CRUCE Y PASES DE FACTURA EN EL ORGANISMO

La Gobernación puso bajo la lupa el escándalo del Tribunal de Cuentas

Mientras se suceden los enfrentamientos entre el presidente, Eduardo Gringberg, y uno de los vocales, el juninense Héctor Giecco, existen versiones sobre una posible embestida para generar reemplazos de funcionarios.

En el Gobierno bonaerense se sigue con profunda inquietud el desarrollo de la dura pelea interna que se desarrolla en el Tribunal de Cuentas. La polémica que envuelve al presidente, Eduardo Grinberg, y a uno de los vocales, el juninense Héctor Giecco, viene afectando el funcionamiento del organismo y es motivo de análisis en la administración de María Eugenia Vidal, donde empiezan a surgir voces críticas sobre un episodio inédito en uno de los organismos de control.
El presidente Eduardo Grinberg, mantiene un duro enfrentamiento con Héctor Giecco, disputa que se agudizó en las últimas horas a partir de una decisión adoptada por el titular del Tribunal. Según pudo saberse por fuentes seguras, Grinberg designó al relator mayor de la vocalía de Giecco a través de una resolución que seguramente generará más polémica. Resolvió nombrar a Carlos Basile, con lo que virtualmente dispuso una suerte de intervención en la vocalía que trabaja en las cuestiones vinculadas a los gastos de los municipios.
La disputa entre Grinberg y Giecco tiene que ver, justamente, con la resistencia del presidente a designar a un funcionario propuesto por el titular de la vocalía municipal. Allí se profundizó una pelea que en las últimas horas derivó en la difusión de nombres de varios parientes designados por los funcionarios del Tribunal en cargos jerárquicos.
Ahora, en el gobierno estarían analizando retomar un viejo esquema: el de generar vacantes en el Tribunal de Cuentas. De esa posibilidad se habló, y mucho, no hace tantas semanas, cuando se especuló con la posibilidad del desembarco de un dirigente massista en una de las vocalías. También se mencionó un posible reemplazo de Grinberg.
De todas maneras, no se trata de un trámite sencillo: estos funcionarios tienen estabilidad en el cargo, por lo que sus salidas sólo podrían darse por enjuiciamiento o un acuerdo que contemple a los propios involucrados.

Parientes y amigos
La disputa que se libra en el seno del Tribunal de Cuentas bonaerense no eludió los  “carpetazos”, con denuncias de nombramientos de numerosos parientes de altos funcionarios que perciben elevados ingresos.
Como se mencionó más arriba, en este organismo encargado de auditar los gastos de reparticiones provinciales y municipales, se desarrolla una muy dura pulseada que enfrenta al presidente del Tribunal, Eduardo Grinberg, con uno de los vocales, Héctor Giecco.
Grinberg, quien ocupa el cargo desde 1987 y que percibe unos 160 mil pesos por mes, designó a su esposa, a su hijo y a una amiga de la familia. Pero el presidente del Tribunal contraatacó y aseguró que el juninense Héctor Giecco y otras de las vocales con las que está enfrentado, Cecilia Fernández, también nombraron a sus hijas. El hijo de otro miembro del Tribunal, Gustavo Fernández, es el vocero del organismo de control.
La difusión de los polémicos nombramientos defendidos tanto por Grinberg como por Giecco no es otra cosa que la continuidad de la disputa de poder que se libra en el ente de control y que en ámbitos políticos se especula que podría tener algunas derivaciones.
Grinberg salió a defender los nombramientos de sus parientes. “Es todo legal”, subrayó. Dijo que su esposa, Susana Noemí Klurfan, tiene a cargo un área vinculada al desarrollo de estadísticas de municipios. “Es graduada con diploma de honor en la Universidad de Buenos Aires”, afirmó.
Otra de las designadas es Sara Liberman, quien sería amiga de la familia de Grinberg; sin embargo, asegura que la conoció durante un juicio. “Son profesionales altamente capacitadas y cobran lo que marca la ley”, sostuvo. Sus ingresos como actuarias asistentes rondan los 50 mil pesos.
Ignacio Grinberg, hijo del titular del Tribunal, ingresó por concurso pero luego fue designado como director general de Relaciones Internacionales con un cargo remunerado cercano a los 60 mil pesos. “Es un abogado profesional egresado de la Universidad de Columbia”, dijo su padre.
Pero además, está nombrado en el organismo Diego Alejandro González Diez, compañero de yachting del hijo de Grinberg. “Es un especialista en computación”, señaló el presidente del Tribunal de Cuentas. “No son los únicos parientes que tengo, tengo muchos más. No hay un conflicto de intereses en los nombramientos y en la misma situación están otros hijos de funcionarios”, afirmó.

Razones de la pelea
Fuentes del Tribunal y conocedores de su vida interna, advierten que estos “carpetazos” forman parte de la disputa que mantienen Grinberg y Giecco. La guerra interna, tendría que ver con la designación de un cargo clave en la estructura funcional del Tribunal de Cuentas.
Cuentan que Giecco habría propuesto para cubrir uno de los cargos vacantes de relator mayor a un funcionario del propio Tribunal: Juan Manuel Tobes. Las versiones indican que Grinberg habría mandado el decreto al Ejecutivo para que fuera designado. Pero en el medio surgieron fuertes tironeos vinculados al funcionamiento del organismo entre el presidente y Giecco y que, como consecuencia de un fuerte distanciamiento, Grinberg habría retirado la postulación del relator pedido por Giecco.
Otros voceros aseguran que habría sido el propio plenario del Tribunal el que rechazó la propuesta de designación de Tobes impulsada por Giecco. Dos de los cuatro vocales se habrían inclinado por la postura de Grinberg. Giecco y Cecilia Fernández iban por la designación de Tobes.
Cuentan que, en el medio de la pelea, el presidente del Tribunal habría logrado un dictamen de la Asesoría de Gobierno de la Provincia por el que recibió un aval para nombrar como Relator Mayor a un funcionario de su confianza.
Quienes conocen el funcionamiento del Tribunal de Cuentas afirman que existe un clima espeso en el que abundan reclamos de todo tipo. En medio de la puja, hay pases de facturas de todo tipo. Se dice, por caso, que un vocal hace dos meses que no concurre a su despacho.

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