Preocupación por el crecimiento de la violencia en ámbitos sociales y familiares

Que el homicidio de un joven de 20 años que recibió un puntazo de otro, que tendría de 17, se haya dado a pocas horas de diferencia de la golpiza que recibió un chico de 18 no es casualidad.
El contexto de violencia social y los heridos de arma blanca, de fuego y de golpes que dejan peleas en ámbitos sociales y familiares viene en un camino creciente. Hace meses que en las páginas de Democracia se reflejan hechos de estas características, aunque la situación no es exclusiva de Junín, sino que encuentra su correlato en toda la Provincia de Buenos Aires y las principales ciudades del país.
En 2014, se registraron al menos diez casos de peleas graves en nuestra ciudad, y en muchas de ellas hubo heridos de arma blanca, en otras de balazos y en menor medida, golpes. Lo grave es que muchos de esos conflictos se dieron dentro del ámbito intrafamiliar, lugar que debería funcionar de contención para cada persona, y otros en ámbitos sociales como fiestas o reuniones de amigos.
El hecho de que en 2014 ya hay ocho víctimas de arma blanca, al menos los que trascendieron públicamente, habla de la saña y la furia con la que se resuelven las diferencias entre los juninenses.
El director de Asistencia a la Víctima de Delitos de Junín, Andrés Rosa, afirmó que “es verdad que en estos hechos de violencia callejera, muchos de ellos con participación de adolescentes como autores y víctimas hay un crecimiento, y no son hechos que podamos enmarcarlos como de inseguridad y tampoco que se puedan prevenir”, dijo el funcionario. “Obviamente que esto preocupa, que parte de nuestros jóvenes diriman diferencias, la mayoría de ellas mínimas, y terminan costando una vida”, afirmó.
“Tenemos que trabajar mucho en el tema de la inclusión y del mejoramiento de las condiciones sociales. Entiendo que esto no es fácil ni sencillo, pero es el camino, que es largo pero que seguramente en la medida que avancemos en esa dirección, podremos tener otros números, otros índices por lo menos más tolerables”, dijo Rosa.
“Sino, observamos que esto va in crescendo, después hay casos como los de hoy que estuvimos a punto de lamentar dos homicidios en un mismo día”, dijo.
Consultado sobre si el alcohol y la tenencia de armas hacen que haya cada vez más víctimas, el funcionario afirmó que “no son causas”, sino que “es una cuestión social muy profunda” y resultado “de un deterioro de las condiciones sociales”, consideró. “El uso de arma no es una causal, pero lo impulsa”, dijo y señaló que solo “agravan el crecimiento de las víctimas” dentro de un “nivel de violencia estructural”.
“El alcohol y la droga, que en muchos de estos casos está presente por ahí lo hace más violento. Pero no son las causas, son otras, y hoy la pelea es ‘porque me miraste mal’”, expresó.
En ese sentido, Rosa dijo que “no hay una cuestión determinante” y que “nada puede justificar un enfrentamiento”. Y señaló a la falta de inclusión como un factor trascendental que aumenta estos conflictos. “La brecha se va ampliando cada vez más. Muchos jóvenes que se sienten fuera de todo sistema, hay familias desestructuradas, chicos fuera del sistema educativo”, enumeró.
“La salida no va por las políticas de mano dura. Está demostrado también lo que pasó desde que se sancionó la Ley Blumberg en 2004. Cuando se ve y analiza el tema económico ahí se encuentra cómo se dispara el delito”, afirmó. “Hablamos de delito aspiracional, de querer tener acceso a los bienes de consumo, las expectativas insatisfechas.
El director de Asistencia a la víctima, dijo que “no va a ser fácil revertirlo pero el camino debe ser atacar las cuestiones sociales que producen estas situaciones”.
Sobre las acciones concretas que se llevan a diario, Rosa dijo que “el Gobierno local trabaja muchísimo en el tema, con el programa Oportunidades para Jóvenes que es muy importante en la medida que pueda ir creciendo no solo por las herramientas que se le han dado a más de 120 jóvenes de la ciudad, sino porque se ha construido toda una red de tutores, profesores, líderes barriales, religiosos, y de clubes”, dijo.
“Es mucho lo que se hace y obviamente pareciera que nunca alcanza por la dimensión del conflicto del que estamos hablando”, afirmó. “Uno quisiera tener más programas para jóvenes, y en más ciudades. La nuestra es una de las pocas que tiene este programa”, dijo.