A pocas horas de su salida del Ejecutivo, el gobernador Daniel Scioli buscó ayer enviar un mensaje pacificador a los legisladores bonaerenses del Frente para la Victoria, cruzados por las tensiones internas luego de la fractura del bloque en el Senado.
El llamado a la “unidad interna” de Scioli llegó en medio de un escenario complejo en términos de convivencia por la brecha que se consolidó entre dos sectores en disputa, uno integrado por el kirchnerismo “duro”, La Cámpora y el Movimiento Evita y otro donde conviven legisladores de perfil más peronista, que tienen como referentes a Julián Domínguez, el propio Scioli y liderazgos de intendentes.
La pelea derivó el viernes pasado en la oficialización de la ruptura del bloque en el Senado, ante la imposibilidad de que los dos grupos en pugna lleguen a un acuerdo por la presidencia de la bancada y por el sillón de la vicepresidencia Tercera del cuerpo. En la Cámara alta quedaron conformadas dos bancadas, una con denominación Frente para la Victoria y otra con el nombre PJ, cada una con nueve integrantes, aunque ese equilibrio podría romperse cuando se oficialice el reemplazo del intendente electo de José C. Paz y actual senador Mario Ishii.
En ese marco, todos los esfuerzos están puestos ahora en evitar el efecto “contagio” de esa división en la bancada del FpV en Diputados, que también quedó cruzada por las disputas internas.
Por ahora, el acuerdo que firmaron los dos sectores que conviven en el bloque lograron alejar los fantasmas de una ruptura. Pero el equilibrio es inestable, coinciden cerca de la bancada.
La pulseada tiene como protagonistas a un sector que alinea a unos 19 diputados, donde predomina La Cámpora y los referentes del Movimiento Evita, además de hombres de peso como el ex presidente del cuerpo Horacio González. En la vereda de enfrente se agrupan unos 15 legisladores de perfil más peronista, cuyas figuras más representativas son Walter Abarca, Valeria Amendolara, Rodolfo Iriart y Marcelo Feliú.
El primer grupo logró imponerse en la pelea por la presidencia del bloque, que quedó en manos del camporista José Ottavis, pero cedió una vicepresidencia “con firma” de la bancada, donde fue designado Abarca, y el sillón de la vicepresidencia Primera del cuerpo, que fue para Feliú.
Por ahora, el acuerdo logró apaciguar las tensiones internas. Pero los propios integrantes del bloque reconocen fuera de micrófono que la negociación dejó heridas abiertas en ambos bandos.
En ese marco, todas las miradas están puestas en José Ottavis, cuya figura genera fuertes resistencias. La unidad, además, se pondrá en juego en pocas horas, cuando comience la discusión en las cámaras por los proyectos de Presupuesto y la nueva ley de Ministerios.
FISURAS EN EL PERONISMO
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