven camporistas, otros ultra K como la esposa de Luis D`Elía, líderes de sectores sociales como Fernando “Chino” Navarro y legisladores que respoden a unos y otros jefes comunales, no parece sencilla.
En eso anda, empujando el acuerdo, Florencio Randazzo. El ex ministro del Interior se reunió con legisladores e intendentes y está pidiendo “racionalidad” y pragmatismo.
Unidos, los tres bloques peronistas pueden sumar hasta 37 diputados contra los 31 de Cambiemos y sus aliados y los 20 del Frente Renovador que está a punto de perder a una legisladora que responde al ministro de la Producción, Joaquín de la Torre. Juntos, podrían quedarse al menos con la estratégica vicepresidencia de la Cámara, cuyo acuerdo es indispensable para autorizar gastos.

Pagos atrasados
Randazzo puede hacer lo suyo en la tarea de construir un acuerdo de coyuntura para recién el año que viene discutir candidaturas y eventualmente dirimirlas en las Primarias.
Pero su sola gestión no parecería ser suficiente. De hecho, intendentes del Grupo Esmeralda liderado por Martín Insaurralde, se reunieron con los ultra K Jorge Ferraresi y Patricio Mussi para intentar influir sobre La Cámpora. El padre de Patricio, Juan José, integra el bloque de 17 con “los pibes”.
Desde el oficialismo empezaron a hacer tarea atrasada con ese mismo fin. El gobierno provincial se predispone a saldar algunas deudas con sectores del peronismo, impagas desde la negociación de enero por el Presupuesto de este año.
La inminente designación del ex intendente de Quilmes, Francisco “Barba” Gutiérrez en el Grupo Banco Provincia es un gesto hacia el Grupo Esmeralda de Insaurralde y compañía. La llegada del ex alcalde platense Pablo Bruera al mismo organismo, tendría relación con la buena onda que Vidal pretendería cultivar con el Grupo Fénix, el sector de jefes comunales en los que abrevan Gustavo Menéndez (Merlo), Verónica Sujarchuk (Escobar), entre otros.

En guardia

En el Frente Renovador se miran estos movimientos legislativos bajo el paraguas de la orden del propio Massa de no hablar con Cambiemos.
“Concentrémonos en el territorio”, dicen que fue la definición del tigrense.
El massismo cree que el PRO, la UCR y sus aliados no la tendrán fácil en la tarea de cerrar con todas las extracciones peronistas. Si la arriesgada estrategia oficial fracasa, estiman, volverían a escena con mayor poder.
“Ahí la negociación será otra, se hablará en otros términos”, especulan en el Frente Renovador. Si ese escenario se terminara configurando, acaso no le baste a Cambiemos con ceder la vicepresidencia de la Cámara que ahora ofrece al peronismo.

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