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El virus afecta -sobre todo- a quienes viven o trabajan en zonas rurales.
“EL MAL DE LOS RASTROJOS”

Un joven de 27 años murió de fiebre hemorrágica en la localidad de Olavarría

Se trata de una enfermedad viral grave. Los médicos le hicieron el test de coronavirus y el resultado dio negativo. La víctima contrajo la enfermedad mientras trabajaba en un campo ubicado en el partido de Azul y fue trasladado de urgencia al hospital.

Un joven de 27 años, oriundo de Olavarría, murió por fiebre hemorrágica argentina, una enfermedad viral aguda grave. Los médicos le hicieron el test de coronavirus y el resultado dio negativo.
El joven contrajo la enfermedad mientras trabajaba en un campo ubicado en el partido de Azul y fue trasladado de urgencia al hospital de Olavarría, donde estuvo internado casi una semana. Su estado de salud se agravó con el correr de los días y finalmente falleció, pese al esfuerzo de los médicos.  
"Aparentemente, estuvo con alguna sintomatología hasta que lo internaron y a los seis días murió", dijo la jefa del Departamento de Zoonosis Rurales de Azul, Karina Watralik, en declaraciones.
"Olavarría estaba en plena complejidad por el Covid-19 y le hicimos el test, pero el resultado dio negativo de coronavirus. El cuadro era compatible con una fiebre hemorrágica”, señaló.
La fiebre hemorrágica argentina se transmite por inhalación de las secreciones del roedor calomys musculinus o por contacto con el animal. Es una enfermedad viral aguda grave, causada por el “virus Junín”. Afecta sobre todo a quienes viven o trabajan en zonas rurales, donde habitan los roedores que actúan como reservorio del virus.
 Esta especie de ratón construye nidos en campos cultivados, malezas del borde de los alambrados, caminos, vías férreas, aguadas de los molinos, bordes de ríos y arroyos.
El virus se encuentra en la saliva, la orina y la sangre de los roedores y las personas pueden contagiarse al estar en contacto con el medioambiente contaminado. 
Las posibles puertas de entrada del virus al organismo humano son la piel, las mucosas, por semillas, tallos de malezas, entre otros. En tanto el contagio interhumano es excepcional.
La aplicación de la vacuna es la principal medida preventiva para esta enfermedad. Esta inmunización forma parte del Calendario Nacional de Vacunación y está indicada para personas de entre 15 y 60 años.
Para prevenir la enfermedad también conocida como “el mal de los rastrojos” se deben vacunar todas las personas que trabajan en el área rural.
Sin embargo, Watralik aseguró que el Instituto Maiztegui de Pergamino, institución de referencia para esta enfermedad, sugiere que como Argentina es zona endémica “las personas que tienen hábitos de ir de pesca o de acampar o de hacer alguna actividad en áreas silvestres también deberían vacunarse”.
“Las personas que están vacunadas se deben quedar tranquilas que no van a contraer la enfermedad y esto hay que aprovecharlo, porque hay enfermedades como el dengue o el hantavirus para las que no hay vacunas, por eso esto es muy valioso”, remarcó.
Si se aplica en forma temprana el tratamiento con plasma del convaleciente, la mortalidad de esta enfermedad que normalmente es del 30% se reduce al 3%.

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