Mendi

Gallego recuerda la mañana que se apareció don Eusebio Mendizábal en su fábrica. “Era una persona importante, para hablar con él había que sacarse la gorra”, grafica. Mendizábal fue a verlo porque quería que le fabricara para él: “En ese tiempo era como La Serenísima de Junín, porque la leche, la manteca, los lácteos Mendi copaban el mercado. Y no tenía dulce de leche. Durante un tiempo se lo hice yo”. Hubo otros casos en los que fabricó para terceros, como Arco de Oro.

COMENTARIOS