Así lo cree la dirigencia bonaerense, que entiende que la inminente definición en torno del impuesto al cheque que deberá darse en el Congreso nacional acelerará la discusión, mientras que en algunos ámbitos ponen en foco el viejo "Fondo del Conurbano" como otra posibilidad de lograr en el corto plazo una mejora porcentual de la "cuota" bonaerense en la distribución federal de ingresos.
Como se sabe, la discusión está fundamentalmente centrada hasta ahora en el sistema de coparticipación federal de impuestos, por el cual la Nación reparte entre las provincias el 52% de la recaudación de los gravámenes nacionales (Ganancias, IVA y Bienes Personales).
De ese caudal, al Estado bonaerense le corresponde el 21% de la masa que se distribuye entre las provincias, y Néstor Kirchner dio el puntapié, hace algunas semanas, planteando públicamente que Buenos Aires "debe recuperar los seis puntos" más que tenía en ese reparto hasta mediados de la década del 80, cuando se modificaron los porcentajes de este sistema.
Cuestión de tiempos
Sobre el planteo del ex Presidente, el gobierno de Daniel Scioli y los dirigentes oficialistas bonaerenses han formalizado un reclamo de mayor coparticipación que, en rigor, es histórico en la Provincia. Pero todos saben que, por tratarse de un sistema que sólo puede ser modificado si está avalado por todos los distritos -no sólo debe ser votada una ley en el Congreso que plasme los cambios, sino que esa norma debe ser ratificada por las Legislaturas de la capital federal y las provincias-, se trata de un objetivo "casi imposible y, por lo pronto, de largo plazo".
Por eso, tanto desde la Gobernación como desde otros ámbitos de poder político apuntan a mejorar estructuralmente la participación bonaerense en la recaudación nacional a través de dos vías que podrían tener más rápida instrumentación.
Una de esas vías, sobre la que por ahora no se habla públicamente pero sí en forma reservada, es la porción del impuesto a las Ganancias que recibe la Provincia.
El impuesto al cheque
Y la otra vía es el gravamen que se aplica sobre todas las transacciones bancarias y que se conoce como "impuesto al cheque". Creado como un tributo transitorio en 2002, inicialmente su recaudación fue íntegramente a las arcas de la Nación y desde 2005 el Estado federal se queda directamente con el 70%, mientras que el 30% restante se distribuye de la siguiente manera: el 48% va al conjunto de provincias pero el resto es manejado también desde la esfera del gobierno nacional (15% va al Anses, 1% al fondo de los ATN y 36% para programas federales). De esa manera, las provincias reciben sólo el 14,5% del total.
Por su carácter de transitorio, este impuesto -cuya recaudación ronda este año los 18.000 millones de pesos y está estimada para 2009 en 22.300 millones- vence a fin de año, y la administración kirchnerista ya envió al Congreso nacional el proyecto para su prórroga.
Scioli dijo públicamente que esa instancia debe dar lugar a un debate sobre los porcentajes de reparto. Y todo indica que en esta postura Buenos Aires no estará sola. Varios gobernadores alientan que la Nación resigne puntos en favor de las provincias.
Los primeros indicios dicen que el gobierno de Cristina Kirchner no estaría dispuesto a modificar el actual esquema de distribución. Pero en la Provincia creen que esa discusión -con "final imprevisible"- se dará inevitablemente en las próximas semanas, cuando los legisladores de todas las provincias deban aprobar la renovación de la vigencia del tributo.
"Será una pulseada fuerte, y representará la oportunidad de iniciar un debate serio y de fondo sobre la distribución de los ingresos", sostienen.
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