La familia de Roberto Sabo, el kiosquero asesinado a sangre fría en un asalto en Ramos Mejía, reabrió ayer el local en el que lo mataron, aunque sus hijos, su esposa y sus padres planean vender lo antes posible el fondo de comercio y cerrarlo.
“Hay que comer, hay que hacer plata, solo por eso volvimos a abrir”, reconoció Nicolás, uno de sus hijos, al diario Clarín. “Vine con Patri, la mujer de mi viejo y con mis abuelos. Nos encontramos acá y abrimos los cuatro juntos en nombre de mi viejo. La idea es abrir de lunes a sábados 10 a 19:30 para aprovechar el horario que más gente hay en la calle y que es menos peligroso”, sumó.
Sabo fue aesinado el domingo 7 de noviembre, al mediodía, en la zona más céntrica de Ramos Mejía y a tres cuadras de la sede policial, cuando estaba al frente de su kioso en avenida de Mayo al 800, para llevar dinero a su casa. En eso entraron un hombre y una adolescente de 15 años, ambos armados, y pidieron la plata de la caja. Instantes después lo ejecutaron.
Menos de dos semanas después, los familiares Roberto están seguros de querer vender el negocio, aunque lo reconocen como una fuente de ingresos necesaria.
“Mi familia no está cómoda con la situación y no van a estar tranquilos nunca mientras estemos abiertos porque lo que pasó puede pasar de nuevo. Es un parche mientras terminamos de estudiar o encontrar otra cosa”, expresó Nicolás en diálogo con TN.
En algo no ceden: los domingos no volverán a abrir, ya qu circula mucha menos gente en la calle.
“Patri y yo los dos juntos, vamos a estar al pie del cañón. Mi hermano se va a meter de lleno a estudiar programación, seguramente vendrá algún día a dar una mano”, sumó el joven de 25 años, antes de reconocer que su madre y su abuelo le pdien que no se ponga al frente del kiosco.
“Los entiendo al cien por ciento. Les sacaron un hijo y les pueden sacar un nieto tranquilamente”, reflexionó. “Es un lugar que nos dio mucho pero también es muy esclavizante, creemos que es el momento de darle punto final”, sumó el joven desde el local ubicado en Avenida de Mayo al 800, de aquella localidad perteneciente al partido de La Matanza.
La mayoría de las personas que ayer entraron en el local no lo hicieron para comprar: fueron a saludar a la familia y apoyarlos en estos días difíciles.
“Es muy lindo. Es una muestra de lo que era papá”, relató Nicolás. Los supuestos asesinos de Sabo fueron detenidos y el caso provocó un cimbronazo político a partir de los contundentes reclamos vecinales por seguridad. El hijo de Sabo aseguró ayer que las autoridades sumaron “un par de policías” pero que el horario crítico (que es cuando cierran los comercios) “baja la circulación de gente” y es más inseguro.
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