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PRESIDENTE DE LA INSTITUCIÓN DE ARIAS Y NECOCHEA

Fernando Chiófalo: “Sarmiento está pasando el mejor momento de su historia”

Hace diez años que maneja los destinos de la entidad “verdolaga”. Bajo su mandato, el club creció notablemente y volvió a Primera División después de 35 años. En el medio, también debió sortear momentos de crisis.

Fernando Chiófalo afirma que su relación con Sarmiento comenzó cuando estaba en la panza de su madre. Y justifica: “Mi viejo me hizo socio el 1° de noviembre de 1970, aunque yo nací el 24 días más tarde. Es decir que era socio antes de nacer. A los tres meses tuvo que pagar una multa por no haberme anotado en el Registro Civil. O sea, era socio de Sarmiento pero no existía”, cuenta risueño.
Treinta y cinco años más tarde, Fernando se haría cargo de la presidencia del club, en una gestión que hizo crecer notablemente a la institución  y alcanzó el segundo ascenso a Primera en su historia.

Agrónomo
Chiófalo nació en el barrio El Picaflor, a cinco cuadras del club. Hizo la primaria en la Escuela N° 22 y el secundario en el Instituto San Ignacio.
Cuando egresó, fue a estudiar a La Plata donde se recibió de ingeniero agrónomo.
Entró en Ishihara, una empresa que comercializaba agroquímicos.
Un año más tarde se mudó a Nueve de Julio para trabajar en otra firma. Posteriormente, en el año 2002, se abrió su camino al poner su propia agronomía en Lincoln.

El club
De joven practicó hóckey sobre patines y fútbol en Sarmiento, pero solo durante un tiempo porque “era muy vago” y no le gustaba entrenar.
Como buen fanático del Verde, siempre fue a la cancha a hinchar por su equipo. Y también aportó lo suyo en algunas comisiones directivas.
Cuando se fue a Nueve de Julio, debió alejarse. Después volvió a vivir a Junín y fue vocal en la comisión de Arnoldo Puchetta.
Finalmente, en el año 2005 aceptó armar un grupo y hacerse cargo de la presidencia de Sarmiento.

Presidente
“El club estaba descendido, sin jugadores, con un cuerpo técnico contratado, a quince días de empezar el campeonato, y sin luz”. Así resume Chiófalo la situación de Sarmiento al momento de su asunción.
De a poco empezaron “a equilibrar los números” y una vez que se logró, el paso siguiente fue pagar deudas: “Creo que obtuvimos mucha credibilidad, acá nadie le fiaba al club, Sarmiento era una mala palabra en ese momento, lamentablemente”.
Según dice, “pasaron dos o tres años hasta que se pudo poner al club en cero” y entonces arrancaron con las obras. “Yo estaba convencido de que necesitábamos infraestructura”, remarca Chiófalo.
Así fue como se hizo el restaurante, un gimnasio, los consultorios, la Ciudad Deportiva, las canchas de tenis, se compró un micro de dos pisos, se armó el club de Campo, se construyeron los palcos y las cabinas de transmisión, y las canchas sintéticas de fútbol cinco.

Crisis
En el año 2010 Sarmiento llevaba 12 puntos de ventaja sobre el segundo faltando diez fechas, pero una mala racha impidió el ascenso. A ese hecho le sobrevino una crisis cuando las hijas del presidente recibieron una amenaza telefónica anónima.
“Yo había decidido irme –recuerda Chiofalo– cuando me pintaron la casa y amenazaron a mis hijas, se pasó una barrera”. No obstante, una marcha multitudinaria en apoyo a su gestión le hizo rever su decisión.
“Fue un cambio muy importante esa manifestación –asevera– yo era el presidente de un club y me parecía que había cosas mucho más importantes en ese momento en la sociedad, y que hagan una marcha tan significativa fue algo que me llegó mucho”.

A Primera
En 2012 Sarmiento llegó al Nacional B y dos años más tarde subió a Primera División. Un hecho que Chiófalo recuerda con una enorme satisfacción: “Fue un sueño. Fue una locura, un mundo de gente. Veía a los abuelos llorando, que nos agradecían porque pensaban que nunca iban a volver a ver a Sarmiento en Primera, y eso era lo que más nos llenaba el corazón. No se puede describir lo que fue, hay que vivirlo”.
No obstante, esta dirigencia se planteó nuevas metas. “El gran objetivo de Sarmiento es mantener la categoría –explica Chiófalo– porque estás peleando con los grandes clubes de la Argentina, que tienen otra estructura. Pero, con nuestras armas, yo quiero salir campeón. Estamos preparados para cualquier desafío. Una vez, cuando estábamos en la B, yo dije que sueño con jugar la Libertadores. Mientras vea que no tenemos techo, siempre quiero ir por más”.

Balance
Chiófalo sabe que después de diez años como dirigente “hay un desgaste”, pero no escapa a su responsabilidad y su deseo.
Además, está convencido de que el club “está pasando el mejor momento de su historia, haciendo un análisis frío, porque en su momento, en el 80, cuando Sarmiento ascendió tuvo problemas económicos, perdió capital, perdió una sede, y hoy el club mantuvo la Primera con su presupuesto, sin arriesgar nada”.
Los objetivos para este semestre si “inaugurar la tribuna, la ciudad deportiva, la cancha de hockey sintética y comprar el micro”.

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