FUE BOXEADOR PROFESIONAL, Y AHORA ES ULTRAMARATONISTA Y ACTOR AFICIONADO

Gustavo Freda: “El deporte es un estilo de vida”

Vivió en el Luna Park y llegó a pelear por el título mundial mediano. En su regreso a Junín, se dedicó a las carreras extremas y de aventuras. También participa en una obra teatral, como amateur.

Gustavo Freda nació en Junín. Se crió en el barrio Villa Talleres y pasó por diferentes colegios porque “era bastante peleador”, según reconoce sonriente. Lo cierto es que terminó la primaria en la Escuela N° 4.

A los 12 años ya sintió el deseo de empezar a practicar boxeo. Entonces, su padre habló con Manuel Lagoa y como no tenían dónde entrenar, el profesor Héctor Alcolea les cedió un espacio de su gimnasio para que pudieran arrancar.

Después se trasladaron al Club BAP. Ahí estuvo unos años, hizo dos peleas como amateur y le surgió la chance de ir a Buenos Aires. Tenía 15 años.


La gran ciudad

“El que me dio la posibilidad y a quien le estoy muy agradecido, fue Héctor Villaplana”, cuenta Freda. Es que él le había conseguido una entrevista en el Luna Park nada menos que con Juan Carlos Pradeiro, un manager muy reconocido del ambiente boxístico nacional.

Pradeiro le tomó una prueba y enseguida lo invitó a quedarse.

Vivió en una pensión ubicada en Esmeralda y Tucumán pero al poco tiempo le dieron trabajo en la agencia de autos de Froilán González y Gabino Puelles, que estaba en el Luna Park, y pasó a vivir en una piecita debajo de la tribuna.

“Los primeros tiempos fueron muy duros porque extrañaba mucho”, recuerda Gustavo.

No obstante, su pasión fue más fuerte y empezó a boxear. Primero fueron los campeonatos de aptitudes, luego de avezados, hasta que pasó al profesionalismo.

“Como profesional me fue yendo bien –cuenta– hice bastantes peleas, hasta que tuve dos en Sudáfrica: una me la dieron como perdida aunque había ganado, y a la siguiente la gané por knock out técnico en el octavo round”.

Ahí tuvo la posibilidad de pelear por el título mundial.


La pelea por el título

Peleó con Silvio Branco por el título mundial de la WBU en la categoría mediano: “Yo era mediano junior, o sea, una categoría más baja, pero hice la pelea igual; era mi oportunidad y no la quise desaprovechar porque en el boxeo nada está escrito”.

Freda era mucho más liviano y con menos alcance de brazos, por lo que no pudo con el campeón: “Traté de ir a buscarlo enseguida y me arrimaba para acortar la distancia, pero él me tiraba todo su peso encima. En el quinto round ya tenía las piernas agotadas”.

Finalmente, fue victoria de Branco por knock out técnico en el sexto.

Después de esa pelea Gustavo dejó el boxeo y regresó a Junín. Tenía 31 años.


Ultramaratonista

Acá incursionó en el negocio inmobiliario y enseguida sintió la necesidad de seguir haciendo deportes.

Intentó con el rugby, pero al poco tiempo se inclinó por el atletismo.

Gustavo cuenta que empezó “a correr con un amigo que entrenaba y competía”, y lo atrapó esta actividad por la posibilidad de “poder exigir el cuerpo al límite”.

Arrancó a competir en diferentes tipos de carreras: primero fueron cinco kilómetros, después diez, y más adelante 21.

Siguió con maratones y luego fue por más: “Me empecé a interiorizar de otras competencias. Estaba viendo de hacer alguna carrera de aventura y terminé corriendo junto a Enrique Costilla el Columbia, que eran 100 kilómetros en tres etapas, en San Martín de Los Andes”.

Así encontró su lugar en las carreras extremas. Compitió en El Palmar, en Tandil, participó de una competencia de 50 kilómetros a 3.300 metros desde Yerba Buena hasta Tafí del Valle, donde terminó segundo en la general y primero en su categoría. “Ahí ya no paré”, asevera.

Gustavo remarca que lo que más le gusta de estas carreras es “el contacto con la naturaleza”, y sentencia: “La montaña también te enseña muchas cosas para la vida, uno se da cuenta de lo insignificante que somos frente a semejante magnitud”.


Actor aficionado

Freda profesa la religión de la Escuela Científica Basilio y en ese lugar funciona un centro cultural. La directora del centro, Rosana Silva, lo invitó a participar de la obra teatral “¿Qué hacemos con mamá?”.

“A mí jamás se me hubiera ocurrido eso”, admite Gustavo. Pero se animó.

Estuvo un año para aprender la letra, después arrancó con los ensayos, y cuando estuvo seguro, empezó a actuar.

“A la hora de salir al escenario también se siente esa cosquilla, como antes de subir a un ring o a arrancar una carrera”, explica.

Además, destaca “el hecho de poder compartir” lo que hace, porque en sus otras actividades está “siempre solo”.

Objetivos

Gustavo Freda afirma que “el deporte es un estilo de vida”, y por eso está presente en su vida y sus objetivos: “Yo me voy de vacaciones, y me llevo el short y las zapatillas, lo mismo si salgo de gira con la obra de teatro. Mi objetivo es tratar de vivir en armonía, en tranquilidad, haciendo lo que me gusta. Mi religión también me ayuda a armonizarme con todo lo que hago, en lo espiritual y con el deporte. Yo veo siempre las cosas

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