None
REFERENTE DE UNA ESPECIALIDAD QUE GANA ADEPTOS

Pepe Perrone: Pionero de la pesca con mosca

Hace casi 30 años que practica esta actividad en la que fue un precursor. Hoy enseña a quienes quieren iniciarse y tiene un comercio con artículos para este rubro. También cuenta con una extensa trayectoria como carpintero.

Hijo y nieto de carpinteros, José “Pepe” Perrone nació en Junín, en la misma casa que aún hoy habita, a pocas cuadras del Colegio Padre Respuela, donde hizo la primaria.   
Por supuesto, siempre estuvo vinculado al oficio de su padre. “Yo vivía en la carpintería”, dice Pepe.
Cuando terminó el secundario, que hizo en el Colegio Nacional, se fue San Nicolás a estudiar ingeniería electromecánica, pero no le gustó. “Si lo pienso hoy, no sé por qué elegí esa carrera, creí que me gustaba”, señala Perrone.
Seis meses más tarde regresó a Junín y empezó a trabajar con su padre. Pepe explica que esa “era una carpintería semi artesanal, que tenía un enfoque hacia la industria, con máquinas modernas pero, a la vez, tenía su toque manual”.
En 1978 hizo el servicio militar y pasada esa etapa, a partir de un hecho fortuito, se inició con fervor en la pesca.

La pesca
“Yo iba a pescar de chico, pero no era una pasión ni nada que me volviera loco”, explica Perrone. Sin embargo, en una oportunidad le regalaron un reel y eso significó un cambio: “Fui a pescar, saqué algunos pescados, me empezó a gustar, me relacioné con otros pescadores y me fui metiendo más en el tema”.   
Otro suceso que lo marcó fue cuando vio una persona en la Laguna pescando con señuelo y ésta le contó cómo se utilizaba y, mientras lo hacía, pescó una tararira. “Ahí me volví loco”, admite Pepe y al otro día se fue a un negocio de artículos de pesca y compró un equipo para pescar tarariras con señuelos.
Desde entonces, a finales de los 70, empezó a ir a pescar todos los fines de semana.
Al mismo tiempo, compraba revistas especializadas si bien leía sobre la técnica de pesca con mosca, no le llamaba mucho la atención.
En 1981 se casó y se fue de viaje de bodas a la Patagonia, no sólo por el gusto de conocer el sur argentino, también era un lugar en el que podía aprender sobre la pesca de truchas. “Mi señora me acompañó siempre en esto, desde que éramos novios”, aclara.
Ahí vio gente pescando con mosca y empezó a acercarse al tema.

Pesca con mosca
Recién en 1985 Perrone pudo tener su equipo de pesca con mosca, que compró en Buenos Aires por teléfono.
“Empecé solo –explica– porque nadie enseñaba eso en Junín, y tampoco había videos. Esto requiere una técnica muy específica, más que nada de brazos”.
Según dice, esta técnica sirve “para tirar una línea que no tiene peso”, ya que “cuando uno va a pescar con línea, boya y carnada, eso tiene un peso que permite tirarla, en cambio, tirar una línea con mosca, es como tirar un hilo suelto”.
Pepe recuerda que el 1° de mayo de 1985, en la Laguna, sacó su primera pieza con mosca: era un pejerrey, algo que “no es tan fácil” de hacer.
En la primavera de ese año salió a buscar tarariras y la primera que pescó fue en diciembre, en el curso del Salado a la altura de lo que hoy es Costaverde.
Ya en 1986 se hizo un equipo para fabricar sus propias moscas: “De a poco se fue armando un grupo de amigos, empezamos a salir a pescar juntos, a hacer viajes y a pulir nuestra técnica”.
En el año 2000, la Dirección de Turismo local organizó un encuentro al que asistieron referentes de la Asociación Argentina de Pesca con Mosca. “Ellos me dieron un empujón bastante grande”, señala Perrone, y agrega: “Me corrigieron los errores que tenía en el lanzamiento y en la técnica de pesca. Después siguió el contacto, me invitaron a la asociación y me dieron el envión para hacerme más profesional en el tema y empezar a enseñar. Eso a mí me gustaba y pude hacerlo a partir del asesoramiento de ellos y de las clínicas en las que participé”.
Así fue como comenzó a alternar sus dos actividades: en la semana hacía trabajos de carpintería y los fines de semana enseñaba. Después agregó el comercio de artículos de pesca con mosca.
De apoco, esta pasión fue ganando espacio en su labor diaria: al principio fue un agregado, pero en la actualidad le dedica a esta actividad el 90 por ciento de su tiempo. “Me costó 14 años poder lograr esto”, dice Pepe, que todavía hace algunos trabajos de carpintería también.

Actualidad

Según dice, “mucha gente vio que esto también se puede usar acá, que con esta técnica se puede pescar carpa, pejerrey, tararira, y no sólo truchas”.
Hoy en día, también está trabajando en la organización de excursiones de pesca.
Asimismo, dejó la pesca tradicional, sólo lo hace con mosca. “Es algo que le pasa a la mayoría de los mosqueros –reconoce– esto te da mucho para experimentar, y a lo mejor hacés la mejor mosca de tu vida y no sacás nada, y hacer un adefesio y con eso pescás. Porque no es una ciencia exacta”.
Para Pepe, hoy este es un modo de vida soñado: “A mí la pesca me da mucha paz, pero sobre todo, me da mucha satisfacción. Hay que sentirlo para ver qué es eso. Y también hice grandes amistades”.
Y a la hora de establecer las virtudes de esta actividad específica, sentencia: “El pescador convencional disfruta de sacar pescados, el que lo hace con mosca disfruta el hecho de estar pescando”.

COMENTARIOS