INSEGURIDAD URBANA

La dramática historia de la abuela que fue estafada y sufrió un robo en su casa

La víctima, de 79 años, fue engañada por una mujer que dijo ser asistente social, se le metió a la vivienda y la distrajo para sustraerle el dinero que había ahorrado durante meses. La impotencia de su hija: “En Junín, cada día vivimos peor”, dijo.

Olga Mercado escuchó el timbre, caminó hacia la puerta y atendió con la amabilidad y la confianza de una señora de las de antes, de esas que vivieron la época en que las puertas de las casas estaban abiertas de par en par y poco se hablaba de rejas y alarmas.
Del otro lado, una mujer de unos 50 años, rubia, elegante, de cálidos modales, se presentó como una asistente social que andaba vendiendo rifas para una asociación vinculada con la atención a discapacitados.
Mercado, de 79 años y madre de un hombre con capacidades reducidas (¿casualidad?) no dudó en comprar un par de números e invitó a pasar a su interlocutora al interior de la vivienda para estar más cómodas. Fue a su dormitorio, buscó la plata necesaria y pagó lo pactado. Pero la charla continuó: la hasta ese momento la vendedora le dijo que se había quedado encantada con unas plantitas del jardín de Olga y ésta accedió a cortarle un par de ejemplares, mientras su huésped esperaba adentro.
Cuando Olga volvió con los vegetales ya preparados, la supuesta asistente social le dijo que estaba apurada y que pasaría por ellos más tarde, tras lo cual le dio un beso y se fue.
Segundos después de despedir a la visitante y cerrar la puerta de calle, Mercado entró a su cuarto y comprobó que el dinero que había estado ahorrando a lo largo de varios meses –y de donde había sacado para pagar la rifa- ya no estaba. No tenía dudas: la habían estafado.
Incrédula, ganada por la rabia y el llanto, llamó a su hija y juntas hicieron la denuncia policial.
El hecho ocurrió el lunes a la mañana en una casa del barrio Ferroviario (Manzana “A”, casa 20) y hasta anoche no había novedades de la autora del robo.

La hija de la víctima: “No creo que se esclarezca”  

Con la angustia a flor de piel, Miriam, hija de Olga Mercado resumió los hechos acontecidos en la casa de su progenitora: “Mi mamá en confianza hizo entrar a su casa a una mujer que le dijo que era asistente social y que vendía rifas para una escuela de discapacitados. Ella le compró las rifas, pero el dinero lo trajo del dormitorio; luego, la mujer le pidió gajitos de plantitas del jardín y, mientras mi mamá se los cortaba y acomodaba, la mujer debe haber entrado al dormitorio y se llevó todos sus ahorros, que eran pocos pero era lo único que tenía”.
A Miriam la aterra el solo hecho de pensar las consecuencias que podría haber sufrido Olga si en vez de ser sorprendida por esta delincuente era embestida por ladrones más convencionales. La podrían haber matado a golpes, porque ella como es buena cree que todo el mundo es bueno y a cada uno que se acercaba a pedirle ayuda ella se la daba y se brindaba con mucha inocencia. Es por eso también que decidí traérmela a vivir conmigo”, comentó.
Su hija expresó que el robo dejó a Olga “muy mal anímicamente, tiene miedo, no se olvida del rostro de la persona que la engañó y está realizando un tratamiento psicológico”.
Con respecto a la posibilidad de que el delito se esclarezca, Miriam fue clara: “No creo, desconfío tanto de lo que pasa que no me parece que justo acierten con el caso de una viejita”. Y agregó: “Creo que en Junín hay zonas liberadas y todos vivimos con miedo, cada vez estamos peor”.