None
INVESTIGADORA ADJUNTA DEL CONICET Y RESPONSABLE DEL CIBA

Carolina Cristina: “En Junín hay muchas posibilidades para la investigación”

Se especializa en tumores de la glándula hipófisis y realiza investigaciones sobre el funcionamiento de células madre cancerosas. Además, coordina un grupo de trabajo de más de 20 personas.

Cuando Carolina Cristina regresó a Junín, hace diez años, con su doctorado en Bioquímica, no sabía qué iba a hacer de su vida. Hacía más de un lustro que se dedicaba a la investigación pero a su regreso, la ciudad no le ofrecía un espacio donde continuar su camino.
Sin embargo, de apoco, se fue haciendo un lugar en la Unnoba y hoy está al frente del Centro de Investigaciones Básicas y Aplicadas (CIBA) de la universidad.
Además, sigue investigando sobre nuevos mecanismos de generación de los tumores hipofisarios, temática que le valió un premio de la Sociedad de Endocrinología del Reino Unido, y formando becarios de grado y posgrado.

Bioquímica
Hija de un empresario y una profesora de biología, Carolina cursóen la Escuela Normal. “Siempre me parecieron atractivas y sencillas para estudiar química, biología y matemática”, dice.
Fue en cuarto año del secundario cuando decidió que quería ser bioquímica, e hizo la carrera en la Universidad de La Plata. Según dice, “al principio fue durísimo porque el nivel era muy exigente”, lo que la obligaba a estudiar 18 horas por día.
Antes de egresar rotó por hospitales y estuvo en el laboratorio del Centro de Investigación y Desarrollo en Criotecnología de Alimentos (Cidca-UNLP).

Doctora
Luego ganó una beca doctoral de la Agencia Nacional de Promoción Cientifica y Tecnológica, con la que inició su tesis en el Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme), dirigido por la doctora Damasia Becu de Villalobos.
“Ahí estudié mucho para empezar –cuenta Cristina– y pude hacer mis primeros experimentos transgénicos”. Luego obtuvo su beca del Conicet.
Su investigación fue la base de lo que está haciendo ahora: “El proyecto era sobre factores de crecimiento que impactaran en la generación de tumores hipofisiarios, que era un tema sobre el que había poco descripto hasta ese momento”.
En seis años se recibió de doctora con la tesis sobre “factores de crecimiento y angiogénicos en el desarrollo de prolactinomas experimentales y humanos”.
“Fue bastante fuerte establecer que la angiogénesis era importante para los tumores de hipófisis, algo que hasta el momento estaba en duda”, afirma Carolina hoy.

Vuelta a Junín
En 2007 tuvo un nuevo proyecto de vida: se casó y se vino a vivir a Junín, sin siquiera saber a qué se iba a dedicar acá.
Trabajó un año y medio en la empresa de su padre. Al tiempo de haber llegado, empezó a dar clases en la Unnoba.
Cuando ganó una beca para jóvenes investigadores para financiar su proyecto retomó el camino que había quedado trunco con su regreso.
“Acá en ese entonces no había infraestructura ni equipos como para hacer investigación”, comenta. Entonces empezó a gestionar un espacio y todo lo necesario para llevarlo a cabo dentro de la Unnoba.

Laboratorio

Primero se ubicó con un pasante de Genética en un rinconcito dentro del laboratorio de docencia. La plata que recibió de un subsidio del programa Florencio Fiorini-Academia de Medicina, que es para el investigador, Cristina la gastó en reactivos específicos.
Con el tiempo consiguió un lugar para que funcionara el laboratorio de investigación: “Era un espacio de dos metros por tres. Los estudiantes se enteraron de que había investigación en cáncer en la Unnoba y se interesaron por participar, pero el lugar era insuficiente”.
Siguió gestionando más insumos e instrumental para su laboratorio, sumándose la Dra. Virginia Pasquinelli al trabajo del pequeño equipo, y a mediados del 2011, “con embarazo felizmente confirmado”, recuerda, le pidieron que diseñara un laboratorio de investigación, que finalmente fue el CIBA, inaugurado en febrero de 2015.

Investigadora
En la actualidad, Cristina se especializa en tumores de la hipófisis y realiza investigaciones sobre el funcionamiento de las cáncer stem cells, o células madre tumorales junto con la angiogénesis o formación de vasos en el tumor.
Según dice, para el desarrollo de la investigación la decisión de la Unnoba es fundamental: “Si no hubiéramos tenido desde el principio el apoyo del rectorado (de Guillermo Tamarit y Danya Tavela), y la Secretaria de Investigación de ese momento, no podríamos tener lo que tenemos hoy”.
Y respecto de su actividad, asegura que “en Junín hay muchas posibilidades para la investigación”, y profundiza: “Hay cuestiones que pueden parecer desventajosas, como el hecho de no estar cerca de los grandes centros y que haya un núcleo chico de investigadores. Pero tiene otras ventajas: el grupo es muy unido, y además estamos muy próximos a los profesionales que al tratar al paciente conocen la patología real, lo que nos permite trabajar en conjunto, entonces podemos hablar diariamente y compartir con el neurocirujano, la endocrinóloga o el oncólogo, por ejemplo”.
Por último, resalta que sus objetivos ahora pasan por ampliar su grupo de trabajo en el CIBA, sumar investigadores, concretar el servicio de diagnóstico que están proyectando (ver recuadro), guiar a sus becarios para que finalicen sus doctorados y darles la oportunidad de hacer un posdoctorado en otro lado, y crecer como para poder aplicar para financiamientos de mayor envergadura junto a hospitales y/o empresas del área de la biomedicina. 

COMENTARIOS