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EL RECONOCIDO NOTARIO LOCAL REPASA SU TRAYECTORIA

Néstor Villores: “Para el escribano son trascendentales los principios morales”

Desarrolló su profesión durante más de 40 años. Fue presidente del Colegio y se comprometió con numerosas instituciones. Es un “enamorado” del Parque Natural Laguna de Gómez, cuya sociedad de fomento encabeza.

Aunque la suya era una familia juninense, Néstor Villores nació en Buenos Aires, dado que estaban radicados allí por cuestiones laborales de su padre, un empleado ferroviario.
El regreso de los Villores a Junín fue a los 10 años de Néstor. Aquí concluyó quinto y sexto grados en la Escuela N° 22 e hizo el secundario en el Comercial.
Atraído por la escribanía, no contaba con recursos económicos como para poder solventarse una estadía en otra ciudad, por lo que decidió hacer la carrera libre.
Antes de ello, hizo el servicio militar, de donde salió con 20 años, y enseguida entró a trabajar en el Banco Junín, “lo cual era tocar el cielo con las manos”, afirma.
De esta forma, hizo la carrera libre, mientras trabajaba. Cuando se recibió ya se había casado y faltaba un mes para que naciera su primer hijo.

La profesión
Después de haberse recibido siguió trabajando un año más. “Tuve la suerte de que se me cerraron las puertas para progresar en la carrera bancaria, y eso me obligó a buscar otro camino”, afirma.
Según dice, gran parte de su carrera en la profesión se la deba a la escribana Magdalena Repetti, quien lo llevó a trabajar a su estudio: “En ese momento era escribano pero no estaba habilitado para firmar, es decir que hacía todo el trabajo y ella era la que firmaba. Después ella me adscribe, puedo empezar a firmar escrituras y paso a ser lo que hoy es el notario. Eso fue en el año 1970”. Así inició su camino.
Si bien Villores desarrolló las distintas tareas que comprende a su profesión, admite que siempre se sintió más atraído por la parte más comercial de la actividad y, especialmente, el derecho societario.
“Lo más importante del escribano es que da fe –puntualiza– porque todo lo que pasa delante de él es real. Y para derribar esa fe hay que hacer un juicio. Pero el escribano tiene una función paralela, que a veces la gente desconoce, y es un poco la de asesor de familia: hay un trabajo que no se ve, que es el de estar asesorando, compartiendo, y haciendo un poco de psicólogo de las familias, que se descargan y uno absorbe eso y se lo lleva a su casa. Pero realmente a mí siempre me encantó esa función y la disfruté”.
Según dice, en sus más de cuarenta años de ejercicio la profesión cambió mucho. Es que antes “había mucha menos presión desde el punto de vista fiscal y estatal, ahora el escribano trabaja más para el Estado que para el cliente, porque hay tantas obligaciones extras que le han agregado que a veces se deja de lado un poco la profesión para cumplir con todas esas disposiciones”.
Con todo, considera que “la palabra del escribano es fundamental”, y añade: “Por eso uno lucha siempre para que el profesional sea lo mejor posible. Para el escribano son trascendentales los principios morales”.
Finalmente, se jubiló en 2012.

Amor por la Laguna
Villores siempre fue un amante “del agua y del verde” y por eso desde hace mucho tiempo considera que el Parque Natural Laguna de Gómez es “el lugar ideal para vivir”.
Aficionado a la pesca, en 1980 se compró una lancha y empezó a ir seguido a la Laguna y al Club Náutico.
De a poco, esa afición por la Laguna se fue haciendo una pasión.
Villores recuerda risueño que en una oportunidad le comentó a Ricardo Gralatto que le interesaba algún lote del Parque Natural y al otro día lo llamó y le dijo: “Néstor, te compré una casilla al lado de mi casa, tenés que ir a pagarla”.
Según dice, “era una casilla de madera de las típicas de la Laguna” y al verla pensó enseguida que “no la podía dejar pasar por el lugar en el que estaba ubicada y la vista que tenía”.
Así fue como pudo adquirir un espacio en su lugar en el mundo. “Hoy la disfrutamos mucho, si podemos venimos todos los días, ver el amanecer o el atardecer acá ya justifica la inversión”.
El vínculo con su entorno lo llevó a involucrarse en la sociedad de fomento de manera activa.
“Empecé en la época que la presidía Luis Chami –recuerda– y yo acompañé cuando empezó a hacerse la obra de extensión del agua corriente. Ahí tomé a mi cargo el control del dinero que entraba y salía, y así empezó mi relación, que se extendió por el hecho de vivir acá”.
El compromiso lo llevó a la presidencia de la entidad, cargo que ocupa desde hace más de un lustro.
“Uno es un enamorado de la Laguna y trabajar para el Parque Natural es una gran satisfacción –agrega– .Esto me ayudó mucho para la jubilación, porque uno siempre piensa qué va a hacer cuando llegue ese momento y acá no me dieron tiempo para pensarlo porque había demasiadas cosas por hacer”.

Balance
Por último, al momento de hacer un balance, Néstor Villores analiza: “Estoy muy agradecido con la vida porque creo que nos dio todo lo que queríamos: tengo una familia, hijos, nietos. Siempre digo que hay una sola cosa que a mí me dolió y fue la muerte anticipada de mi padre, que no pudo disfrutar a sus nietos. Pero nada más. Lo que quisimos hacer nos costó, no fue fácil, pero lo conseguimos”.

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